Año 4 • No. 156 • octubre 18 de 2004 Xalapa • Veracruz • México
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Experiencias de un profesor indígena
Karina Arriaga Murrieta
Originario de la sierra de Zongolica, Veracruz, para ser más precisos de la pequeña comunidad de Citlalapa, Sósimo Romero Domínguez ha descubierto nuevas formas de asentar su identidad indígena sin por ello dejar de aprender de nuevas culturas. Con insaciable curiosidad ha cursado la carrera de Lengua Inglesa en la ciudad de Xalapa y durante su estadía en la facultad ganó una beca para estudiar japonés en Japón, por parte de la Fundación Japón. Modesto pero seguro de sí mismo, Sósimo da cursos de inglés a estudiantes de la Unidad de Apoyo Académico para Estudiantes Indígenas, clases de japonés particulares, sabe un poco de francés, además de recordar la lengua de sus padres y tierra con cariño, el náhualt.

“Citlapa es pequeña y antes pertenecía a la comunidad de Comalapa. Varias personas que no estaban de acuerdo con que no todos participaran en beneficio del pueblo decidieron separase de esa comunidad, crearon una nueva escuela y formaron un nuevo pueblo con una población de 500 habitantes, la mayoría familiares entre sí. Así nació Citlapa. Allí hay mucha vegetación, parece un paraíso, es increíble porque se puede cosechar cualquier tipo de fruta. Lo más frecuente es sembrar maíz, chile y fríjol, aunque antes también se acostumbraba el café pero ya sabemos como está la situación de éste y por ello dejó de cultivarse. La mayoría de la gente se dedica al campo, pero de vez en cuando algunos deciden trabajar temporalmente cuando hay construcciones cercanas de caminos o carreteras.


Sósimo Romero Domínguez.
”Antes el 18 y 19 de marzo se celebraba a San José, por lo que se organizaban carreras de cabellos, una gran procesión y misas. Sin embargo, eso ya se perdió. Lo que sí se conserva es la hospitalidad y muchas buenas actitudes entre los habitantes, ya que existe una gran unidad entre ellos. La solidaridad de la comunidad puede notarse, por ejemplo, en el camino que hay para llegar al pueblo, pues lo han construido poco a poco los mismos lugareños.

”La tradición más importante que aún se conserva con religiosidad en Citlapa es la de Todos Santos, es como el renacer, cambias muchas cosas en ti y a tu alrededor, como la ropa, la rutina del trabajo y tu casa. Haces una renovación. La gente que está lejos llega en esos días a visitar a sus familiares, los compadres se intercambian obsequios, hay alegría y todos buscan qué hacer para que el altar esté listo a tiempo. Todos Santos es una convivencia de cooperación, de estrechar los vínculos familiares que yo disfruto mucho. Los preparativos son varios, por mencionar algunos, el pan de agua que se acostumbra comer en esa fecha se manda a hacer una o dos semanas antes, se elaboran los tamales típicos con hoja malintzin, se buscan las flores y se hacen los arcos con antelación. En la comunidad la Navidad es un día común y no tiene la importancia de Todos Santos ”Conservo una relación estrecha con mi familia no así con la comunidad, pese a que sí me gusta retornar a ella. Desde que me fui de allí para estudiar, cada vez que regreso noto cierto recelo en la gente, supongo que piensan que uno está cambiado y ya no te hablan de la misma manera.

”La comida, las tortillas calientes, el sazón de mi mamá, el maíz molido, el picante, los frijoles cosechados por la misma familia, son cosas que uno extraña al estar lejos del hogar.

”El deseo de seguir los pasos de mis hermanos fue lo que me impulsó, en un primer momento, para salir de mi hogar. Desde que tenía seis años viví con otros familiares y aprendí a trabajar, recuerdo que cortaba café con mis primos y nos pagaban por kilo, nos iba muy bien. Cuando estaba en la secundaria me levantaba a las cinco de la mañana para recibir el pan de una tienda donde laboraba. La preparatoria la cursé en Puebla, donde trabajé en una maquiladora al mismo tiempo que tomaba clases de inglés. También trabajé en un periódico como reportero y participé en un programa de radio.

”Me han quedado muchas experiencias buenas de los trabajos que he tenido y nunca he perdido el deseo de seguir aprendiendo, de continuar mi formación. Mi meta siempre fue estudiar una licenciatura, me decidí por la carrera de Lengua Inglesa en Xalapa y, aunque me tardé algunos años en lograrlo, al final pude cursarla».


Sósimo imparte clases de inglés
a estudiantes de la Unapei.
Sósimo fue miembro activo de la consejería de la Facultad de Idiomas y debido a su buen desempeño como alumno, lo llamaron varias veces para que cubriera algunas horas como profesor cuando estaba por concluir sus estudios. Justo cuando estaba en el último semestre de su carrera la Unapei lo contactó y él mostró gran interés por pertenecer al programa. Incluso parte de su trabajo de tesis lo ha basado en experiencias encontradas al fungir como profesor de inglés de estudiantes Unapei, toda vez que investiga acerca del aprendizaje del inglés como tercera lengua en alumnos indígenas. Al respecto comentó:

”El convivir con gente que comparte las mismas costumbres, tradiciones y que ha enfrentado o enfrenta problemas como tú, es muy bueno, porque no existen tantas limitaciones para socializar. Cuando uno llega como indígena a la universidad es difícil cubrir algunas carencias que traes debido a la educación que recibiste, pues lamentablemente a veces las clases y los recursos con los que cuentas en una comunidad no se comparan a los que un estudiante de ciudad sí puede tener. Recuerdo que me costaba mucho trabajo investigar en bibliotecas porque nunca había estado en una como tal, y luego las personas no te atendían de buena manera. Por eso ahora que veo un avance en mis alumnos, a los que realmente les ha interesado acudir al curso y que han mostrado grandes avances, me lleno de satisfacción y me motivan a seguir”.