Existe
la firme posibilidad de que el arte fotográfico de Eduardo
Zappa, concretamente el que se relaciona con su exposición
durante el Festival del Diseño y las Artes, recientemente
realizado en la ciudad de Xalapa, sea llevado a Francia.
La calidad estética de la colección de este artista
bien lo amerita, partiendo de la enorme aceptación que registró
al exhibirse en el vestíbulo del Teatro del Estado durante
el acontecimiento de referencia.
Para este fotógrafo egresado de la Facultad de Artes Plásticas
de la Universidad Veracruzana (UV) y actualmente asignado al servicio
de la Dirección de Divulgación Artística, los
mejores foros para el arte plástico no son las galerías:
“Poner el arte ante los asistentes a los conciertos, ante
los que van a las funciones de ballet o a las audiciones de música
popular es una de las mejores formas de comunicarlo a las masas,
a la gente que no asiste a las galerías porque ni siquiera
tiene una clara idea de lo que son aquellos escaparates. Hay qué
llevar el arte a donde el pueblo frecuenta”.
Y no le falta razón. La muestra de fotografías, que
presenta momentos de conciertos sinfónicos, de óperas,
recitales, ballet contemporáneo y folklórico, así
como de audiciones de jazz, resultó en un éxito desde
el momento en que la gente la observaba desde el exterior, a través
de los ventanales del Teatro del Estado.
Por otra parte, Eduardo Zappa no deja de lamentar la actitud de
los aficionados a la música –e incluso de los músicos
o bailarines mismos– ante su desempeño.
“El fotógrafo es el bicho raro en los conciertos; es
el patito feo del arte. Se molestan conmigo porque les aviento el
flash o porque estorbo la visibilidad”. Pero al cabo
de algunos días, el fotógrafo es el más buscado
cuando se requiere una imagen de tal ópera, de aquella audición,
de este o aquel acontecimiento. Y lo ha redactado de una forma singular:
“Así, mi cámara se convierte en el gran foro
donde se recrean los cantantes, músicos, actores y danzantes.
Y con la colaboración de la película puedo detenerlos,
sustraerlos... en una palabra, raptarlos. De esta manera también
puedo ampliarlos y seccionarlos o colocarlos en la coreografía
de la imagen petrificada que decido y a la que obedecen sin protestas
ni respingos. Ahora están en mi espacio. ¡Aquí
mando yo! Éste es el trabajo que realizo en una sala, en
un teatro o en cualquier foro, haciendo de la lente un canal que
me conecta a cada sujeto o grupo, para bailar con el danzante, corear
al cantante, ritmar con el músico y coactuar con el actor;
irrumpiendo con el ‘clic’ en la sala y recibiendo el
fisgo del público. Ni modo, pero quedan para la posteridad
la imagen y el silencio del aplauso. Esa es mi aportación...”
De esta manera, las mejores tomas de las puestas en escena de Turandot,
de La boheme, Carmen, de recitales ofrecidos por el pianista
Alejandro Corona o por el también tecladista Edgar Dorantes,
entre muchos otros acontecimientos, han sido registrados e impresos
por este artista de cuyo nombre no se acuerdan los aficionado a
la música, pero que todos observamos y admiramos.
Eduardo Zappa, por lo pronto, espera noticias en torno del traslado
de sus fotografías hacia Francia. Las razones para estos
planes son diversas.
Inicialmente, el festival Junio Musical 2005 estará
dedicado a la música y el arte plástico galo. Después,
porque es conveniente que las imágenes que registran la actividad
en Xalapa sean conocidas en aquel país europeo; es una buena
forma de promoción. Y, finalmente, porque se trata de buen
arte fotográfico, digno de los buenos escaparates europeos.
Y mientras en la Dirección de Divulgación Artística
ya se preparan para la presentación de una ópera típicamente
francesa –Sansón y Dalila, de Camille Saint-Saëns
podía ser–, Eduardo Zappa espera noticias acerca de
la proyección internacional de su obra.
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