Año 5 • No. 163  • enero 10 de 2005 Xalapa • Veracruz • México
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Psicoanálisis y vida cotidiana
Duelo y Depresión
(Alejandra Márquez Ramírez: Miembro Fundador de la Red Analítica Lacaniana)
La palabra depresión es parte del vocabulario cotidiano, pero en sí, la depresión es considerada como el mal del siglo por sus dimensiones, pues según datos estadísticos afecta al cinco por ciento de la población mundial y es la primera causa de consulta entre los profesionales de la salud mental.

La depresión parece ya no asombrar a nadie, dado que normalmente todas las personas atraviesan por periodos de tristeza, soledad, incomprensión e infelicidad, hemos aprendido a vivir “deprimidamente”. Así, un cierto nivel de depresión es considerado como algo normal, salvo cuando las investigaciones señalan que el suicidio, la drogadicción, la anorexia, el alcoholismo, el tabaquismo, la violencia y otros tantos casos llamados síntomas de la modernidad, se presentan como factor común.

Cuando la depresión rebasa los límites considerados normales, esto es que se prolonga por semanas o meses, lo que impide el desarrollo individual, la interacción personal, la capacidad de trabajar e interfiere con el comportamiento normal, entonces se torna preocupante y alcanza otra categoría.

Según el DSMIV-R la depresión se encuentra entre los trastornos del estado de ánimo que incluyen una alteración del humor (tristeza), además de disminución del interés y la capacidad para el placer en todas o casi todas las actividades, irregularidades en el sueño y en el apetito, sentimiento de culpa excesivo, falta de energía, inhibición psicomotora, dificultad para pensar, concentrarse o tomar decisiones, sentimientos de desesperanza y pensamiento recurrentes de muerte o ideación, planes o intentos suicidas.

En psicoanálisis, la depresión no es una entidad clínica específica como lo es en la psiquiatría, para el psicoanálisis la depresión es un síntoma y como tal puede estar presente en la neurosis obsesiva, la fobia y la histeria. Freud nunca habló de la depresión de forma aislada, en cambio la asocia al duelo y la melancolía con sus marcadas diferencias.

En la clínica es importante establecer diferencias entre la depresión y el duelo, aún cuando la primera puede ser una reacción normal en una situación de lo segundo, lo cierto es que también aparece de forma espontánea, sin que pueda identificarse una causa específica.

En el duelo se trata de una reacción frente a la pérdida de una persona amada, sea porque murió o porque dejó de amarnos, en todo caso, nunca se nos ocurre considerarlo un estado patológico ni remitirlo al médico para su tratamiento, esperamos que pasado cierto tiempo se lo superará. El duelo reclama una elaboración, llama a que todo el universo simbólico aporte palabras para subsanar la perdida acontecida. Habrá que retirar toda la libido (energía sexual, afecto) con la cual investimos al objeto amado, para que una vez cumplido el trabajo de duelo el yo se vuelva otra vez libre y desinhibido, aun cuando la perdida del objeto amado deje una cicatriz, un marca. Aceptar la perdida, darle trámite es lo único que puede rehabilitar las vías del deseo.

Las causas de la depresión pueden ser muchas, en algunas ocasiones podemos identificarlas, en otras es más difícil. En términos generales podemos hacer uso de indicadores socioculturales, económicos, e ideológicos para dar cuenta de la depresión En Japón, por ejemplo, sufren, de acuerdo con expertos en medicina, de una mal denominado hikimomori, que consiste en sentirse absolutamente incapaz de salir del hogar para enfrentar al mundo, se dice que la causa es la baja autoestima y la falta de confianza en sí mismos ante las presiones de un sistema altamente competitivo.

El ser humano parece enfrentarse a una dificultad creciente de sostener todo aquello que cubra la falta, esa sensación de completar la cual todos buscamos a través del amor, el trabajo, el dinero, el éxito, etc. Cuando descubrimos que nada de eso nos llena y el vacío existencial nos invade, hay una pérdida del sentido de la vida que hace vacilar al deseo. En términos del psicoanálisis decimos que en la depresión de lo que se trata es de la caída de algo que funcionaba como un valor fálico, de una reacción ante el encuentro con la castración, con la carencia originaria.

Para salir de la depresión, tenemos dos vías, una que obtura la pregunta por las causas, y que ofrece una solución inmediata: los antidepresivos. La otra, es la vía de la palabra, del análisis que abre la pregunta por lo que constituye nuestra historia. Tú decides.

Comentarios a: alema04@hotmail.com