Año 5 • No. 177 • mayo 2 de 2005 Xalapa • Veracruz • México
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  La celebración de la Santa Cruz en la Sierra Totonaca
Héctor Parra Fuentes / Instituto de Antropología

El totonaca conserva en su cosmovisión aspectos culturales provenientes de sus creencias religiosas, guardadas de su pasado prehispánico. Por ello es que concede un fuerte valor de carácter cosmogónico al cerro, al agua y a la tierra. La valía que el indígena le ha dado a este lugar es notable porque, según ellos, el equilibrio del cosmos y el bienestar de la comunidad, dependen en cierta medida de la buena atención ceremonial que se procure.

El 3 de mayo es la celebración de la Santa Cruz, tradición muy antigua. Su festividad contiene una serie de metas y ceremonias que realizan y refuerzan la identidad del grupo.

La organización para la ceremonia de la Santa Cruz en el cerro o en el manantial, recae en un grupo de vecinos de la comunidad. Los preparativos dan inicio en abril y consisten en determinar quién será el padrino de la cruz. El padrino es la persona principal de la ceremonia y su tarea será la de restaurar la cruz ya asentada en el sitio por otros padrinos anteriores; la reforzará si esta rota de alguno de sus lados y la pintará. Además se arregla con adornos hechos a mano como flores de papel crepé, velas y veladoras.

Una vez hechos los arreglos, la cruz será velada la noche anterior a la celebración en la ceremonia junto a los santos venerados en el altar doméstico que es adornado con ramas de tepejilote y flores. Asimismo el padrino tiene que ver la procuración de los alimentos para los invitados, la compra de cohetes y el pago del “rezandero” o cura encargado de realizar el ritual en el cerro.

Una vez resuelto el asunto del padrinazgo, el elegido inicia, unos días antes de la fecha, el arreglo del sitio realizando una limpia del terreno. Recibe cooperación de los vecinos para la comida, que consiste en guajolotes, gallinas, refrescos, refino y cerveza.

Al llegar el día de la fiesta, los encargados del festejo se reúnen en casa del padrino, de donde sacan una mesa para llevarla al cerro y sobre la que el sacerdote colocará todos los elementos para el ritual. Cerca de las once de la mañana se celebra la misa, sahumando y esparciendo con agua bendita la cruz y a su padrino, a la par que se escuchan los cohetes que anuncian a las comunidades cercanas el inicio de la celebración.

Al salir de la iglesia se organizan en procesión y caminan por veredas hasta llegar al sitio donde se ha de efectuar la ceremonia, que ya está adornado con flores de la región, y se coloca un arco hecho con hojas de tepejilote, para depositar la ofrenda: veladoras, incensario o “copalero”, vino y comida. Acto seguido, el padrino perfuma el lugar dejando un olor penetrante a incienso, con el cual se purifica el espacio del ritual.

Antiguamente era la música de banda la que amenizaba el ambiente al momento de celebrar la comida en casa del padrino, misma que servía como detonadora del baile que duraba hasta la media noche. En la actualidad son los huapangueros los que, con su guitarra y violín, animan el baile interpretando sones tradicionales.

Día de los albañiles, día de la Santa Cruz

Esta fiesta es considerada por Roma como la conmemoración del rescate de la cruz en la que murió Cristo. Al parecer, su origen se remonta al siglo IV, cuando el emperador Constantino derrotó a Majencio, quien pretendía derrocarlo.

Los historiadores cristianos Eusebio de Cesárea y Cecilio Lactancio, contemporáneos de Constantino, cuentan la historia del favor divino en esta última batalla: “Era el 27 de octubre del año 312 d.C., cuando Constantino miró al cielo y vio la señal de la cruz con la leyenda in hoc signo vinces (con esta señal vencerás). Durante la noche tuvo grandes pesadillas oyendo voces que le instaban a que marcara a sus legionarios con dicha señal. Al amanecer lo hizo, y la victoria fue aplastante”.

Luego de la victoria se sintió conmovido y convencido por el cristianismo de tal manera que envió a su madre, la futura Santa Elena, a Jerusalén, a buscar las reliquias de la cruz del Cristo. Guiada por su intuición, realizó excavaciones en el Monte Calvario y encontró, en el año 326, las tres cruces en las que murieron Jesús y los ladrones Dimas (quien, dicho sea de paso, es considerado patrono de los
ladrones) y Gestas.

Con el fin de averiguar cuál de las tres cruces era la de Jesús, el obispo de Jerusalén que acompañaba a Elena pidió a una mujer gravemente enferma que tocase las tres cruces. La mujer obedeció y al tocar una de las cruces quedó inmediatamente curada de sus males, por lo que todos concluyeron que aquélla era la verdadera cruz de Cristo, ya que sólo ésa pudo haber realizado el milagro. La leyenda dice que la obra del desentierro de la cruz fue hecha por los albañiles, por lo que ésta se volvió patrona de su gremio.

En la actualidad, el gremio de los albañiles es el único que no se olvida de su día y lo festeja cada 3 de mayo colocando una cruz en donde se encuentren trabajando anunciando muy temprano con cohetes. Posteriormente, al mediodía, el patrón los festeja con una comida en que nunca faltan los tragos.