Año 4 • No. 155 • Octubre 11 de 2004 Xalapa • Veracruz • México
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Analizan en la UV la construcción de la identidad jarocha
Jarochos, verdaderos defensores
de la Nueva España
Edith Escalón
Durante la colonia, la principal defensa de la Nueva España no dependió del ejército permanente, sino de las milicias integradas por algunos blancos, afromestizos, mestizos o indígenas desarraigados de su pueblo que estaban asentados en la tierra caliente de Veracruz, explicó Juan Ortiz Escamilla, investigador de la UV.

Al participar en el II Congreso Internacional Fuerzas Militares en Iberoamérica, organizado por la UV, el historiador universitario recordó cómo a partir de la segunda mitad del siglo XVIII, la provincia de Veracruz se volvió importante, tanto por sus habitantes, como por sus condiciones de vida, habilidades, limitaciones, carencias, potencialidades; las condiciones geofísicas del estado, los recursos naturales, los relieves topográficos y las enfermedades.


Juan Ortiz Escamilla.
“Ellos (los costeños) estaban acostumbrados a la vida sencilla, a las incomodidades, a la inclemencia del tiempo, a las amenazas de animales, etcétera. Lo que representaba una ventaja para la defensa del virreinato”, comentó.

Explicó que la creación de los cuerpos milicianos (fuerza de defensa) tuvo tres funciones básicas: estar preparados para prever un ataque, tener un mecanismo de control social de castas y formar un organismo que pudiera transmitir la nueva educación basada en la ilustración.

Además, dijo, los militares delegaron en estos habitantes la responsabilidad de la defensas porque sus servicios costaban muy poco, evitaban exponer la salud de soldados profesionales (pues había muchas enfermedades en ese entonces); conocían a la perfección la geografía veracruzana y además, eran muy ágiles y siempre andaban armados, incluso en sus casas.

En la conferencia, Ortiz Escamilla abordó un aspecto fundamental de estos cuerpos milicianos: la percepción que se tenía de sus agremiados, pues se les definió y percibió de distintas maneras: “Al principio de la colonia se les identificaba como ‘mulatos y negros’, luego, como ‘morenos y pardos’, durante la guerra civil de 1810 se les consideraba ‘trigueños’ y después de la independencia mexicana, se generalizó el nombre de ‘jarochos’.”