Año 5 • No. 180 • Mayo 23 de 2005 Xalapa • Veracruz • México
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Danza UV: la creación coreográfica
como investigación científica
Edgar Onofre
La Facultad de Danza de la Universidad Veracruzana (UV) recientemente estableció vínculos de colaboración con las universidades de Costa Rica (UCR) y Nacional de Costa Rica (UNA), así como con el Centro de Información e Investigación de la Danza “José Limón” del Centro Nacional de las Artes (Cenart), para fortalecer los cuerpos académicos de esta facultad y, al mismo tiempo, desarrollar lo que podría ser el primer intento en el país, y acaso en América Latina, por hacer de la creación coreográfica un proceso de investigación.

De acuerdo con la directora de esta facultad, Guadalupe Barrientos, “uno de los problemas que tenemos en las artes escénicas, en el marco de las universidades, es que no se contempla la creación como un proyecto de investigación; lo que se entiende como investigación son temas como la danza en los años setenta en México, su contexto y sus productos, proyectos en términos librescos, por decirlo de alguna manera, y nosotros creemos que la creación coreográfica es una investigación creativa en la que tiene que ver el coreógrafo y el intérprete, que se puede plantear y sistematizar con los cánones y parámetros de una investigación seria, científica, dentro de las artes y las humanidades”.

Por esto, los cuerpos académicos de la facultad “estamos intentando que la UV y (programas federales como) Promep reconozcan eso y éste será el primer intento para hacer de la creación escénica proyectos de investigación reconocido por los ámbitos institucionales”.

De esta manera, la facultad de Danza de la UV se ha dado a la tarea, desde marzo pasado, de realizar la primera intentona de América Latina –y quizá del ámbito internacional, de acuerdo con la experiencia profesional tanto de Barrientos, otrora bailarina del Ballet Nacional de México, como de la coreógrafa costarricense Verónica Monestel– por hacer de la creación coreográfica un proceso de investigación riguroso y concienzudo.

Musas de Guerra.
En marzo pasado, una de las jóvenes coreógrafas de creciente palmarés en Costa Rica llegó a la Facultad de Danza para montar “Musas de Guerra”, una coreografía que abarca el tema de la fuerza femenina, según definió su autora, Verónica Monestel. Tal obra ya ha sido presentada por seis bailarinas de la Compañía de Danza de la UCR en Costa Rica, donde además ganó un concurso para elegir las seis mejores coreografías del año, por lo que será representada en los meses siguientes en el Teatro Nacional de Costa Rica.

“Musas de Guerra” será también la obra cuyo proceso está siendo desarrollado bajo cánones característicos de la investigación. De acuerdo con Barrientos y Monestel, cada uno de los pasos del proceso para montar y presentar esta coreografía serán documentados de manera que el producto final, un documento por escrito, muestre “cómo queda plasmada la obra y cualquiera pueda saber cómo trabajamos. Queremos que exista una referencia escrita del proceso desglosado para montar una obra, desde cero hasta presentarse al público, que permita un análisis o: más profundo de la obra”, explicó Monestel.

De acuerdo con la coreógrafa tica, el trabajo de documentación del proceso que implica desarrollar una coreografía en danza contemporánea permitiría registrar con minuciosidad “el trabajo realizado con profesores de taller escénico, el sistema de trabajo que ocupamos, la manera en que se intercambia la información, el traslado de los movimientos, la forma en que los bailarines reaccionan conmigo. Un espectáculo de danza se ve muy bien, pero el análisis del trabajo queda en manos de los críticos, quienes normalmente se refieren al discurso de la obra y no a la manera en cómo se desarrolla un proceso de creación coreográfica. Buscamos, entonces, un análisis profundo en la dinámica que vivimos, el entrenamiento específico, las motivaciones, las reacciones de los estudiantes a determinados movimientos, la aportación de los alumnos, es decir, analizar el proceso y dejarlo plasmado en un documento”.

Esta iniciativa, explicó Barrientos, cobra una mayor importancia para la comunidad dancística en cuanto la investigación y la creación “son dos ámbitos que en México están divorciados: los investigadores están en sus cubículos y entre más grados tienen, menos les interesa la escena o el taller. Ni ellos conocen nuestra realidad ni nosotros sabemos lo que están haciendo sino hasta que vemos un libro publicado. Se trata de un intento de vincular áreas fundamentales para nosotros, una facultad que forma profesionales de la danza”.

El público es quien debe disfrutar estéticamente, sensorialmente, pero nosotros como universitarios somos más que intérpretes, con un apartado sicomotor muy diestro. Debemos incentivar a los alumnos a la reflexión del hecho escénico, y hacerlo durante el proceso (de montar una obra) representa una buena estrategia. No creo que nos lleve a estandarizar procesos. No se trata de copiarlos, sino ver cómo otros coreógrafos han realizado sus obras.

“Por otro lado, en la danza, las obras quedan registradas en un cinta de video, pero toda la reflexión que requieren, su proceso creativo, no queda en ningún lado. Lo comparten sus intérpretes, porque en el proceso de hacer coreografía participan todos, pero la memoria corporal se pierde. Se acaba la compañía, el coreógrafo y las siguientes generaciones no sabrán cómo fue el proceso. Y precisamente es lo que tratamos de conservar, sobre todo en cuanto que formamos profesionales de la danza, la memoria del proceso coreográfico”, añadió.

Según Verónica Monestel, quien ha tenido experiencias en escenarios de Holanda, “no hay antecedentes de un ejercicio como éste. Yo había escrito mi trabajo, pero es importante que los demás maestros participen y analicen el trabajo. Podría servir de guía para coreógrafos jóvenes, a manera de una referencia, y sirve también para sacar información corporal y estar en contacto con los profesores a nivel técnico y creativo”.

En este sentido coincidió la directora de Danza UV: “Me da la impresión que en México no existen antecedentes de una tarea como ésta. Tras la obra se analizan sus temas, sus variaciones a través del tiempo, sus planteamientos en lenguaje corporal, pero siempre después del hecho escénico y la mayoría de las veces quien analiza es un crítico. Nosotros creemos, en cambio, que el mismo creador puede reflexionar sobre su obra, aunque muchas veces resulte difícil. Se debe intentar en un ámbito académico, directamente durante el proceso de creación y de montaje y tomarlo como la sustancia que vamos a analizar. Ahí estamos uniendo realmente la creación con la investigación”.

El proceso a que ambas hicieron referencia, “es una de las cosas que más le queda al bailarín, es fundamental. Cuando se baila una obra, al bailarín le queda grabado el proceso, la experiencia de recibir la obra y traducirla, no conozco ningún bailarín profesional que no hable del proceso y eso es parte fundamental de la carga escénica”, explicó Monestel.



Guadalupe Barrientos.
Academia vs lirismo
“Usualmente, la formación en la danza estaba fuera de los ámbitos académicos”, explicó Guadalupe Barrientos. “En México ha pasado un buen tiempo para que la gente vea la enseñanza artística a nivel licenciatura, aunque las licenciaturas no necesariamente forman creadores; sin embargo, para muchos creadores y gente involucrada en la danza, debe tener un ámbito universitario. Para otros, los cuerpos académicos no tienen mucho sentido, ni los grados, pues un grado no te hace mejor maestro ni mejor persona y en el proceso creativo eso es muy claro: no garantiza nada. Sin embargo, sus detractores también deben entender que tenerlo no les quita nada”.

Lazos de colaboración
Frente a las políticas educativas federales que exigen a las universidades que sean sus cuerpos académicos quienes orienten la vida de cada facultad, la comunidad de Danza UV concursó por una beca del Programa de Mejoramiento del Profesorado (Promep) para establecer un intercambio con dos instituciones de Costa Rica y una del país, el Centro de Información e Investigación “José Limón” del Centro Nacional de las Artes (Cenart).

A través de esta colaboración, busca no sólo la movilidad de sus académicos y estudiantes, sino el intercambio de experiencias que permitan una mejor orientación para el nuevo plan de estudios que esta facultad desarrolla. “Para esto queremos intercambiar ideas con gente que se ha dedicado profesionalmente a la danza, dentro y fuera del país”.

En noviembre, Promep destinó recursos por 260 mil pesos a Danza UV, que han permitido la visita del coreógrafo Rogelio López, director de la Compañía de Danza de UCR, quien trabajó por 15 días dando clases a maestros y estudiantes, ofreciendo charlas acerca de la investigación en la danza, la formación de bailarines en el mundo actual y cuestiones de disciplina y ética. Luego, la profesora local Ángeles Anaya partió a Costa Rica para dar clase, realizar entrevistas con bailarines y maestros para analizar la formación de profesionales de la danza y tener referencias para orientar la licenciatura.

Actualmente Verónica Monestel se ha incorporado a Danza UV para realizar tanto la experiencia de investigación descrita líneas arriba como para montar con el grupo de estudiantes de Prácticas Escénicas la obra “Musas de Guerra“, cuyo elenco ya ha sido seleccionado y se mantiene trabajando técnicas de danza contemporánea. De acuerdo con la novel coreógrafa “la idea es traer el trabajo realizado en Costa Rica con esa obra y encaminar a los estudiantes a vivir una experiencia coreográfica profesional, que los puede enfrentar a la realidad del hechos escénico”.