Año 5 • No. 174 • abril 11 de 2005 Xalapa • Veracruz • México
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Redes bajo el mar
Azucena Ruiz

Si te propusiera que cerraras los ojos por un instante e imaginaras una plataforma de exploración o producción de petróleo, podría apostar a que viene a tu mente una montaña de fierros. Y ahora, si te dijera que pensaras en lo que hay y lo que sucede en el fondo del mar donde se localizan esas estructuras, ¿qué estarías viendo?

Debajo de todas esas construcciones, de los tantos barcos y lanchas, hay un mundo submarino en el que a diario suceden cosas diferentes. En el fondo, las líneas que transportan el crudo y gas conforman un arreglo tan preciso que se asemejaría a una red. En la sonda de Campeche, en el Golfo de México, la actividad petrolera es ininterrumpida. Sin embargo, poco enterados estamos de lo que sucede debajo del agua.

Cada plataforma ha sido el trabajo de un sinnúmero de personas: ingenieros, arquitectos y buzos. Estos últimos continúan exponiendo su vida en actividades de reparación y soldadura, pues diariamente surge una tarea por realizar. Los hay de todas partes del mundo y, claro, mexicanos. Verlos sumergirse con su equipo o saber de las prolongadas jornadas que pasan bajo el agua, es algo que a cualquiera le sorprendería.

Y ni se diga de la vida marina y las tantas especies que habitan sus aguas. Graciosos delfines dejan admirarse cuando comúnmente se dice que un mal tiempo está por entrar. Barracudas, tortugas y hasta un impresionante tiburón ballena que muchos cuentan haber visto, son algunas de las maravillas que se viven estando tan cerca del mar y tan lejos de la vida en tierra firme.

La humanidad ha incursionado en muchos terrenos; innovaciones tecnológicas, viajes espaciales, comunidades flotantes (instalaciones costa afuera), pues la cantidad de personas que laboran en plataformas es inmensa, pero estarás de acuerdo conmigo en que no hemos sido capaces de dominar a la naturaleza. Ésta ha sido y seguirá siendo indomable.

Dos terceras partes de nuestro planeta están conformadas por agua y lo que ahí surge es inimaginable. Las tonalidades del mar, según su ubicación geográfica y profundidad, convierten a los océanos en sitios que el hombre no ha terminado de descubrir.

Y si los mares son muy bastos y no podemos conocer con detalle lo que sucede con la Antártida, por ejemplo, al menos al haber leído esto ya tendrás un mejor panorama de lo que ocurre en las aguas de tu país, es decir, en nuestro Golfo
de México.