Año 5 • No. 162 • diciembre 6 de 2004
Xalapa • Veracruz • México
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  Presentaron Luces de raíz negra en la FIL
de Guadalajara

Dunia Salas Rivera

Manuel González de la Parra no habla, sus imágenes lo hacen por él. De personalidad discreta, encontró la mejor manera de comunicarse a través de la fotografía, medio que es mensaje y que si bien estricto senso es foto documental, brinda al que la mira una lectura poética que nunca pasa inadvertida.

Noires Lumières o Luces de Raíz Negra es el libro bilingüe que contiene una espléndida colección de extraordinarias imágenes coeditado por la UV, el Fondo Nacional para la Cultura, el Ivec y el Institut de Recherche pour le Developpement, y que fue presentado el pasado 30 de noviembre en la fil de Guadalajara.

El libro es el resultado de una afortunada serie de visitas que el fotógrafo realizó por espacio de una década las poblaciones de Coyolillo, Veracruz y Tumaco, Colombia, trabajo honesto lleno de vida que muestra la mirada respetuosa del fotógrafo.

Sus fotos no caen en la tentación de sensibilizar al espectador, sino que de manera sutil le muestran la magia, orgullo y el sentir de dos pueblos que a pesar de estar lejos geográficamente comparten la gracia de llevar el continente negro en la sangre, el latido del ritmo bajo la piel, raíces que se han mantenido vivas a través del tiempo y el espacio.
Luces de raíz negra cuenta, además, textos de Odile Hoffmann, Silvia Navarrete, Adriana Naveda y poemas de Alfredo Vanin, quienes comentan el trabajo intenso que ha realizado el artista de la lente, egresado de la Facultad de Artes Plásticas de la UV.

Sin duda, el de Manuel González no es un libro más de fotografía en blanco y negro, es el resultado de una amplia investigación de campo que inició en 1992 cuando se integró con los pobladores de Coyolillo y Tumaco y captó la vida en el campo, la alegría de las fiestas, los rituales cotidianos, las artesanías fantásticas y encontró coincidencias casi paralelas entre las poblaciones veracruzanas y colombianas.

La impresión no fue una labor sencilla para el trabajo, de hecho los tritonos que se aprecian –negro y dos tipos de series de grises de distinta densidad– aumentan al infinito la gama de los medios tonos, resultando etéreos medios tonos bien definidos en nítidos retratos.

Prolífico como los mejores, Manuel González seleccionó para Luces de Raíz Negra 73 de las más de 300 imágenes que tenía y junto con David Mawad las ordenaron a manera de que su lectura fuera un diálogo entre los pueblos que comparten rasgos, costumbres y modos de vida.
Antes de la publicación de este libro, las imágenes fueron expuestas en Veracruz, Xalapa y viajaron a Colombia a través de una invitación que hizo la Universidad del Valle de Cali, exposición que no se logró realizar y que incluso puso en peligro a las fotografías, como el mismo autor lo narra: “Iban a incinerar las fotos. Al llegar la exposición a Colombia hubo unos problemas en la aduana y las tenían detenidas, el caso es que como no podían salir al país y les estorbaban en las oficinas de frontera pensaron que lo mejor sería quemarlas al no poder ser liberadas». Por fortuna se arreglaron las cosas y este incidente no fue más que un gran susto para el fotógrafo.
En Coyolillo Manuel González tiene muchos amigos a quienes en breve les llevará el libro en una visita casa por casa para compartir su felicidad con los protagonistas de esta gran saga. Además del valor como registro que tienen las fotografías, ahora puede considerarse un documento histórico, pues el pueblo ha cambiado en mucho de una década a la fecha.

“Los niños ya crecieron y se fueron a buscar mejores oportunidades a eua. Las casas ya no son las mismas, ahora están todas construidas de loza plana, ha desaparecido la teja, el bajareque, el paisaje es muy diferente” añadió.
Manuel González está muy satisfecho con este trabajo y le da pie para seguir trabajando aunque el tema, por ahora, está agotado. Sin embargo seguirá manteniendo vivo el vínculo afectivo con los lugareños, los une quizá también la nostalgia por un pueblo que ya no está más que en fotos.

Entre sus planes, Manuel González quien también es autor del libro Xico, una sierra y su gente editado por el Ivec y el Gobierno del estado de Veracruz en 1987 seguirá trabajando en el Manglar de Zontecomapan, proyecto de divulgación que mostrará la belleza del lugar y de sus habitantes.

Además, presentará Luces de Raíz Negra en el Centro de la Imagen de la Ciudad de México, el Encuentro Nacional de Fototecas de Pachuca, el Festival Junio Musical de Xalapa y en Oaxaca y Monterrey, sin olvidar las presentaciones lógicas en Francia y Colombia.
Más sobre Luces de Raíz Negra
En Negritudes americanas, texto de Sylvia Navarrete describe cómo fue el proceso creativo detrás de cada foto. Cómo fue el compartir la vida cotidiana de los lugareños dedicado, día tras día, a contemplar sus hábitos, sus duras labores, sus maneras de descansar, amar y divertirse.

Ahí escribe: “Sin apartarse de la tradición moderna de la fotografía documental mexicana, el autor se propone aportar una visión testimonial de cierta marginalidad, en un intento por reconocer una cultura si no ignorada, menospreciada. 10 años después, las cosas han cambiado un poco”.
En Américas negras: miradas cruzadas a México y Colombia Odile Hoffmann y Adriana Naveda presentan un profundo estudio sobre la llegada de los negros a América Latina y las condiciones actuales de estos grupos sociales que llevan aquí siglos y que son conocidos como “comunidades negras” .

Porqué y cómo definir grupos específicos de población negra sin arriesgar una fragmentación más en las sociedades nacionales. Si la cuestión sigue pendiente en México, en Colombia ya se “resolvió”: “El individuo tiene que reivindicarse como negro para lograr un reconocimiento mínimo por parte del Estado y de la sociedad en materia de derechos económicos, políticos y sociales, derechos que le fueron negados durante siglos”.

“Sin embargo, también en este terreno surgen otras preguntas: si la Constitución colombiana reconoce derechos a las poblaciones negras hoy organizadas en ‘comunidades negras’ sobre la base de su territorialidad en una región específica del país, el Pacífico, ¿qué pasa entonces con las personas negras migrantes o instaladas desde siglos atrás en las ciudades y otras regiones del país, incluyendo la costa caribe? ¿Seguirán la lógica mexicana de integración –no exenta de discriminación, por supuesto– o construirán otras maneras de ‘ser negro’ sin reducir la identidad al territorio?”

Luces de Raíz Negra ya está a la venta en las principales librerías del estado. Puedes encontrarlo también en el Servicio Bibliográfico Universitario (SUB) de la UV.