Identificar, en nuestro trabajo cotidiano, los sesgos de género
en función de mitos y estereotipos que colocan a las mujeres
en situación de exclusión, segregación y discriminación
es el reto para tratar de explicar porqué la diferencia sexual
implica desigualdad social dentro del ámbito laboral.
Así lo dio a conocer Patricia Mercado Salgado de la UAEM
en su conferencia “Mujer y trabajo”, en el marco de
las IV Jornadas de Relaciones Industriales, realizadas en la FCAS,
“El ser humano, pilar de la organización”, que
se llevaron a cabo en el Auditorio del Instituto Superior de Música.
La especialista agregó que “el problema no radica en
la diferencia, sino en la manera en la que se valora, jerarquiza
y se traduce esta desigualdad. Como seres humanos somos iguales,
pero como sexos somos diferentes y esta igualdad hay que conquistarla.
Los roles de género son históricos –aunque pueden
cambiar – y dependen del contexto social y cultural”.
Al referirse al término de género hizo una diferenciación
entre éste, que sería una condición social
aprendida y la condición sexual, que es con la que se nace.
Si se entiende que género es el resultado de la producción
de normas culturales sobre el comportamiento de las mujeres y los
hombres reflejados en instituciones sociales, políticas,
religiosas y económicas, el género se convierte en
una especie de “filtro” cultural, por lo que –según
la ponente– es una construcción cultural que se puede
modificar.
“La diferencia sexual nos muestra que no hay un mundo de las
mujeres y otro de los hombres, los roles de género son históricos
–aunque pueden cambiar– y dependen del contexto social
y cultural. No se trata de invertir, sino de armonizar los papeles”.
Enfatizó en que es la cultura y no la biología la
que establece qué es lo propio para cada sexo: “La
cultura es también la que abre la posibilidad de la conciencia
en la transformación de las costumbres e ideas. Se debe buscar
la igualdad reconociendo que somos diferentes y esta equidad no
se dará en tanto no exista igualdad de oportunidades”.
La investigadora abordó el tema a partir de cuatro investigaciones
con mujeres artesanas, en la salud, académicas y empresarias
para así determinar cómo nos estamos conformando en
la sociedad como hombres y mujeres.
“Al querer ser la mujer igual que el hombre, perdió
ciertas concesiones, pero tener estas diferencias nos hace valiosos
tanto a unos como a los otros” manifestó la Mercado
Salgado para quien en el estudio del comportamiento de género
no hay verdades absolutas.
Para contextualizar su presentación, la especialista acudió
a estadísticas, principalmente extraídas del INEGI
que señalan que en 1970 de cada 100 mujeres, 17 desarrollaban
actividades económicas y para el 99 eran ya 36. Las mayores
tasas de participación económica están en las
mujeres divorciadas (72 por ciento) y las separadas (67 por ciento)
quienes asumen el rol proveedor de la familia.
La presencia femenina es mayor en las trabajadoras domésticas
(89 por ciento), 57 por ciento de las mujeres ocupadas son asalariadas
y el 21 por ciento trabaja por su cuenta, por lo que son empleadas
regularmente y no empleadoras. En 1995, 38 por ciento de los hombres
realizaba actividades domésticas en su hogar y para el 2000
suben al 53 por ciento. De 1.6 millones de empleados, 85 por ciento
son hombres.
Habló entonces de la conformación del hombre y de
la mujer que obviamente es distinta, aunque queramos que sea igual:
“Si bien cada vez es mayor la participación de la mujer
en actividades económicas, también los hombres participan
más en el trabajo doméstico”.
Sin embargo y según las cifras presentadas, hay una gran
diferencia entre el hombre y la mujer en cuanto al trabajo doméstico
y el trabajo extra doméstico.
De la realidad de la mujer en México dijo que la crisis económica
ha propiciado una mayor interacción de la mujer en el mercado
de trabajo, aunque continúa su papel tradicional en el quehacer
diario del hogar: “La mujer, a veces sola, aparece como protagonista
en sus papeles de madre, trabajadora y ciudadana, aunque vive una
situación paradójica, disfrutando de muchas más
oportunidades que antes no tenía”. |