Año 4 • No. 158 • noviembre 8 de 2004
Xalapa • Veracruz • México
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Desde Inglaterra
Una aproximación a las relaciones
entre México y Gran Bretaña
Fernando N. Winfield Reyes*
Después de la proclamación de la Independencia, Gran Bretaña fue la primera nación europea que dio reconocimiento a México, situación que se formalizó en 1826. Hay que recordar que para el primer cuarto del siglo XIX, en plena etapa de consolidación del proceso de industrialización, las posibilidades de expansión del comercio resultaban estratégicas para los empresarios británicos, así como el interés en la inversión para la explotación de la riqueza minera de nuestro país.

En sus inicios, las relaciones con Inglaterra durante la etapa de la Reina Victoria habrían de transitar en condiciones amistosas, habiendo antecedentes alentadores en la mediación por parte de la Corona Británica en el conflicto de México con Francia en 1838, así como el arreglo para la supresión de la venta de armamento inglés a los indígenas sublevados de Yucatán desde la frontera con Belice, destacándose además la participación de México en la Exposición Universal de Londres en 1851.

Hasta 1861 en que el gobierno del Presidente Benito Juárez decreta la suspensión de pagos de deuda externa, lo que origina una convención denominada la Triple Alianza en la que originalmente participan como naciones asociadas y afectadas España, Francia e Inglaterra, aunque sólo Francia interviene militarmente después con la invasión que lleva a México a Maximiliano de Habsburgo, a quien se nombraría “Emperador de México”, hasta su caída y fusilamiento.

Hacia 1877 y 1878 se realizan gestiones bilaterales para reanudar relaciones diplomáticas que habrán de desembocar en el llamado “Convenio sobre Reanudación de Relaciones entre México y Gran Bretaña” en 1884, siendo Presidente de la República Manuel González. Con ello se fomenta el establecimiento de rutas marítimas que quedan regularmente establecidas para el comercio con Inglaterra. México se abre a la participación de empresas británicas que trabajan en proyectos de ingeniería civil como la construcción del Gran Canal para controlar las inundaciones en la Ciudad de México, así como la ampliación y modernización del Puerto de Veracruz, concluida a principios del siglo XX, durante el Porfiriato.

Las secuelas de la Revolución Mexicana entorpecen y prácticamente interrumpen por un lapso de más de dos décadas la colaboración con la Gran Bretaña. Con lo que el comercio y el capital inglés en México disminuyen considerablemente.
La decisión tomada por México durante el gobierno del presidente Lázaro Cárdenas, relativa a la expropiación petrolera en el año de 1938, afecta a las compañías británicas y deriva en una suspensión de relaciones.

En el escenario de la Segunda Guerra Mundial y con la intervención del gobierno de los Estados Unidos, durante la presidencia de Manuel Ávila Camacho, se exploran los elementos necesarios para una reanudación de relaciones diplomáticas y comerciales, instruyéndose a H. G. Wells como gestor del gobierno mexicano en Inglaterra para esta iniciativa que fructifica en 1941 con el nombramiento de los representantes Charles Bateman y Alfonso de Rosenzweig-Díaz, por la Gran Bretaña y México, respectivamente.

A partir de 1950 se establecen misiones recíprocas entre los gobiernos de México y la Gran Bretaña en materia de economía y comercio. Para la década de los años sesenta, diversas compañías británicas llegan a México y se reinician contactos en diversos ámbitos. Particular relevancia tiene el hecho que en las últimas cuatro décadas un número creciente de técnicos, científicos, funcionarios de las áreas culturales, artistas y académicos mexicanos, han recibido apoyos para formarse en algún posgrado o en áreas estratégicas de investigación.

La importancia de la cooperación entre México y Gran Bretaña ha generado una serie de visitas recíprocas para estrechar los lazos de cooperación y amistad entre representantes del más alto nivel de ambos países, que inician en 1973, por un lado, con la participación los presidentes Luis Echeverría, Miguel de la Madrid (1985), Carlos Salinas de Gortari (1990 y 1992), Ernesto Zedillo (1996) y Vicente Fox (2000 y 2002), y por la otra parte, la Reina Isabel II (en 1975 y 1983), la Primera Ministra Margaret Thatcher (1981), el Príncipe Carlos de Gales (1993 y 2002), así como el Primer Ministro Tony Blair (2002).

Al buscar reafirmar los contactos oficiales, incrementar el intercambio comercial, así como al flujo de las inversiones británicas hacia México, debe mencionarse que en la actualidad el Reino Unido ocupa el quinto lugar en inversión extranjera en México, sólo superado por Estados Unidos, los Países Bajos, Japón y Canadá.

Durante la visita que el presidente Fox realizó a Inglaterra en 2002, además de revisarse temas de la agenda política y económica, adquieren especial relevancia dos eventos: la inauguración de una magna exposición sobre la cultura azteca en la Real Academia de Artes, así como la puesta en marcha del Centro de Estudios para México en la Universidad de Oxford, donde se ofreció una conferencia sobre el papel de México en la escena internacional.

Hoy en día, una de las áreas de mayor trascendencia en las relaciones bilaterales tiene que ver con el intercambio educativo, buscando incrementar los acuerdos de cooperación técnica y científica, así como la necesidad de sacar provecho de las oportunidades de compartir las experiencias que se han tenido con los distintos modelos educativos, en especial de aquellos que con éxito se han implementado en las últimas décadas en la Gran Bretaña, donde a través de una evaluación de la calidad y pertinencia en la educación, se busca mantener un enfoque de innovación y vanguardia acorde con los complejos cambios de la sociedad actual.

*Profesor de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Veracruzana en Xalapa. Actualmente realiza un Post-Doctorado en el Joint Centre for Urban Design (jcud) en la Oxford Brookes University en Gran Bretaña. Dirección electrónica: carpediem33mx@yahoo.com.mx.