Año 4 • No. 152 • septeimbre 20 de 2004 Xalapa • Veracruz • México
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  Es un oasis en un desierto de mentes conservadoras
No es utopía la educación para todos si se aprovechan las nuevas tecnologías

Ricardo Mercado del Collado, Pablo González Casanova,
Víctor Arredondo y Ruy Pérez Tamayo.
Una educación de calidad que llegue a todos, que sea capaz de superar barreras socioeconómicas, espaciales y temporales; que se muestre como la nueva moneda del progreso, plantee con creatividad y orientación humana modelos innovadores de aprendizaje, y desarrolle en los estudiantes un pensamiento crítico y proactivo, no es una utopía. Una educación así es la que está planteando la universidad pública en el naciente siglo XXI.

Reunidos por la UV, en la ciudad de Xalapa, unos presentes físicamente y otros mediante las nuevas tecnologías, cuatro expertos mundiales coincidieron en que las universidades están llamadas a expandir la educación y permitir la distribución social del conocimiento, en una jornada que abrió los debates del foro internacional Alternativa XXI, que se desarrolló en el marco de la Feria Internacional del Libro Universitario.

Pablo González Casanova y Ruy Pérez Tamayo, ambos académicos de la UNAM, presentes en la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información (USBI-Xalapa), compartieron puntos de vista sobre el tema con los expertos Anthony W. Bates (desde la Universidad de Columbia Británica, en Canadá) y Gabriel Ferraté (desde la Universidad Abierta de Cataluña, en España).

Para los participantes, el elitismo que un tiempo dominó la vida académica quedó atrás. “La universidad no es una biblioteca ni un cúmulo de sabios encerrados en una torre de marfil”, dijo Ruy Pérez Tamayo, aunque la lucha por democratizarla “se libre contra mentes conservadoras, aún en ámbitos insospechados”, añadió González Casanova.

Junto con el rector de la UV, los cuatro científicos y educadores dieron sus puntos de vista sobre cómo se percibe hoy el valor de la educación y el conocimiento y la creciente demanda por ingresar a los estudios universitarios, que vive una expansión exponencial frente a las graves limitaciones de la oferta. Todos coincidieron en que es necesario acrecentar las oportunidades de estudio, siempre y cuando imperen los criterios de calidad y se aprovechen las nuevas tecnologías.


El rector Víctor Arredondo, el condecorado Ruy Pérez Tamayo
y el secretario de Administración y Finanzas Elías Álvarez Vélez.
En opinión de Anthony W. Bates, reconocido gestor de la educación a distancia, tema que dirige en la Universidad de British Columbia, es materialmente imposible cubrir la demanda con educación presencial: “Basta recordar que en Canadá, en los últimos 10 años, la demanda universitaria ha crecido un 50 por ciento y el número de profesores sólo dos por ciento, esto nos da una idea del problema que definitivamente no se soluciona con métodos tradicionales”.

Desde Barcelona, el rector de la Universidad Abierta de Cataluña, Gabriel Ferraté aseguró que en un mundo interconectado, en el que los recursos económicos son cada vez más escasos, la lucha por democratizar el conocimiento se gana precisamente con las armas de la globalización “la gran herramienta es justamente la tecnología de esa sociedad de la información y su capacidad mental para adaptarse a cambios constantes”.

La estrategia que plantean fue el impulso a la educación a distancia y a la universidad virtual, siempre que esté sustentada en un paradigma centrado en el aprendizaje y no en la enseñanza, que forme estudiantes capaces de desarrollar una actitud de permanente búsqueda de nuevos conocimientos y habilidades, voluntario, comprometido, que les ayude a superar las limitaciones físicas y temporales de la educación presencial y acorte la brecha entre ricos y pobres.
Para Bates, “lo que debemos enseñarles a nuestros estudiantes es aprender a aprender, para que cuando salgan de la universidad puedan seguir aprendiendo.

Debemos evitar la facilidad y la absorción de grandes cantidades de información, debemos impulsar a los estudiantes para que puedan vivir en la sociedad con base en el conocimiento”.

Pablo González Casanova, quien impulsó en la UNAM el primer sistema de universidad abierta del país hace más de 40 años, se refirió a las dificultades para lograr el cambio en las instituciones educativas, generalmente conservadoras. Recordó las múltiples expresiones de incredulidad ante la posibilidad de la educación a distancia, y cómo se han logrado avances que permiten echar abajo esos planteamientos de pesimismo.

Al referirse a los avances logrados por la Universidad Veracruzana en materia de educación virtual, cuyo soporte tecnológico permitió enlazar en tiempo real voz e imagen desde tres sitios alejados entre sí (Canadá, España y México), González Casanova señaló: “Siento que en Veracruz encontraron un oasis en medio de un desierto de mentes conservadoras y eso me da mucho gusto, porque significa encontrar la universidad del futuro”.

El rector, Víctor Arredondo, había comentado al inicio de la mesa redonda sobre el trabajo acumulado por la UV en los últimos años para el fortalecimiento de su infraestructura de telecomunicaciones, la formación de un centenar de expertos en educación virtual y el establecimiento de alianzas estratégicas con instituciones líderes del mundo en educación a distancia, lo que posibilitan a la casa de estudios a proponer la creación, en fechas próximas, de un consorcio veracruzano para educación superior a distancia.

Los ponentes coincidieron en que la distancia que media entre desarrollo y subdesarrollo, entre riqueza y pobreza, entre poder y servir, está cada vez más relacionada con el conocimiento. “El conocimiento es poder”, dijo Pérez Tamayo; “es la nueva moneda del progreso”, añadió Víctor Arredondo; para González Casanova, es precisamente esta capacidad de desarrollo que lleva implícito el conocimiento lo que convierte la democratización de la educación en una lucha.

“Muchos dirán que no se puede y seguirán oponiendo los recursos a su alcance para evitar la universidad abierta, la extensión de la cultura, la eliminación de las castas profesionales” dijo el científico mexicano, en lo que coincidió con Gabriel Ferraté, rector de la Universidad Abierta de Cataluña, para quien “disminuir la brecha digital que hoy existe puede facilitar la desaparición de la brecha cultural, y por ende, asegurar un conocimiento que nos lleve hacia el progreso y el desarrollo mundial”.