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Psicoanálisis
y vida cotidiana
Una generalidad sobre los sueños
Ricardo Ortega Lagunes
(Miembro fundador de la Red Analítica Lacaniana) |
Desde
siempre los seres humanos hemos soñado, ocupamos buena parte
de nuestra vida en soñar. Asociamos el soñar inmediatamente
con un estado ideal de cosas y de nuestras vidas. Los sueños
y su interpretación han dado lugar en la historia de la humanidad
a encontrados puntos de vista. Desde el argumentar que son productos
de fuerzas desconocidas, hasta que son una especie de premoniciones
para la vida del hombre. Por mucho tiempo los sueños han sido
el campo fértil para la metafísica. Actualmente, ya
sin tantos prejuicios, aceptamos que los sueños, son una expresión
de nuestro ser. Soñar es algo común y al narrar un sueño
les participamos a los otros un momento de nuestra intimidad.
Freud y el Psicoanálisis se toparon muy tempranamente con los
sueños, éstos aparecen en el decir de sus primeros pacientes
que al relatar un evento ocurrido en su vida, tienden a ligarlo con
algún sueño; ante este hecho Freud se pregunta por qué
los analizantes, traen al análisis sus recuerdos y sus sueños.
Lo primero que Freud hizo al estudiar los sueños, fue cuestionar
la generalización que se hacía de los mismos. El soñar
ante todo tiene que ver con una trama singular.
Antes de Freud si bien es cierto que se soñaba, también
es cierto que el relato que se hacía resultaba intrascendente
al carecer de una escucha apropiada, en tanto no se conocían:
ni la estructura ni los mecanismos de los sueños.
¿Qué son los sueños? ¿En dónde
se originan? ¿Qué expresan? Por qué el psicoanálisis
de vale de ellos, como una materia prima fundamental en el análisis
de cada uno de los analizantes. En un primer momento, Freud en cierto
acuerdo con Aristóteles, señalo que el sueño
en su forma más elemental podía explicarse como la continuidad
que tiene el pensamiento a la hora de dormir. Pero pensar, conciencia,
razón no le permitieron a Freud entender los síntomas
que sus histéricas le presentaban, había un más
allá que ni la hipnosis podía descifrar.
Freud avanza en su reflexión acerca del sueño cuando
logra establecer las bases del aparato psíquico y con ello
diferenciar los actuares: fisiológico y psíquico. Así
el aparato psíquico freudiano concibe un movimiento (dinámica),
una energía (dinámica) y un lugar (tópica), que
le permite sentar las bases de la teoría psicoanalítica.
Al desarrollar el aparato psíquico y su estructura, Freud da
testimonio ni más ni menos que del inconsciente.
Con el descubrimiento del Inconsciente, Freud nos introduce en una
nueva dimensión de ver y entender al ser humano y la cultura
en general. Así junto con los lapsus, el olvido, los
chistes y los síntomas, los sueños son una expresión
del Inconsciente y de nuestra vida psíquica. Para decirlo de
manera esquemática, hay que acudir al presupuesto freudiano
que señala que el ser humano, está escindido entre conciencia
e inconsciente. Esta escisión del sujeto, que no se precisa
en un tiempo específico, origina un conflicto en el sujeto,
que es el trasfondo de los sueños.
Una primera aproximación de Freud al inconsciente, lo define
como un reservorio de representaciones que pugnan por presentarse
en la conciencia. Estas representaciones o mociones pugnan por salir
a la conciencia son fundamentalmente de contenido sexual, por eso
en el dormir, estado en el que la represión disminuye su influencia,
se transfiguran en imágenes dándole cuerpo a los sueños,
creando en tanto otra escena en la vida del sujeto, o si se quiere
su conflicto. El Inconsciente nos dice Freud, goza de plena autonomía,
posee sus propias leyes, entre las que destacan: ausencia de contradicción,
atemporalidad, imperio de los procesos (condensación y desplazamiento)
Esas mismas representaciones se entrelazan con vivencias presentes
y con recuerdos infantiles, encadenándose a su vez con representaciones
accesorias sin importancia. La escisión insiste, llega hasta
el dormir, si en el no dormir la censura y la represión tienden
a hegemonizar la vida del sujeto, en el sueño son los mecanismos
encargados de desfigurar y transformar esas representaciones y darles
un sentido inesperado e inentendible para el pensamiento común.
Los sueños son la expresión de un deseo que en tanto
sexual se ha reprimido y se esgrime como inconsciente, de ahí
insistirá y retornará. Los sueños son textos
que han de ser relatados para ser interpretados. La narración
del soñante llamado contenido manifiesto (el sueño tal
como lo presenta el recuerdo) cobra una importancia central en el
análisis. Freud en La Interpretación de los sueños
nos da a conocer por así decir, la técnica que debe
utilizarse en la decodificación de los sueños de los
sujetos que acuden a análisis. Freud solía decir muy
a menudo que si algún trabajo, de toda su vasta obra, le merecía
originalidad, este era La interpretación de los sueños.
Con esta idea resumía la importancia que para la teoría
y la clínica psicoanalítica, tienen los sueños. |
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