El
totonaca conserva en su cosmovisión aspectos culturales provenientes
de sus creencias religiosas, guardadas de su pasado prehispánico.
Por ello es que concede un fuerte valor de carácter cosmogónico
al cerro, al agua y a la tierra. La valía que el indígena
le ha dado a este lugar es notable porque, según ellos, el
equilibrio del cosmos y el bienestar de la comunidad, dependen en
cierta medida de la buena atención ceremonial que se procure.
El 3 de mayo es la celebración de la Santa Cruz, tradición
muy antigua. Su festividad contiene una serie de metas y ceremonias
que realizan y refuerzan la identidad del grupo.
La organización para la ceremonia de la Santa Cruz en el
cerro o en el manantial, recae en un grupo de vecinos de la comunidad.
Los preparativos dan inicio en abril y consisten en determinar quién
será el padrino de la cruz. El padrino es la persona principal
de la ceremonia y su tarea será la de restaurar la cruz ya
asentada en el sitio por otros padrinos anteriores; la reforzará
si esta rota de alguno de sus lados y la pintará. Además
se arregla con adornos hechos a mano como flores de papel crepé,
velas y veladoras.
Una vez hechos los arreglos, la cruz será velada la noche
anterior a la celebración en la ceremonia junto a los santos
venerados en el altar doméstico que es adornado con ramas
de tepejilote y flores. Asimismo el padrino tiene que ver la procuración
de los alimentos para los invitados, la compra de cohetes y el pago
del “rezandero” o cura encargado de realizar el ritual
en el cerro.
Una vez resuelto el asunto del padrinazgo, el elegido inicia, unos
días antes de la fecha, el arreglo del sitio realizando una
limpia del terreno. Recibe cooperación de los vecinos para
la comida, que consiste en guajolotes, gallinas, refrescos, refino
y cerveza.
Al
llegar el día de la fiesta, los encargados del festejo se
reúnen en casa del padrino, de donde sacan una mesa para
llevarla al cerro y sobre la que el sacerdote colocará todos
los elementos para el ritual. Cerca de las once de la mañana
se celebra la misa, sahumando y esparciendo con agua bendita la
cruz y a su padrino, a la par que se escuchan los cohetes que anuncian
a las comunidades cercanas el inicio de la celebración.
Al
salir de la iglesia se organizan en procesión y caminan por
veredas hasta llegar al sitio donde se ha de efectuar la ceremonia,
que ya está adornado con flores de la región, y se
coloca un arco hecho con hojas de tepejilote, para depositar la
ofrenda: veladoras, incensario o “copalero”, vino y
comida. Acto seguido, el padrino perfuma el lugar dejando un olor
penetrante a incienso, con el cual se purifica el espacio del ritual.
Antiguamente era la música de banda la que amenizaba el ambiente
al momento de celebrar la comida en casa del padrino, misma que
servía como detonadora del baile que duraba hasta la media
noche. En la actualidad son los huapangueros los que, con su guitarra
y violín, animan el baile interpretando sones tradicionales.
Día de los albañiles, día de la Santa Cruz
Esta fiesta es considerada por Roma como la conmemoración
del rescate de la cruz en la que murió Cristo. Al parecer,
su origen se remonta al siglo IV, cuando el emperador Constantino
derrotó a Majencio, quien pretendía derrocarlo.
Los historiadores cristianos Eusebio de Cesárea y Cecilio
Lactancio, contemporáneos de Constantino, cuentan la historia
del favor divino en esta última batalla: “Era el 27
de octubre del año 312 d.C., cuando Constantino miró
al cielo y vio la señal de la cruz con la leyenda in hoc
signo vinces (con esta señal vencerás). Durante la
noche tuvo grandes pesadillas oyendo voces que le instaban a que
marcara a sus legionarios con dicha señal. Al amanecer lo
hizo, y la victoria fue aplastante”.
Luego de la victoria se sintió conmovido y convencido por
el cristianismo de tal manera que envió a su madre, la futura
Santa Elena, a Jerusalén, a buscar las reliquias de la cruz
del Cristo. Guiada por su intuición, realizó excavaciones
en el Monte Calvario y encontró, en el año 326, las
tres cruces en las que murieron Jesús y los ladrones Dimas
(quien, dicho sea de paso, es considerado patrono de los
ladrones) y Gestas.
Con el fin de averiguar cuál de las tres cruces era la de
Jesús, el obispo de Jerusalén que acompañaba
a Elena pidió a una mujer gravemente enferma que tocase las
tres cruces. La mujer obedeció y al tocar una de las cruces
quedó inmediatamente curada de sus males, por lo que todos
concluyeron que aquélla era la verdadera cruz de Cristo,
ya que sólo ésa pudo haber realizado el milagro. La
leyenda dice que la obra del desentierro de la cruz fue hecha por
los albañiles, por lo que ésta se volvió patrona
de su gremio.
En la actualidad, el gremio de los albañiles es el único
que no se olvida de su día y lo festeja cada 3 de mayo colocando
una cruz en donde se encuentren trabajando anunciando muy temprano
con cohetes. Posteriormente, al mediodía, el patrón
los festeja con una comida en que nunca faltan los tragos. |