Año 5 • No. 176 • Abril 25 de 2005 Xalapa • Veracruz • México
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Afirma investigadora del IIESES
La mujer debe dejar de
ser factor de pobreza
Juan Carlos Plata

Luz Angélica Gutiérrez Bonilla.
Para eliminar un histórico círculo vicioso de carencia es necesario que la mujer deje de ser un factor de pobreza, como todavía es considerada en diversas investigaciones realizadas por la ONU, estimó la directora del Instituto de Investigaciones y Estudios Superiores Económicos y Sociales de la UV, Luz Angélica Gutiérrez Bonilla.

“Si una mujer no tiene educación ni un buen salario, va a transmitir la pobreza a sus hijos, porque éstos no podrán tener un buen nivel de alimentación ni podrán acceder a mejor educación y mejores niveles de ingreso».
La investigadora afirmó que en la medida en la que las mujeres tengan una mejor educación y un ingreso económico mayor, podrán generar mayores expectativas de vida y desarrollo para sus hijos. En los últimos 50 años ha cambiado mucho el papel de la mujer, de ser solamente madre y ama de casa a ser un factor importante en la población económicamente activa y en la población ocupada, lo que se suma a su papel como transmisora de la cultura, de las tradiciones.

Ese rol no es el mismo en todos los países o regiones, para empezar no se le paga lo mismo y la gran tarea de la sociedad es lograr que haya equidad entre los dos géneros, en su rol de trabajo y en los salarios. “En el estado de Veracruz hay un alto grado de migración, lo que ha ocasionado que sean las mujeres las que estén trabajando el campo, pero tienen el problema de que no son sujetos de crédito porque no son las propietarias de los terrenos ejidales, hay que hacer algo para lograr que puedan tener crédito para que puedan seguir produciendo”.

Luz Angélica Gutiérrez afirmó además que entre el 10 y 12 por ciento de las madres del país son madres solteras, obligadas a fungir como jefas de familias. Además, existen diferencias aún entre la forma de vida y de participación económica de las mujeres en los ámbitos rurales y urbanos, ya que en estos últimos, son empleadas en su mayoría, mientras que en el medio rural ejerce una labor de cabeza del proceso de producción debido a la migración de sus maridos e hijos.

“En el medio urbano, específicamente en los círculos de pobreza que se han creado alrededor de las ciudades, viven miles de mujeres que son madres solteras o que trabajan fuera de la casa, ya sea en labores domésticas, en comercios o en la industria, lo que hace que sean económicamente dependientes de un patrón y de sus condiciones”.

Aunado a todo esto, siguen presentes los fenómenos de discriminación laboral en contra de las mujeres, que impiden el adecuado desarrollo económico de este sector de la población. “Es evidente que sigue habiendo discriminación y son fenómenos muy claros: si una mujer está embarazada muchas veces no es aceptada en un trabajo, lo que hay que hacer como sociedad es romper con esos vicios, que las mujeres tengan los mismos derechos y las mismas oportunidades que los hombres, en la medida en que podamos revertir estas situaciones podremos tener un sistema más democrático”.

Reconoció que existe apertura en algunos rubros que hacen prever una mayor y más sustanciosa participación de la mujer en los procesos económicos y sociales de las sociedades modernas, uno de ellos la educación. “En la sociedad actual, la sociedad de la información, cada vez más mujeres están accediendo a la educación superior y están más preparadas y eso es, sin duda, algo muy importante”.