Los niños del CIMI son –según estadísticas–
los alumnos que más se gradúan, son los casos de Alexis
y Alain Fonseca, Nayeli Olivares, Daniel Flores Hernández,
Jalil Jorge Eufracio y Alicia Oliva, que se suman a los graduados
titulados de la Facultad de Música, quienes en los últimos
ocho años representan el 50 por ciento.
Pero el CIMI no sólo ha formado músicos, también
ha ayudado a muchos niños a ser mejores estudiantes, profesionistas
y seres humanos, alimentando con la música su espíritu.
La
gran demanda…
Dentro de unos cuantos meses el CIMI cumplirá 25 años
de trabajo ininterrumpido. El maestro Cutberto Córdoba, coordinador
del Centro, opina que ha sido una tarea satisfactoria cumplir con
éxito más de dos décadas de brindar bases sólidas
a infantes de hasta 12 años que no sólo son futuros
instrumentistas, estudiantes de la Facultad de Música o miembros
de orquestas, sino personas sensibles que adquieren una disciplina,
hábitos y un orden de estudio, aparte de una cultura amplia.
“Generalmente nuestros alumnos de música son buenos
estudiantes en sus diferentes escuelas gracias a los valores que
les inculcamos. Encausamos su energía al grado que son melómanos
consumidores. Formamos públicos a la par que nuestros niños
desarrollan un nivel elevado, estandarizado en su educación”.
La demanda de acceso al CIMI es muy alta. Cuentan con 260 alumnos
y 40 maestros, pero en cada periodo de inscripciones aplican entre
100 y 120 niños, por lo que la labor para elegir quienes
quedan es muy difícil.
Los maestros saben que no todos los que entran serán ejecutantes,
pero no por eso son menos exigentes: “No nos podemos dar el
lujo de no ser cuidadosos con la educación de los pequeños.
Si los preparamos lo mejor posible tendrán mayores posibilidades
de quedar en la facultad”.
Sus
grandes talentos…
Para muestra, anotamos sólo dos ejemplos: Guadalupe Colorado
y Diana Castro.
La soprano Guadalupe Colorado es una de las primeras personas en
egresar del CIMI. En 1997 se tituló de la Facultad de Música
con mención honorífica. Cursa estudios de maestría
en la Universidad de Música y Artes Dramáticas en
Gratz, Austria, becada por el Fonca, la UV y el Gobierno del Estado.
Lupita Colorado ha actuado en Italia, Austria, Hungría, España,
México, Sudamérica y Canadá. Ha tomado cursos
de perfeccionamiento y master classes con José Suaste, Francisco
Araiza y Encarnación Vázquez (México); Maida
Prado (en EU), Elena Lazarska (Polonia), Christel Borgherz (Alemania)
y Eva Bartfai (Hungría).
En el 2003 participó en una estancia académica en
el centro Banff para las artes en Canadá y desde entonces
regresa cada año a impartir clases. Cuenta con un título
único en su género, el de cantante de concierto –especialidad
en música alemana Lied y Oratoria–, que le abrió
las puertas al mundo y que nadie más posee en México.
Es la única latinoamericana que ha sido seleccionada entre
cientos de cantantes para tomar clases magistrales con la legendaria
maestra Elly Amelling, considerada como la figura más importante
del siglo XXI. Son sólo ocho alumnos de todo el mundo quienes
tomaron este curso en la Universidad de British Columbia este año.
La pianista Diana Castro también es egresada del CIMI. En
su aún breve trayectoria musical se ha colocado como una
de las pianistas más prometedoras de la nueva generación
de artistas mexicanos, por su brillante técnica pianística,
su innegable musicalidad y su atractiva personalidad escénica.
Ganadora del primer lugar en el 2001 Mississippi Music Teachers
Association Piano Competition, Diana se ha presentado en México,
Canadá y EU. En el curso de su carrera ha recibido diversos
estímulos y reconocimientos de instituciones como la University
of Southern California, University of Southern Mississippi (USM),
University of Victoria in Canada (UViC), el Fondo Estatal para la
Cultura y las Artes de Veracruz y la UV.
Antecedentes
del CIMI
Para la maestra Eloisa Almazán, fundar el CIMI representó
una agradable aventura en la que maestros y alumnos sembraron las
primeras semillas y dieron los primeros pasos. Según la fundadora
del CIMI, en 1976 se abrieron las inscripciones para el primer Curso
Experimental de Iniciación Musical dirigido a niños
de siete a nueve años. Las clases eran impartidas por la
propia Almazán y su hermana Marcela así como la maestra
Paz Navarro.
Con éste y los cursos siguientes quedaron estructurados los
Talleres Infantiles de la UV. A estos talleres acudían hijos
de músicos principalmente, estaban organizados por edades
y estaban repartidos en pequeños grupos de 10 y 12 alumnos.
Se daban clases de iniciación musical, conjunto coral y orquesta
rítmica además de flauta dulce y los instrumentos
utilizados eran xilófonos y metalófonos, sonajas,
maracas, raspadores, crótalos y triángulos.
Junto con ella, Manuel de Elías, Eugenio Szleziak, Enrique
Velasco y Alfonso Moreno reunieron sus esfuerzos para diseñar
un plan de estudios generando lo que hoy se conoce como CIMI: “Este
plan de estudios incluía ocho semestres e integraba tres
disciplinas básicas; solfeo, conjunto coral o instrumental
e instrumento”.
De esta manera, en octubre de 1981 el CIMI quedó instalado
en Zamora 40 e inició sus cursos con 35 alumnos, en su mayoría
provenientes de los talleres de música y del ciclo de iniciación
infantil que existía en la Facultad de Música.
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