Año 5 • No. 162 • diciembre 6 de 2004

Xalapa • Veracruz • México
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Desfavorable y desigual la condición laboral de la mujer
Gina Sotelo
Identificar, en nuestro trabajo cotidiano, los sesgos de género en función de mitos y estereotipos que colocan a las mujeres en situación de exclusión, segregación y discriminación es el reto para tratar de explicar porqué la diferencia sexual implica desigualdad social dentro del ámbito laboral.

Así lo dio a conocer Patricia Mercado Salgado de la UAEM en su conferencia “Mujer y trabajo”, en el marco de las IV Jornadas de Relaciones Industriales, realizadas en la FCAS, “El ser humano, pilar de la organización”, que se llevaron a cabo en el Auditorio del Instituto Superior de Música.

La especialista agregó que “el problema no radica en la diferencia, sino en la manera en la que se valora, jerarquiza y se traduce esta desigualdad. Como seres humanos somos iguales, pero como sexos somos diferentes y esta igualdad hay que conquistarla. Los roles de género son históricos –aunque pueden cambiar – y dependen del contexto social y cultural”.

Al referirse al término de género hizo una diferenciación entre éste, que sería una condición social aprendida y la condición sexual, que es con la que se nace. Si se entiende que género es el resultado de la producción de normas culturales sobre el comportamiento de las mujeres y los hombres reflejados en instituciones sociales, políticas, religiosas y económicas, el género se convierte en una especie de “filtro” cultural, por lo que –según la ponente– es una construcción cultural que se puede modificar.

“La diferencia sexual nos muestra que no hay un mundo de las mujeres y otro de los hombres, los roles de género son históricos –aunque pueden cambiar– y dependen del contexto social y cultural. No se trata de invertir, sino de armonizar los papeles”.

Enfatizó en que es la cultura y no la biología la que establece qué es lo propio para cada sexo: “La cultura es también la que abre la posibilidad de la conciencia en la transformación de las costumbres e ideas. Se debe buscar la igualdad reconociendo que somos diferentes y esta equidad no se dará en tanto no exista igualdad de oportunidades”.

La investigadora abordó el tema a partir de cuatro investigaciones con mujeres artesanas, en la salud, académicas y empresarias para así determinar cómo nos estamos conformando en la sociedad como hombres y mujeres.

“Al querer ser la mujer igual que el hombre, perdió ciertas concesiones, pero tener estas diferencias nos hace valiosos tanto a unos como a los otros” manifestó la Mercado Salgado para quien en el estudio del comportamiento de género no hay verdades absolutas.

Para contextualizar su presentación, la especialista acudió a estadísticas, principalmente extraídas del INEGI que señalan que en 1970 de cada 100 mujeres, 17 desarrollaban actividades económicas y para el 99 eran ya 36. Las mayores tasas de participación económica están en las mujeres divorciadas (72 por ciento) y las separadas (67 por ciento) quienes asumen el rol proveedor de la familia.

La presencia femenina es mayor en las trabajadoras domésticas (89 por ciento), 57 por ciento de las mujeres ocupadas son asalariadas y el 21 por ciento trabaja por su cuenta, por lo que son empleadas regularmente y no empleadoras. En 1995, 38 por ciento de los hombres realizaba actividades domésticas en su hogar y para el 2000 suben al 53 por ciento. De 1.6 millones de empleados, 85 por ciento son hombres.

Habló entonces de la conformación del hombre y de la mujer que obviamente es distinta, aunque queramos que sea igual: “Si bien cada vez es mayor la participación de la mujer en actividades económicas, también los hombres participan más en el trabajo doméstico”.

Sin embargo y según las cifras presentadas, hay una gran diferencia entre el hombre y la mujer en cuanto al trabajo doméstico y el trabajo extra doméstico.

De la realidad de la mujer en México dijo que la crisis económica ha propiciado una mayor interacción de la mujer en el mercado de trabajo, aunque continúa su papel tradicional en el quehacer diario del hogar: “La mujer, a veces sola, aparece como protagonista en sus papeles de madre, trabajadora y ciudadana, aunque vive una situación paradójica, disfrutando de muchas más oportunidades que antes no tenía”.