Año 5• No. 171 • marzo 7 de 2005 Xalapa • Veracruz • México
Publicación Semanal


 Páginas Centrales

 Información General


 Ex Libris


 Investigación

 Estudiantes

 Arte Universitario

 Foro Académico

 Halcones al Vuelo

 
Contraportada


 Números Anteriores


 Créditos

 
Autonomía
Autoridad y apoyo
Sergio Valdivia Navarro

Quiero dirigirme a todos aquellos maestros, asesores o tutores de nuestra universidad, quienes habiendo entendido los preceptos básicos de la autonomía en el aprendizaje, buscan ubicar mejor su papel como maestros-asesores ante sus alumnos. Aquí, agrego una reflexión personal sobre este punto, aceptando que se trata de un aspecto complejo, que se debe discutir y observar, ya que no existen aún parámetros estándares a seguir, sin quedar sujetos al análisis y discusión.

El papel de un maestro-asesor es aún nuevo en nuestros días y no podemos esperar que de la noche a la mañana tengamos una idea clara al respecto y sepamos cómo proceder. Tomará tiempo para que nuestros alumnos sepan qué es lo que puedan y deban esperar de nuestro actuar, dentro de un esquema de promoción de la autonomía en el aprendizaje.

Si observamos con detenimiento cuál es y ha sido el papel de un maestro en el salón de clase, descubrimos que se trata, por un lado, de una imagen de autoridad en varios sentidos: autoridad en el conocimiento de la materia, autoridad en lo que sucede en el salón de clase, autoridad en la evaluación de lo aprendido y autoridad en los procedimientos de enseñanza/aprendizaje, entre otros. Y por otro lado, los maestros proyectamos también una imagen de apoyo: apoyo que se traduce en confianza, solidaridad y seguridad ante los alumnos y sus procesos de aprendizaje.

Y son estos dos aspectos, autoridad y apoyo, en los que se centra nuestra nueva tarea de cambio como maestros-asesores. Y un punto clave está en no confundir la autonomía del aprendizaje con retirar toda autoridad y apoyo a nuestros alumnos y dejarlos en una situación de completa indefensión. Se trata ahora de compartir con ellos esos aspectos de autoridad y responsabilidad, lo cual debe ser un proceso gradual.

Y no confundamos ese sentido de autoridad y poder inflexible con la figura de conocimiento y experiencia que debemos mantener pero que puede estar abierta a la discusión y comprensión por parte de nuestros estudiantes.

Por otro lado, también se trata de seguir apoyando a nuestros alumnos en todo aquello que necesiten. Claro, con la plena conciencia de que las decisiones serán compartidas y que, ahora, ellos tendrán opciones que antes no les fueron posibles.

La línea entre una imagen de autoridad y una imagen de apoyo es muy tenue, ya que muchas veces nos confundimos y al brindar este apoyo caemos nuevamente en esquemas autoritarios. Por lo tanto, estemos atentos a todas nuestra acciones y sobretodo a las reacciones de nuestros estudiantes, ya que pueden marcar la diferencia entre su sentimiento de apoyo o abandono.

Esta nueva forma de estudio es una opción con grandes posibilidades de éxito y llena de expectativas, a la vez, pero debemos construirla a través de nuestra observación y discusión de lo que pasa a nuestro alrededor.