Año 4• No. 154 • octubre 4 de 2004 Xalapa • Veracruz • México
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Se descuida el factor cultural y
humano en el campo de la medicina
Alma Espinosa

Es necesario incorporar asignaturas de carácter antropológico y cultural en la carrera de Medicina, con la finalidad de crear una sensibilidad en el estudiante que lo haga capaz de entender y atender a los habitantes de comunidades indígenas, afirmó en entrevista Juan Antonio Flores Martos, catedrático de la Universidad de Castilla-La Mancha, España.

Además de brindarle una atención adecuada a los indígenas, los médicos deben tener la capacidad de reconocer que si se trabaja en conjunto con la medicina tradicional y se mantiene una amplia comunicación en la que se reconozca el valor de ambas disciplinas, el beneficio para los pacientes será aún más amplio, explicó.


Juan Antonio Flores Martos, impartió curso sobre medicina intercultural.
Precisamente este es el mensaje que la Oficina Panamericana de Salud promueve intensamente, de acuerdo con el académico que ofreció el curso teórico-práctico Medicina intercultural: Etnografía Crítica y Estudios Latinoamericanos, a estudiantes de posgrado de las facultades de Medicina, Antropología y Enfermería de la UV y del CIESAS-Golfo.

Flores Martos destacó la necesidad de que en los hospitales no sólo se invierta en infraestructura, sino que se ponga mayor atención en el factor humano principalmente para atender a los indígenas. Desafortunadamente, dijo, no existen proyectos que tomen en cuenta el tema, a excepción del Hospital Intercultural “Daniel de Bracamontes”, de Potosí, Bolivia.

A partir de 2000, explicó, el Hospital Intercultural ha abierto oficinas especiales para los indígenas y lo más importante es que han capacitado a varias personas para brindarles una atención de calidad y que les auxilien en los trámites que se requieren e incluso en la traducción de las consultas médicas. Estas personas también acuden a las comunidades para presentarse e informar que son ellos a quienes se deben dirigir cuando acudan a la institución para solicitar algún servicio, explicó el académico.

En México, abundó, sólo se ha dado un caso en Campeche, en donde el médico y antropólogo Roberto Campos Navarro propuso instalar hamacas en la unidad de maternidad de un hospital de la localidad. Esto con la finalidad de que las mujeres pudieran dar a luz, dormir y descansar en sitios más cómodos.

Al referirse a los pocos proyectos que existen en nuestro país por acercarse a los indígenas y por la falta de reconocimiento de su sabiduría, Flores Martos afirmó que siente que: “Todavía no hay una apuesta real, todavía a los médicos tradicionales se les sigue llamando curanderos y no se respeta su saber. Los médicos alópatas los miran por encima del hombro, incluso los denuncian. Sin embargo, los médicos tradicionales han demostrado sus pasos en la medicina intercultural. A veces recetan medicinas de patente, a veces dicen ‘yo no lo puedo curar vaya usted con el médico del hospital’. Ellos sí están entendiendo”.

Este tema fue abordado en el curso, en el que también se presentó el libro Salud e interculturalidad en América Latina. Perspectivas antropológicas, de Gerardo Fernández Juárez. El texto resalta la importancia de entender que la medicina intercultural es una carretera de doble sentido, pues tanto hay gente indígena que busca al médico, como hay gente de clases medias y medias altas que se meten en una carretera y buscan en un pueblito a un médico tradicional o a un chamán para curarse algo que ni los psiquiatras, psicólogos, médicos y sacerdotes han podido aliviar.