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Psicoanálisis
y vida cotidiana
Duelo y Depresión
(Alejandra Márquez Ramírez: Miembro
Fundador de la Red Analítica Lacaniana) |
La
palabra depresión es parte del vocabulario cotidiano, pero
en sí, la depresión es considerada como el mal del siglo
por sus dimensiones, pues según datos estadísticos afecta
al cinco por ciento de la población mundial y es la primera
causa de consulta entre los profesionales de la salud mental.
La depresión parece ya no asombrar a nadie, dado que normalmente
todas las personas atraviesan por periodos de tristeza, soledad, incomprensión
e infelicidad, hemos aprendido a vivir “deprimidamente”.
Así, un cierto nivel de depresión es considerado como
algo normal, salvo cuando las investigaciones señalan que el
suicidio, la drogadicción, la anorexia, el alcoholismo, el
tabaquismo, la violencia y otros tantos casos llamados síntomas
de la modernidad, se presentan como factor común.
Cuando la depresión rebasa los límites considerados
normales, esto es que se prolonga por semanas o meses, lo que impide
el desarrollo individual, la interacción personal, la capacidad
de trabajar e interfiere con el comportamiento normal, entonces se
torna preocupante y alcanza otra categoría.
Según el DSMIV-R la depresión se encuentra entre los
trastornos del estado de ánimo que incluyen una alteración
del humor (tristeza), además de disminución del interés
y la capacidad para el placer en todas o casi todas las actividades,
irregularidades en el sueño y en el apetito, sentimiento de
culpa excesivo, falta de energía, inhibición psicomotora,
dificultad para pensar, concentrarse o tomar decisiones, sentimientos
de desesperanza y pensamiento recurrentes de muerte o ideación,
planes o intentos suicidas.
En psicoanálisis, la depresión no es una entidad clínica
específica como lo es en la psiquiatría, para el psicoanálisis
la depresión es un síntoma y como tal puede estar presente
en la neurosis obsesiva, la fobia y la histeria. Freud nunca habló
de la depresión de forma aislada, en cambio la asocia al duelo
y la melancolía con sus marcadas diferencias.
En la clínica es importante establecer diferencias entre la
depresión y el duelo, aún cuando la primera puede ser
una reacción normal en una situación de lo segundo,
lo cierto es que también aparece de forma espontánea,
sin que pueda identificarse una causa específica.
En el duelo se trata de una reacción frente a la pérdida
de una persona amada, sea porque murió o porque dejó
de amarnos, en todo caso, nunca se nos ocurre considerarlo un estado
patológico ni remitirlo al médico para su tratamiento,
esperamos que pasado cierto tiempo se lo superará. El duelo
reclama una elaboración, llama a que todo el universo simbólico
aporte palabras para subsanar la perdida acontecida. Habrá
que retirar toda la libido (energía sexual, afecto) con la
cual investimos al objeto amado, para que una vez cumplido el trabajo
de duelo el yo se vuelva otra vez libre y desinhibido, aun cuando
la perdida del objeto amado deje una cicatriz, un marca. Aceptar la
perdida, darle trámite es lo único que puede rehabilitar
las vías del deseo.
Las causas de la depresión pueden ser muchas, en algunas ocasiones
podemos identificarlas, en otras es más difícil. En
términos generales podemos hacer uso de indicadores socioculturales,
económicos, e ideológicos para dar cuenta de la depresión
En Japón, por ejemplo, sufren, de acuerdo con expertos en medicina,
de una mal denominado hikimomori, que consiste en sentirse
absolutamente incapaz de salir del hogar para enfrentar al mundo,
se dice que la causa es la baja autoestima y la falta de confianza
en sí mismos ante las presiones de un sistema altamente competitivo.
El ser humano parece enfrentarse a una dificultad creciente de sostener
todo aquello que cubra la falta, esa sensación de completar
la cual todos buscamos a través del amor, el trabajo, el dinero,
el éxito, etc. Cuando descubrimos que nada de eso nos llena
y el vacío existencial nos invade, hay una pérdida del
sentido de la vida que hace vacilar al deseo. En términos del
psicoanálisis decimos que en la depresión de lo que
se trata es de la caída de algo que funcionaba como un valor
fálico, de una reacción ante el encuentro con la castración,
con la carencia originaria.
Para salir de la depresión, tenemos dos vías, una que
obtura la pregunta por las causas, y que ofrece una solución
inmediata: los antidepresivos. La otra, es la vía de la palabra,
del análisis que abre la pregunta por lo que constituye nuestra
historia. Tú decides.
Comentarios a: alema04@hotmail.com |
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