Para Irma Aída Torres Ferman, académica del Instituto
de Investigaciones Psicológicas, “al niño discapacitado
se le niega su sexualidad; aunque tenga 20 años, sus padres
lo siguen tratando como niño y no lo orientan ni educan en
el sexo”.
Quien el pasado 3 de junio ofreció el taller Educación
Sexual dirigido a padres de niños con capacidades especiales,
afirma que el niño o niña con discapacidad mental
es considerado por la sociedad como una persona no autónoma,
a quien se le enseña a percibirse como un disminuido, devaluado
o incapaz de relacionarse exitosamente en su ambiente social. “De
ahí que, por extensión, la sexualidad sea vista de
manera deformada, principalmente por sus cuidadores y padres quienes
prolongan la dependencia del sujeto hacia ellos e incrementan la
dificultad para que promueva una separación del núcleo
familiar”.
Para Torres Ferman, este hecho entorpece su proceso de desarrollo
sexual, limita la expresión de sus impulsos y necesidades
sexuales y provoca que el niño o niña con discapacidad
mental busque la satisfacción de sus impulsos sin considerar
normas y valores morales, y expresando su sexualidad con espontaneidad
e impulsividad, “como cuando se masturba en público,
o explora su cuerpo o el de sus compañeros sin reparar en
la presencia de las personas que lo rodean”.
Tema de suma importancia es la preocupación que sienten los
padres por determinados comportamientos socioafectivos de sus hijos
que pueden ser malinterpretados por las personas que los rodean:
“Algunos padres temen que sus hijas sufran abusos sexuales
por mostrarse confiadas y cariñosas con los extraños
y muestran también marcada preocupación ante la conducta
de masturbación de sus hijos, pues temen que la realicen
públicamente”.
Estos niños y adolescentes no tienen malicia, son candorosos,
afectivos y confiados, vulnerables a que se aprovechen de sus condiciones.
Tienen necesidades sexuales como cualquier persona, lo que sucede
es que no se les ha enseñado a distinguir quién es
su amigo y quién no: “y si educar en sexualidad a niños
regulares es complicado, con estos niños es más”.
Enseñar a los niños a diferenciar qué conducta
es privada y qué es pública es responsabilidad de
los padres y tutores. Los discapacitados mentales también
tienen deseos de formar una familia y tener hijos, y así
lo hacen en muchas ocasiones: “A veces los padres lo que hacen
es esterilizarlos negándoles esta posibilidad. A los niños
hay que enseñarles de una manera que entiendan, además
de ponerles buenos ejemplos”.
La investigadora universitaria tiene amplia experiencia en el tema
de educación a niños discapacitados. Aunque su área
de estudio es la educación para la salud, se ha especializado
en psicología y educación. Ha publicado numerosos
artículos en revistas especializadas y es coautora del libro
Los derechos sexuales de los niños con discapacidad mental.
El taller se impartió dentro del ciclo de Talleres de Educación
Especial, organizado por alumnos de la carrera de Publicidad y Relaciones
Públicas de la UV agrupados como Agencia Cyan. En el ciclo
también se impartieron los talleres Integración educativa,
Hiperactividad y problemas de conducta y Autoestima, dirigidos a
padres de familia de niños con discapacidad. |