Año 5 • No. 180 • Abril 25 de 2005 Xalapa • Veracruz • México
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La UV apuesta por desarrollar
y formar en microtecnología
Carolina Cruz
Boca del Río, Ver.- El que la microelectrónica (mediante la cual se producen microprocesadores, memoria y otros circuitos digitales) sea una actividad compleja y cara, exclusiva para países de primer mundo, constituye un obstáculo para que industriales e inversionistas apuesten en México por la micro y nanotecnología. Además, faltan tecnólogos y profesionales especializados en un área que es ya una realidad cotidiana en el mundo.

La UV opera en la Facultad de Ingeniería de Veracruz un Centro de Diseño de Sistemas Micro Electromecánicos (MEMS), a cargo de Pedro Javier García-Ramírez, para quien es necesario impulsar la fabricación de estos sistemas en la universidad.

“La formación en microtecnología en los cursos regulares de ingeniería es muy limitada y necesita ser fortalecida. El Centro de Diseño MEMS del campus Veracruz fue hecho para reducir este vacío en la educación y vincularse con la industria regional en el desarrollo de proyectos mutuos”.

De 90 escuelas de ingeniería electrónica en nuestro país, sólo cuatro buscan enseñar y realizar investigación en actividades de la microelectrónica: el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica en Puebla; el Laboratorio Nacional de Nanotecnología (LNN), el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE) y el Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados (Cinvestav) del IPN, en Jalisco.

“En la región del Golfo de México, particularmente en el estado de Veracruz, pueden ser detectados unos diez programas académicos relacionados con la electrónica. Desafortunadamente, nadie presenta el nivel graduado que la microelectrónica requiere”.

Según el tecnólogo, ello demuestra que las actividades académicas e industriales en microfabricación están muy limitadas aún en México, pero especialmente en el sur-sureste del país.

¿Para qué desarrollar MEMS?
Son varias las razones por las cuales México debe apuntar hacia el desarrollo de la micro y nanotecnología, no sólo por el hecho de que el hombre moderno y la tecnología dependen cada vez más de ella, sino porque la electrónica “se está convirtiendo en el más grande mercado comercial, está penetrando en la mayoría de las actividades humanas y las técnicas de microfabricación pueden ser aplicadas a otros dispositivos, además de los electrónicos”.

La tecnología de microfabricación ha evolucionado rápidamente en los últimos 40 años y alcanza la escala de los manómetros y la era de las nanomáquinas. Además de esta fantástica evolución, las tecnologías de microfabricación son y pueden ser usadas por un creciente número de diferentes aplicaciones que incluyen dispositivos optoelectrónicos, fotónicos, magnéticos, sensores y actuadores de toda clase de aplicaciones, además de microestructuras para aplicaciones de biotecnología o experimentales. Este amplio incremento del espectro de aplicaciones de tecnologías de microfabricación muestra la importancia de ofrecer programas de educación en esta área”, señaló García-Ramírez.

Si el gobierno y las instituciones de educación superior dieran un mayor impulso a esta área del desarrollo, no serían pocos los beneficios que aportaría al país el incremento de infraestructura y laboratorios, porque la microfabricación “es factible en México, existe amplia demanda, no sólo se necesita para grandes mercados de microprocesadores y memorias, y redundaría en un incremento en la probabilidad de que aparezcan en nuevas industrias y en el interés de grandes corporaciones para establecer plantas de microfabricación en la región, motivados por una disponible fuente de capacidad humana”.

Desde su inicio en los años 60 hasta la actualidad la microtecnología está muy avanzada (va en su cuarta generación) y en cuanto a la nanotecnología, aunque se podría señalar que está en su infancia, presenta ya el potencial para niveles sin precedentes de densidad de dispositivos, baja potencia y posiblemente mayor velocidad de operación.

La industria de semiconductores ha combinado ingresos por encima de los 140 mil millones de dólares y su progreso técnico es ejemplificado por la aparición de productos con tecnología de punta tales como microprocesadores operando a 4 giga hertz o más, microprocesadores con aproximadamente mil millones de transistores y chips de memoria con densidad de 1 giga byte.