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Nuestra otra voz
La situación social de Juchitán
Karina Arriaga Murrieta
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Pablo
de Jesús Aquino López nació en Juchitán
de Zaragoza, Oaxaca, localidad ubicada en el Istmo de Tehuantepec.
Cuenta que, cuando era muy pequeño, tuvo que mudarse a Nanchital
de Lázaro Cárdenas del Río, Veracruz, pues su
padre empezó a trabajar en Petroquímicas Pajaritos.
Hace casi dos años, en un intento por aprender más de
la compleja sociedad que lo rodea, ingresó a la licenciatura
de Sociología y está a punto concluir el cuarto semestre.
Atento a las expresiones culturales que se manifiestan en la UV y
tras una reflexión sobre su propia identidad, él decidió
relatar lo siguiente acerca de su tierra natal: |
![](images/Pablo%20de%20Jes%FAs%20Aquino%20(Otra%20voz)(1).gif)
Jesús
Aquino López |
Actualmente
Juchitán es una ciudad grande, con una población de
alrededor 500 mil habitantes, pues ha crecido y se ha urbanizado bastante,
aunque aún conserva algunos rasgos típicos. Algo que
puede verse en Juchitán es que la mayoría de la población
está integrada por mujeres, las cuales sostienen sus hogares
y sacan adelante a sus familias.
Uno de los edificios más bonitos del lugar es la iglesia
de San Vicente, cuya arquitectura es notable. También hay muchos
mercados que reúnen a gente de los alrededores para comerciar
productos del campo, artesanías y joyas de oro, ya que allá
se acostumbra portarlas en fechas importantes y de manera prolija.
Para subsistir muchos se dedican a cultivar el campo; siembran
tomate, plátano dominico, nuez, garbanzo, toronja e ixtle,
entre otros, y los que no cuentan con mucho terreno para sembrar tienen
hortalizas. Otros se dedican a la ganadería.
En mi tierra se conservan todavía varias tradiciones,
costumbres y hasta la lengua, ya que un gran porcentaje de los habitantes
habla zapoteco.
Entre las costumbres que puedo mencionar está la del
novio que se roba a la novia. Esto quiere decir que el hombre se lleva
a la muchacha que le interesa a vivir a la casa de éste, con
sus padres. Más tarde, manda un mensaje a los progenitores
de la susodicha para avisarles que está con él. Entonces,
los familiares de la novia visitan la casa del novio y allí
les brindan un pan llamado marquesote y mexcal. Lo que procede entonces,
es comprobar la virginidad de la mujer, por lo que, a solas, el muchacho
pone un paño en la parte íntima de su novia para saber
si es así. Si no es virgen, se acostumbra reclamar al padre
y el futuro esposo puede pedir una indemnización por engaño.
Esta costumbre ya está en desuso, ya que ahora las parejas
se unen de otra manera, mucho más convencional visto desde
la mente mestiza.
Por otra parte, Juchitán presenta una problemática
social que ha creado un ambiente de inseguridad. Hay un gran índice
de alcoholismo entre los hombres, traficantes de drogas, paso de indocumentados
y violencia generada por personas que vienen de fuera, como los jóvenes
que pertenecen a la Mara Salvatrucha.
Además, he visto un fenómeno de aculturación
en los jóvenes, pues prefieren actuar de acuerdo a influencias
extranjeras, sobre todo de Estados Unidos. Como contraste, existen
grupos de jóvenes que han creado un movimiento de izquierda,
quienes están muy interesados en rescatar las manifestaciones
culturales y artísticas del pueblo de diversas maneras.
En cuanto a las personas de más edad, éstas prefieren
conservar sus costumbres. Es típico ver a grupos de ancianos
tocando la guitarra y contando anécdotas en zapoteco.
Otra característica en Juchitán que llama la atención,
a nivel social, es que se da mucho el homosexualismo de manera abierta.
Además, hay un transexualismo marcado. La gente lo tolera y
acepta, pero aún hay rasgos de homofobia entre la población
masculina.
Yo no hablo zapoteco, creo, he de reconocerlo, porque tal vez
me avergonzaba aprenderlo y lo que los demás pensaran de mí;
pero ahora lo lamento, ya que me he dado cuenta del valor que éste
tiene y del lazo que puede representar con mi gente.
Hoy en día me gustaría aprender los bailes, la
lengua, y preservar algunas tradiciones de mi tierra natal, pese a
que ya no estoy allá y no puedo definirme como un auténtico
indígena, puesto que hace falta convivir a diario con la comunidad
para serlo. Sin embargo, estoy en la búsqueda de mi identidad
y lo indígena forma parte fundamental de ello. |
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