Año 4 • No. 155 • octubre 11 de 2004 Xalapa • Veracruz • México
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Nuestra otra voz
Forja entre nubes y montañas
a nuevas generaciones de músicos
Karina Arriaga Murrieta

La fiesta de la Asunción
Una de las razones para visitar a la comunidad fue la fiesta de la virgen de la Asunción, cuya fecha es el 15 de agosto. Cada año la gente se prepara para esta celebración, una de las más importantes en esta localidad. Realizarla representa días enteros de preparativos y organización entre los habitantes, que se designan entre sí en comisiones y si alguno no la cumple es castigado por la comunidad, de acuerdo a la autoridad del pueblo.

Dada la tradición musical de Santa María Tlahuitoltepec, es obvio que la música no puede faltar en esta festividad ni los encuentros de bandas y su consabida competitividad amistosa. Además, se organizan muestras de bailes folklóricos, representaciones del teatro comunitario y encuentros deportivos. Es por ello que en los cinco días que dura la fiesta nunca de deja de haber algo qué hacer.
Durante la visita que la Unapei tuvo la fortuna de hacer, pudimos constatar que el 13 de agosto arribaron dos bandas correspondientes a los pueblos aledaños de Santiago Atitlán y Vacochi. Cada banda iba acompañada por la autoridad de su comunidad y fueron recibidas por el agente municipal de Tlahuitoltepec, quien le entregó a cada uno flores y cirios, como muestra de agradecimiento y amistad por haber acudido a la fiesta. Tras el recibimiento, se echaron cuetes y las bandas tocaron dianas, incluida la banda local. Esto marcó el día de la Calenda, con lo cual dio inicio la fiesta.
Por la noche de ese mismo día, aun con una fina y pertinaz lluvia, se llevo a cabo un colorido baile al son de los tambores, trompetas, tubas y flautas, acompañado de un desfile de mojigangas que alegraba la vista. Y aunque el viento frío azotaba al cuerpo, éste se ignoró mientras se daban pasitos para bailar a la usanza mixe, mientras un trago de mezcal calentaba poco a poco los ateridos músculos.

Aunque, he de decir que para los habitantes las bajas temperaturas son cosa cotidiana, no así para los visitantes, como el caso de nosotros que tuvimos la suerte de que nos prestaran gabanes y rebozos manufacturados en esta región para abatir el frío.

A tono de banda se inició el baile, la primera tanda dedicada a los mayordomos que hospitalariamente dieron de comer y hospedaron a los músicos, así como a parte de los invitados a la fiesta. Al término todos se fueron a casa, pues había que empezar muy temprano la siguiente jornada.

El 14 de agosto empezó con una misa a las 7:00 horas, después hubo una competencia entre las bandas, las cuales estaban ubicadas en el centro del pueblo para que todos escucharan. Cada banda tocó una tanda de sones y jarabes, al terminarla daba paso a la otra para alternarse así durante la mayor parte del día. Uno de los acontecimientos más notables a lo largo de la jornada fue la inauguración de un museo comunitario, a iniciativa de los habitantes.
Las piezas que se exhiben en este pequeño museo son eclécticas y hablan de la historia de Tlahuitoltepec, pues puede encontrarse desde vasijas de barro en forma de maguey, una serpiente en formol que fue atrapada mientras construían un camino o los bastones tradicionales que se les entrega a las autoridades locales cada vez que hay cambio de gobierno en la comunidad.
Durante la noche fue la quema del castillo que brindó un espectáculo de luz y pólvora al ir descifrando las figuras que se quemaban en éste. Los cuetes no faltaron, ni el mezcal, ni la reunión gloriosa de todos los músicos de las bandas, quienes interpretaron varias piezas para el beneplácito de todos como si fuesen una sola banda.

El 15, día de la Asunción el regreso para el quipo de la Unapei era inminente, pero la fiesta todavía iba a durar tres días más. Ese domingo la mayoría despertó muy temprano para llevarle mañanitas a la virgen, justo a las cinco y media de la mañana. Después se reunieron en casa de los capitanes o mayordomos para desayunar y más tarde retornaron a la iglesia para la misa “grande” a las 11:00 horas. Por la tarde se presentó un ballet de danza folklórica donde niños y adultos participaron, para concluir con un baile, sólo que esta vez no fue amenizado por las bandas sino por un grupo procedente de Oaxaca.

El lunes fue acaparado por el teatro comunitario que parodió acontecimientos actuales desde la perspectiva mixe. Hubo música de banda nuevamente y se cerró el día al obsequiar a todos los presentes golosinas y frutas. El martes 17 la fiesta ya daba el adiós desde temprano con otras mañanitas para la virgen y luego una comida merecida a los músicos visitantes, a quienes se despidió durante la tarde con unas dianas, flores y cirios.

Esta es una somera forma de describir el sentir y la actividad mixe durante la fiesta de la Asunción. Para describir a detalle cada preparativo, cada suceso, cada baile, cada nota, haría falta escribir un libro y tratar de llenarlo de los aromas, sabores y, sobre todo, de la hospitalidad de los habitantes de Santa María Tlahuitoltepec.

A través de esta nota enviamos un agradecimiento a nuestros amigos Víctor Sabino Rivera Martínez, Irma y Emma Díaz Gutiérrez (estudiantes Unapei), por la invitación para visitar su tierra y ser nuestros anfitriones.