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Para
transformar conocimientos de biorremediación en tecnología
Científicos recomiendan a Pemex
apoyar la investigación en Veracruz
Edith Escalón |
Mientras
en Coatzacoalcos continúan los trabajos para remediar los daños
provocados al ecosistema por el derrame de hidrocarburos, científicos
de la UV y el Colegio de Posgraduados, que investigan desde hace 10
años métodos biológicos para degradar contaminantes
de este tipo, se pronuncian por una mayor participación de
la paraestatal en el financiamiento de investigación científica
en Veracruz.
“Tenemos avances de investigación básica que resultan
sumamente atractivos, incluso algunos de ellos podrían ser
trasferibles, pero si queremos construir conocimientos sólidos
y transformarlos en tecnología necesitamos más apoyos”,
comentó Ronald Ferrera Cerrato, investigador del Colegio de
Postgraduados (Colpos), uno de los centros científicos
en ciencias agrícolas más importantes del país.
La lucha en México en torno a este problema, precisa, no radica
en la incapacidad científica de generar conocimientos, sino
en lo limitante que resulta la economía nacional al apoyar
proyectos específicos, pues una de dos, o implican pocos recursos
o cortos periodos de financiamiento.
Ferrera Cerratos reconoce que aunque los accidentes de Pemex
sean involuntarios, en tanto no se perfeccionen los sistemas de distribución
y la seguridad, es indispensable desarrollar conocimientos que permitan
enfrentar con éxito emergencias de este tipo.
Dora Trejo, quien dirige en la UV la búsqueda de plantas y
microorganismos degradadores de contaminantes, con el apoyo del Colpos
y del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav)
del Instituto Politécnico Nacional (IPN), reconoce que “el
riesgo de derrames es el precio que tenemos que pagar en Veracruz
por la riqueza energética”.
“No quiero decir con esto que los accidentes siempre serán
inevitables, sólo creo que si estamos conscientes de que ahora
suceden, es más fácil comprender la importancia de contar
con métodos adecuados de seguridad. Además hay que enfocar
nuestros esfuerzos a la búsqueda de conocimientos útiles
para la remediación”.
Los dos investigadores han logrado crear un catálogo de microorganismos
cuya capacidad para limpiar suelos contaminados con hidrocarburos
ha sido probada científicamente; es el caso de cuatro bacterias
que fueron utilizadas para bajar los niveles de fenantreno en un área
contaminada por el siniestro ocurrido en Nanchital, hace algunos años:
“En un mes, los niveles de contaminación disminuyeron
30 por ciento, esto nos da una idea de los alcances de la biorremediación”,
señala Dora Trejo, quien es, además, directora del Laboratorio
de Organismos Benéficos de la Facultad de Ciencias Agrícolas
en Xalapa, donde ya han encontrado incluso algunas plantas capaces
de degradar los contaminantes y regenerar el suelo.
Para Ronald Ferrera la situación es clara: hay un compromiso
evidente de la paraestatal con la ecología del estado en donde
se asienta, pero éste debe reflejarse también en más
apoyos a la investigación científica, especialmente
a la que realizan las instituciones en su región de influencia.
“Nuestro trabajo no sólo está dando resultados,
sino que se ha forjado a partir de estudios in situ, de investigación
con plantas y microorganismos de la región, que se adaptan
a las condiciones de este ecosistema, y que además, es realizada
por estudiantes, académicos e investigadores, cuyo interés
en la conservación del entorno veracruzano es, lógicamente,
mucho más que económico, puesto que viven en él”.
Construir conocimientos en torno a la biorremediación no es
tarea fácil –y mucho menos rápida–, puesto
que se necesita ensayar posibles soluciones una y otra vez, incluso
cuando la contaminación por hidrocarburos deje de ser evidente:
“La contaminación no es sólo una mancha negra,
los compuestos se infiltran en los suelos y puede permanecer ahí,
latentes, durante muchos años”, añade Dora Trejo.
Por lo tanto, el monitoreo debe ser permanente aún después
de las labores de recuperación del hidrocarburo.
Los investigadores apuntan que cada desastre debe ser considerado,
incluso por la UV, como una oportunidad para probar nuevos métodos
de biorremediación, para encontrar nuevas plantas nativas capaces
de degradar contaminantes, nuevos microorganismos que crezcan la colección
de los que ya existen, y sobre todo, para formar nuevos especialistas
en esta área.
Para Dora Trejo “esta es la verdadera misión de la UV”,
pues desastres ecológicos como los que hoy enfrenta el sur
de Veracruz, resultan una oportunidad única para incorporar
a su práctica académica los trabajos de investigación
y desarrollo científico que puedan operarse ahí, para
generar así más conocimientos. |
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