Año 5 • No. 163  • enero 10 de 2005 Xalapa • Veracruz • México
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El origen de la riqueza capitalista
Santiago Gómez Ortiz
(Facultad de Derecho UV)

Pertenecemos a una sociedad capitalista y es en ella donde trataré de buscar el origen de la riqueza, así que, comenzaré por responder las siguientes preguntas sobre la base de lo aprendido en la escuela ¿Qué es el capitalismo? ¿Cuáles son sus orígenes? ¿Cómo funciona? ¿Hacia donde nos llevará?

Se entiende por capitalismo como un sistema económico dominante en el mundo occidental, caracterizado por la propiedad de los medios de producción. El capitalismo se rige por una gran ley, la de la oferta y la demanda.

Este modelo económico da un paso importante en el desarrollo de la humanidad ya que promueve la libertad de todo individuo, en el margen de sus posibilidades, a salir del retroceso en que se vivía en la Edad Media, donde las tierras (principal medio de producción), solo podían ser propiedad de los señores feudales, además, cambió, de un pueblo eminentemente agrícola, las concepciones humanísticas del momento.

El capitalismo es una corriente revolucionaria porque donde quiera que se instaurara echó por tierra todas las instituciones feudales, patriarcales e idílicas. Desgarró los lazos feudales que unían al hombre con sus superiores naturales y no dejó en pie más vínculo que el interés escueto, el dinero constante y sonante.

Enterró la dignidad humana bajo el dinero, pasó por encima de la devoción mística, piadosa y melancólica del buen burgués y redujo todas aquellas innumerables libertades escrituradas por una sola: la libertad ilimitada de comerciar.

Cuando se estableció el capitalismo, todo lo que se creía permanente y perenne se esfumó, a partir de entonces ya no reinó aquel mercado local o nacional que se bastaba a sí mismo impidiendo hasta las más mínimas importaciones.

La producción capitalista está orientada a la producción de mercancías, esto es elaborar productos para vender y obtener una utilidad o beneficio. La obtención de éste implica la existencia de un mediador o empresario que contrata la fuerza de trabajo de otros hombres para producir la utilidad.

La utilidad de una cosa son las cualidades que le permiten satisfacer las necesidades del hombre, y hacen de ella un valor de uso. Ésta puede satisfacer directamente las necesidades materiales del hombre o servir de medios de producción de bienes materiales, el pan por ejemplo, satisface la necesidad de alimento; el valor de uso de un telar consiste en que ayuda a producir telas (bienes materiales).

Encierran un valor de uso muchas cosas que no son producto de trabajo del hombre: el agua, las frutas, la madera, por mencionar algunas. Pero no todo lo que posee un valor de uso es mercancía, para que se convierta en mercancía tiene que ser producto de trabajo con el fin de venderse. Para cambiar una mercancía por otra existe el llamado valor de cambio, que es la proporción en que se cambia un determinado número de valores de uso de una clase por otra: hachas por trigo; azúcar por ropa, especias por telas, etcétera.

Sin embargo, si nos atuviésemos al puro valor de uso ¿cómo sabremos que cantidad habrá que darse de azúcar, a cambio de un pantalón? Por lo tanto, se debe encontrar una medida universal para todas las mercancías, está medida es que ambas son producto de trabajo.

Lo que sirve de base para equiparar dos mercancías y cambiarlas es el trabajo social invertido para producirlas. Cuando el productor acude al mercado con su hacha, para cambiarla por otros productos, se encuentra que el hacha vale la misma cantidad de trabajo social que 20 kilos de trigo. En donde tenemos que el valor de cambio es el trabajo social de los productos, materializados en mercancías, de ahí que el valor de cambio sea el trabajo social de los productos, materializados en mercancías.

Llegamos a la conclusión de que lo único que crea valor es el trabajo humano y, por tanto, lo que trabajan los productores de valores, y de riquezas. Pero no solamente el trabajo social necesario da el valor de mercancías, sino, además, el trabajo es el que produce o acredita el capital, ya que el capital no nace espontáneamente, de la nada, ni tampoco del comercio como muchos piensan.

Pues de ser así, lo que unos ganan al vender lo pierden al volver a comprar, y si miramos a la sociedad en conjunto, veríamos que solo hay transferencia del capital, el paso del dinero de unas manos a otras, pero no creación del capital, Ya que esté es producto no de un fenómeno individual, sino que es un proceso masivo, social y total de la sociedad.

Para obtener la ganancia o plusvalía, el poseedor del dinero necesita encontrar en el mercado una mercancía cuyo valor de uso posea la peculiaridad de ser fuerte de valor, es decir, una mercancía cuyo proceso de consumo, sea al mismo tiempo proceso de creación de valor, y está es nada menos que la fuerza de trabajo del hombre.

Su utilización es el trabajo y el trabajo crea valor, valor que como cualquier otra mercancía, se determina por el tiempo de trabajo socialmente necesario, esto es, por el costo de la manutención del obrero y de su familia.

El poseedor del dinero que compra la fuerza de trabajo, tiene el derecho a consumirla, esto es, a ponerla a trabajar durante un día entero, digamos 12 horas, pero el obrero crea durante el transcurso de seis horas (tiempo de trabajo necesario) el producto que le basta para reponer su sustento, y durante seis horas restantes (tiempo de trabajo suplementario) la plusvalía, el producto que el capitalista no le atribuye.

Éste es precisamente el origen del aumento del capital, del enriquecimiento del capitalista, que es la parte de trabajo creado, no pagado al obrero y del cual se apropia el dueño del capital, así, esta apropiación de pleno derecho es la riqueza misma. Indudablemente quedan contestadas las cuestiones de aspecto filosófico planteadas, y sin duda dichas respuestas tienen un papel determinante en la exposición del origen de la riqueza en la sociedad capitalista en la que vivimos.