Año 5 • No. 183 • Junio 13 de 2005
Xalapa • Veracruz • México
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  Comprueban científicos de la UV:
La falta de sueño deteriora la
memoria y los procesos de aprendizaje
Juan Carlos Plata

Científicos de la Universidad Veracruzana (UV) comprobaron mediante experimentos con ratas que la falta de sueño deteriora la memoria y los procesos de aprendizaje, tal y como lo habían propuesto investigadores del ámbito internacional, afirmó el Fabio García, investigador del Instituto de Ciencias de la Salud.

Durante muchos años se creyó que el sueño tenía una función de restauración cerebral y del organismo, pero a partir de investigaciones recientes se ha logrado establecer que una etapa del sueño, llamada sueño de movimientos oculares rápidos o sueño Morh –que es cuando soñamos–, está íntimamente ligada al aprendizaje y la memoria.

“Hacemos experimentos con ratas a las que se someten a una prueba llamada Laberinto Acuático de Morris, los animales tienen que aprender a ubicarse en un estanque de agua y buscar una plataforma, después los privamos del sueño y los volvemos a someter a la prueba y hemos comprobado que el animal tarda más tiempo en localizar la plataforma debido a que, con la falta de sueño, el proceso de aprendizaje se deteriora”.

Fabio García explicó que, luego de las pruebas, se sacrifica al animal, se le extrae el cerebro y se estudia una parte llamada hipocampo, que es un área especializada en la consolidación de la memoria espacial, donde se puede hacer marcaje de expresión de algunas moléculas importantes en el aprendizaje y en el sueño.

“Ahora se sabe que el aprendizaje induce división de neuronas en esa parte del cerebro, por lo que nosotros estamos interesados en saber si los animales privados del sueño tienden a aumentar o a disminuir el número de células que se generan en esta área del cerebro en relación con pruebas de aprendizaje. Lo que esperamos es que si al animal sometido a una prueba se le incrementa la cantidad de sueño, el número de neuronas generadas sea mayor. En los humanos también se ha detectado división celular en el hipocampo, por lo que los procesos observados en las ratas podrían ser equiparables en los humanos”.

Fabio García García, quien durante varios años ha realizado estudios sobre Neurobiología del sueño, explicó que las neuronas tienen cierta anatomía, tienen una parte que se llama dendrita y otra llamada axón.

“La dendrita es la parte que recibe toda la información proveniente de los estímulos externos. Cuando un animal es sometido a una prueba de aprendizaje, cualquiera que sea la prueba, el número de espinas dendríticas se incrementa. Al hecho de que la citoarquitectura celular sea capaz de modificar su capacidad morfológica dependiendo de un estímulo, se le llama plasticidad”.

El científico de la UV aseguró que no es del todo cierto que una persona tenga que dormir por lo menos ocho horas diarias para descansar perfectamente, ya que hay personas que con cuatro horas de sueño pueden desarrollar sus funciones perfectamente y hay algunas otras que necesitan de más horas de sueño. “Es una condición individual, el tiempo que requiere dormir una persona depende de las necesidades individuales. Lo que no podemos hacer es dejar de dormir, cotidianamente necesitamos tener un periodo de sueño“.

El sueño, tanto en animales como en humanos, se divide en dos partes, el sueño de ondas lentas, en las primeras horas de descanso; después viene la etapa del sueño de movimientos oculares rápidos, conocido como sueño Morh, que es cuando soñamos. Esta etapa es la que más se ha relacionado con los procesos de la memoria y el aprendizaje, y cuando se hace privación específica de esta etapa de sueño el deterioro del aprendizaje es mayor que si se hace una privación total del sueño.

“Se han hecho estudios en humanos durante esa etapa de sueño para medir el metabolismo cerebral y se ha demostrado que la actividad cerebral en todas las áreas es muy parecida a la que tiene el sujeto cuando está despierto”.

Fabio García es biólogo egresado de la Facultad de Ciencias de la UNAM, tiene maestría y doctorado en Ciencias Médicas por la Facultad de Medicina de la UNAM, y trabajó cuatro años en la Universidad Estatal de Washington con James Krueger, pionero en la regulación humoral del sueño. Recibió un reconocimiento de la Sleep Research Society por la mejor investigación básica en el área del sueño. Se incorporó al Instituto de Ciencias Médicas de la UV en 2004.