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Nuestra
otra voz
Forja
entre nubes y montañas
a nuevas generaciones de músicos
Karina Arriaga Murrieta
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La
fiesta de la Asunción
Una de las razones para visitar a la comunidad fue la fiesta de la
virgen de la Asunción, cuya fecha es el 15 de agosto. Cada
año la gente se prepara para esta celebración, una de
las más importantes en esta localidad. Realizarla representa
días enteros de preparativos y organización entre los
habitantes, que se designan entre sí en comisiones y si alguno
no la cumple es castigado por la comunidad, de acuerdo a la autoridad
del pueblo.
Dada la tradición musical de Santa María Tlahuitoltepec,
es obvio que la música no puede faltar en esta festividad ni
los encuentros de bandas y su consabida competitividad amistosa. Además,
se organizan muestras de bailes folklóricos, representaciones
del teatro comunitario y encuentros deportivos. Es por ello que en
los cinco días que dura la fiesta nunca de deja de haber algo
qué hacer. |
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Durante
la visita que la Unapei tuvo la fortuna de hacer, pudimos constatar
que el 13 de agosto arribaron dos bandas correspondientes a los pueblos
aledaños de Santiago Atitlán y Vacochi. Cada banda iba
acompañada por la autoridad de su comunidad y fueron recibidas
por el agente municipal de Tlahuitoltepec, quien le entregó
a cada uno flores y cirios, como muestra de agradecimiento y amistad
por haber acudido a la fiesta. Tras el recibimiento, se echaron cuetes
y las bandas tocaron dianas, incluida la banda local. Esto marcó
el día de la Calenda, con lo cual dio inicio la fiesta. |
Por
la noche de ese mismo día, aun con una fina y pertinaz lluvia,
se llevo a cabo un colorido baile al son de los tambores, trompetas,
tubas y flautas, acompañado de un desfile de mojigangas que
alegraba la vista. Y aunque el viento frío azotaba al cuerpo,
éste se ignoró mientras se daban pasitos para bailar
a la usanza mixe, mientras un trago de mezcal calentaba poco a poco
los ateridos músculos.
Aunque, he de decir que para los habitantes las bajas temperaturas
son cosa cotidiana, no así para los visitantes, como el caso
de nosotros que tuvimos la suerte de que nos prestaran gabanes y rebozos
manufacturados en esta región para abatir el frío.
A tono de banda se inició el baile, la primera tanda dedicada
a los mayordomos que hospitalariamente dieron de comer y hospedaron
a los músicos, así como a parte de los invitados a la
fiesta. Al término todos se fueron a casa, pues había
que empezar muy temprano la siguiente jornada.
El 14 de agosto empezó con una misa a las 7:00 horas, después
hubo una competencia entre las bandas, las cuales estaban ubicadas
en el centro del pueblo para que todos escucharan. Cada banda tocó
una tanda de sones y jarabes, al terminarla daba paso a la otra para
alternarse así durante la mayor parte del día. Uno de
los acontecimientos más notables a lo largo de la jornada fue
la inauguración de un museo comunitario, a iniciativa de los
habitantes.
Las piezas que se exhiben en este pequeño museo son eclécticas
y hablan de la historia de Tlahuitoltepec, pues puede encontrarse
desde vasijas de barro en forma de maguey, una serpiente en formol
que fue atrapada mientras construían un camino o los bastones
tradicionales que se les entrega a las autoridades locales cada vez
que hay cambio de gobierno en la comunidad. |
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Durante
la noche fue la quema del castillo que brindó un espectáculo
de luz y pólvora al ir descifrando las figuras que se quemaban
en éste. Los cuetes no faltaron, ni el mezcal, ni la reunión
gloriosa de todos los músicos de las bandas, quienes interpretaron
varias piezas para el beneplácito de todos como si fuesen una
sola banda.
El 15, día de la Asunción el regreso para el quipo de
la Unapei era inminente, pero la fiesta todavía iba a durar
tres días más. Ese domingo la mayoría despertó
muy temprano para llevarle mañanitas a la virgen, justo a las
cinco y media de la mañana. Después se reunieron en
casa de los capitanes o mayordomos para desayunar y más tarde
retornaron a la iglesia para la misa grande a las 11:00
horas. Por la tarde se presentó un ballet de danza folklórica
donde niños y adultos participaron, para concluir con un baile,
sólo que esta vez no fue amenizado por las bandas sino por
un grupo procedente de Oaxaca.
El lunes fue acaparado por el teatro comunitario que parodió
acontecimientos actuales desde la perspectiva mixe. Hubo música
de banda nuevamente y se cerró el día al obsequiar a
todos los presentes golosinas y frutas. El martes 17 la fiesta ya
daba el adiós desde temprano con otras mañanitas para
la virgen y luego una comida merecida a los músicos visitantes,
a quienes se despidió durante la tarde con unas dianas, flores
y cirios.
Esta es una somera forma de describir el sentir y la actividad mixe
durante la fiesta de la Asunción. Para describir a detalle
cada preparativo, cada suceso, cada baile, cada nota, haría
falta escribir un libro y tratar de llenarlo de los aromas, sabores
y, sobre todo, de la hospitalidad de los habitantes de Santa María
Tlahuitoltepec.
A través de esta nota enviamos un agradecimiento a nuestros
amigos Víctor Sabino Rivera Martínez, Irma y Emma Díaz
Gutiérrez (estudiantes Unapei), por la invitación
para visitar su tierra y ser nuestros anfitriones. |
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