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Nuestra
otra voz
Experiencias de un profesor indígena
Karina Arriaga Murrieta |
Originario
de la sierra de Zongolica, Veracruz, para ser más precisos
de la pequeña comunidad de Citlalapa, Sósimo Romero
Domínguez ha descubierto nuevas formas de asentar su identidad
indígena sin por ello dejar de aprender de nuevas culturas.
Con insaciable curiosidad ha cursado la carrera de Lengua Inglesa
en la ciudad de Xalapa y durante su estadía en la facultad
ganó una beca para estudiar japonés en Japón,
por parte de la Fundación Japón. Modesto pero seguro
de sí mismo, Sósimo da cursos de inglés a estudiantes
de la Unidad de Apoyo Académico para Estudiantes Indígenas,
clases de japonés particulares, sabe un poco de francés,
además de recordar la lengua de sus padres y tierra con cariño,
el náhualt.
Citlapa es pequeña y antes pertenecía a la comunidad
de Comalapa. Varias personas que no estaban de acuerdo con que no
todos participaran en beneficio del pueblo decidieron separase de
esa comunidad, crearon una nueva escuela y formaron un nuevo pueblo
con una población de 500 habitantes, la mayoría familiares
entre sí. Así nació Citlapa. Allí hay
mucha vegetación, parece un paraíso, es increíble
porque se puede cosechar cualquier tipo de fruta. Lo más frecuente
es sembrar maíz, chile y fríjol, aunque antes también
se acostumbraba el café pero ya sabemos como está la
situación de éste y por ello dejó de cultivarse.
La mayoría de la gente se dedica al campo, pero de vez en cuando
algunos deciden trabajar temporalmente cuando hay construcciones cercanas
de caminos o carreteras. |
Sósimo
Romero Domínguez.
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Antes
el 18 y 19 de marzo se celebraba a San José, por lo que se
organizaban carreras de cabellos, una gran procesión y misas.
Sin embargo, eso ya se perdió. Lo que sí se conserva
es la hospitalidad y muchas buenas actitudes entre los habitantes,
ya que existe una gran unidad entre ellos. La solidaridad de la comunidad
puede notarse, por ejemplo, en el camino que hay para llegar al pueblo,
pues lo han construido poco a poco los mismos lugareños.
La tradición más importante que aún se
conserva con religiosidad en Citlapa es la de Todos Santos, es como
el renacer, cambias muchas cosas en ti y a tu alrededor, como la ropa,
la rutina del trabajo y tu casa. Haces una renovación. La gente
que está lejos llega en esos días a visitar a sus familiares,
los compadres se intercambian obsequios, hay alegría y todos
buscan qué hacer para que el altar esté listo a tiempo.
Todos Santos es una convivencia de cooperación, de estrechar
los vínculos familiares que yo disfruto mucho. Los preparativos
son varios, por mencionar algunos, el pan de agua que se acostumbra
comer en esa fecha se manda a hacer una o dos semanas antes, se elaboran
los tamales típicos con hoja malintzin, se buscan las
flores y se hacen los arcos con antelación. En la comunidad
la Navidad es un día común y no tiene la importancia
de Todos Santos Conservo una relación estrecha con mi
familia no así con la comunidad, pese a que sí me gusta
retornar a ella. Desde que me fui de allí para estudiar, cada
vez que regreso noto cierto recelo en la gente, supongo que piensan
que uno está cambiado y ya no te hablan de la misma manera.
La comida, las tortillas calientes, el sazón de mi mamá,
el maíz molido, el picante, los frijoles cosechados por la
misma familia, son cosas que uno extraña al estar lejos del
hogar.
El deseo de seguir los pasos de mis hermanos fue lo que me impulsó,
en un primer momento, para salir de mi hogar. Desde que tenía
seis años viví con otros familiares y aprendí
a trabajar, recuerdo que cortaba café con mis primos y nos
pagaban por kilo, nos iba muy bien. Cuando estaba en la secundaria
me levantaba a las cinco de la mañana para recibir el pan de
una tienda donde laboraba. La preparatoria la cursé en Puebla,
donde trabajé en una maquiladora al mismo tiempo que tomaba
clases de inglés. También trabajé en un periódico
como reportero y participé en un programa de radio.
Me han quedado muchas experiencias buenas de los trabajos que
he tenido y nunca he perdido el deseo de seguir aprendiendo, de continuar
mi formación. Mi meta siempre fue estudiar una licenciatura,
me decidí por la carrera de Lengua Inglesa en Xalapa y, aunque
me tardé algunos años en lograrlo, al final pude cursarla». |
Sósimo
imparte clases de inglés
a estudiantes de la Unapei.
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Sósimo
fue miembro activo de la consejería de la Facultad de Idiomas
y debido a su buen desempeño como alumno, lo llamaron varias
veces para que cubriera algunas horas como profesor cuando estaba
por concluir sus estudios. Justo cuando estaba en el último
semestre de su carrera la Unapei lo contactó y él
mostró gran interés por pertenecer al programa. Incluso
parte de su trabajo de tesis lo ha basado en experiencias encontradas
al fungir como profesor de inglés de estudiantes Unapei,
toda vez que investiga acerca del aprendizaje del inglés como
tercera lengua en alumnos indígenas. Al respecto comentó:
El convivir con gente que comparte las mismas costumbres, tradiciones
y que ha enfrentado o enfrenta problemas como tú, es muy bueno,
porque no existen tantas limitaciones para socializar. Cuando uno
llega como indígena a la universidad es difícil cubrir
algunas carencias que traes debido a la educación que recibiste,
pues lamentablemente a veces las clases y los recursos con los que
cuentas en una comunidad no se comparan a los que un estudiante de
ciudad sí puede tener. Recuerdo que me costaba mucho trabajo
investigar en bibliotecas porque nunca había estado en una
como tal, y luego las personas no te atendían de buena manera.
Por eso ahora que veo un avance en mis alumnos, a los que realmente
les ha interesado acudir al curso y que han mostrado grandes avances,
me lleno de satisfacción y me motivan a seguir. |
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