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Autonomía
Materiales de estudio y autonomía
Sergio Valdivia Navarro |
Cuando
uno, como maestro, escribe materiales para nuestras clases o cuando
seleccionamos algún libro de texto o consulta para nuestros
estudiantes, debemos hacerlo con mucho detenimiento, sobre todo si
queremos ser promotores de un mejor manejo de los momentos de trabajo
autonónomo por parte de nuestros estudiantes; una autonomía
que estará presente tanto en nuestros cursos, como fuera de
ellos.
Sean libros de texto o consulta, antologías o apuntes de clase,
todos constituyen un instrumento muy importante para la promoción
de la autonomía del aprendizaje. ¿Por qué? Bueno,
estos materiales se convierten en un vehículo básico
de comunicación con nuestros estudiantes. Si se trata de la
selección de un libro de texto o consulta, debemos recordar
que estamos incluyendo una tercera voz, un tercer participante en
nuestras charlas con nuestros alumnos: el autor del libro. Y la pregunta
surge: ¿el autor o autores de nuestros libros se comunican
de igual forma como lo hacemos nosotros con nuestros estudiantes?
Los libros que traemos a formar parte de nuestros cursos tienen una
gran influencia en nuestra enseñanza por varias razones: los
libros, supuestamente, contienen la verdad del conocimiento
y los libros nunca se equivocan. Pero, sobre todo, suponemos
que los libros contienen los pasos más sencillos para
llegar al tema de estudio. Si vemos los libros con esta óptica,
veremos que, a pesar de todo, nos hemos convertido en traductores
y facilitadores para los estudiantes, pues muchos piensan que sin
nosotros los alumnos estarían solos con sus libros bajo el
brazo. Muchas veces, nuestros estudiantes vienen a nosotros porque
no entienden sus libros y somos nosotros, los maestros, los que lo
que entendemos todo y los que podemos explicarlo
todo.
Pero debemos recordar que no siempre estamos con nuestros alumnos,
hay muchos momentos de su proceso de aprendizaje en que cuentan únicamente
con sus libros y sus apuntes. Y es en esos momentos de soledad en
que los recursos escritos se convierten en una herramienta única
para continuar con su aprendizaje (¿autoaprendizaje?).
Por lo tanto, tenemos que detenernos a pensar que un buen material
escrito debe contener una forma amable de acercar al estudiante al
conocimiento. Los estudiantes no debieran sufrir al abrir un libro
de texto. Debe ser un material que guíe al estudiante. Muchas
veces caemos en el error al creer que nuestros estudiantes al ser
universitarios cuentan ya con las capacidades para desvelar los vericuetos
de los libros de texto o de nuestros materiales. Y esto no es así.
Son jóvenes que han desarrollado sus capacidades de aprendizaje
pero que muchas veces enfrentan el aprendizaje como una montaña
cuesta arriba. Los materiales deben ser flexibles y ofrecer opciones
de trabajo a los estudiantes, ya que un material demasiado lineal
conlleva la idea de que todos aprenden de igual manera, por lo que
necesitamos un material que brinde opciones para los diferentes estilos
de aprendizaje de nuestros alumnos.
Hay, sin nosotros darnos cuenta de ello, aspectos ocultos, contenidos
en la estructura de nuestros materiales que son básicos al
acercar a nuestros estudiantes al conocimiento y que pueden ser la
causa de que el estudio autónomo de nuestros estudiantes no
sea tan placentero. Recordemos que si queremos promover la autonomía
del aprendizaje, los materiales son fundamentales para este proceso.
Hagamos una selección más cuidadosa de todo aquello
que ponemos en sus manos porque puede marcar la diferencia entre aceptar
o no el trabajo autónomo. |
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