de
exhibición y el mejoramiento de la vinculación con
la academia y la sociedad.
“Nunca hemos tenido curadores en la salas”, comentó
la arqueóloga. Personal especializado podría encargarse
del mantenimiento, difusión, mejoramiento e investigación
en cada área y, al mismo tiempo, apoyar en actividades académicas,
organizando simposios, conferencias, exposiciones, publicaciones
particulares y multiplicar así el impacto de los vestigios
arqueológicos.
Dijo que para lograrlo será necesaria la participación
de los arqueólogos veracruzanos, tanto de la Facultad como
del Instituto de Antropología de la UV, quienes han contribuido
para que el recinto universitario mantenga y acreciente su prestigio,
mediante aportes a la enorme colección que resguarda.
Ladrón de Guevara señaló que la vinculación
será el eje rector de su trabajo al frente del MAX, particularmente
en el ámbito pedagógico y formativo, área que
piensa fortalecer mediante el establecimiento de un departamento
de servicios educativos.
Al MAX llegan estudiantes de primaria y preescolar cuyo primer acercamiento
se realiza para despertar su sensibilidad; y de secundaria, preparatoria
y nivel superior, que se adentran cada vez más en el conocimiento
de las raíces: “Lo único que hacemos es contar
cuántos vienen, darles acceso, apoyarlos con guías,
pero no tenemos actividades que permitan que sus visitas se conviertan
en verdaderas experiencias educativas”.
El departamento de servicios educativos que propone trabajaría
para que esas visitas signifiquen más en la formación
de los estudiantes, a partir del diseño de actividades adecuadas
en distintos equipos de formación profesional.
Además, es necesario estrechar la vinculación con
todas las áreas de la UV y propiciar que cada vez más
estudiantes realicen servicio social y trabajos recepcionales sobre
las distintas áreas del conocimiento. “Me gustaría
tener un estudiante de la Facultad de Música que obtuviera
los sonidos de los instrumentos que tenemos en el MAX y nos dijera
qué tipo de escalas se manejaban en la época prehispánica
o qué tipo de armonías se podían hacer con
nuestras flautas de tres columnas, por ejemplo”.
Reconoció que esta visión de apertura hacia todas
las áreas de la academia tiene que ver con el cargo que ocupó
al frente de la Secretaría Académica de la UV, que
le permitió conocer a profundidad el trabajo de la Universidad:
“Ahí me di cuenta de que su riqueza más importante
son los estudiantes, sin duda alguna”.
Por ello piensa que el MAX y toda su riqueza debe valorarse no sólo
por los vestigios, sino por sus enormes posibilidades de generar
conocimiento: “Lo importante del Museo es su posibilidad de
incidir en esa formación de recursos humanos”.
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