Año 5 • No. 189 • agosto 22 de 2005 Xalapa • Veracruz • México
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Autonomía
Materiales de estudio y autonomía
Sergio Valdivia Navarro
Cuando uno, como maestro, escribe materiales para nuestras clases o cuando seleccionamos algún libro de texto o consulta para nuestros estudiantes, debemos hacerlo con mucho detenimiento, sobre todo si queremos ser promotores de un mejor manejo de los momentos de trabajo autonónomo por parte de nuestros estudiantes; una autonomía que estará presente tanto en nuestros cursos, como fuera de ellos.

Sean libros de texto o consulta, antologías o apuntes de clase, todos constituyen un instrumento muy importante para la promoción de la autonomía del aprendizaje. ¿Por qué? Bueno, estos materiales se convierten en un vehículo básico de comunicación con nuestros estudiantes. Si se trata de la selección de un libro de texto o consulta, debemos recordar que estamos incluyendo una tercera voz, un tercer participante en nuestras charlas con nuestros alumnos: el autor del libro. Y la pregunta surge: ¿el autor o autores de nuestros libros se comunican de igual forma como lo hacemos nosotros con nuestros estudiantes?

Los libros que traemos a formar parte de nuestros cursos tienen una gran influencia en nuestra enseñanza por varias razones: los libros, supuestamente, contienen la verdad del conocimiento y los libros nunca se equivocan. Pero, sobre todo, suponemos que los libros contienen los pasos más sencillos para llegar al tema de estudio. Si vemos los libros con esta óptica, veremos que, a pesar de todo, nos hemos convertido en traductores y facilitadores para los estudiantes, pues muchos piensan que sin nosotros los alumnos estarían solos con sus libros bajo el brazo. Muchas veces, nuestros estudiantes vienen a nosotros porque no entienden sus libros y somos nosotros, los maestros, los que lo que entendemos todo y los que podemos explicarlo todo.

Pero debemos recordar que no siempre estamos con nuestros alumnos, hay muchos momentos de su proceso de aprendizaje en que cuentan únicamente con sus libros y sus apuntes. Y es en esos momentos de soledad en que los recursos escritos se convierten en una herramienta única para continuar con su aprendizaje (¿autoaprendizaje?).

Por lo tanto, tenemos que detenernos a pensar que un buen material escrito debe contener una forma amable de acercar al estudiante al conocimiento. Los estudiantes no debieran sufrir al abrir un libro de texto. Debe ser un material que guíe al estudiante. Muchas veces caemos en el error al creer que nuestros estudiantes al ser universitarios cuentan ya con las capacidades para desvelar los vericuetos de los libros de texto o de nuestros materiales. Y esto no es así.

Son jóvenes que han desarrollado sus capacidades de aprendizaje pero que muchas veces enfrentan el aprendizaje como una montaña cuesta arriba. Los materiales deben ser flexibles y ofrecer opciones de trabajo a los estudiantes, ya que un material demasiado lineal conlleva la idea de que todos aprenden de igual manera, por lo que necesitamos un material que brinde opciones para los diferentes estilos de aprendizaje de nuestros alumnos.

Hay, sin nosotros darnos cuenta de ello, aspectos ocultos, contenidos en la estructura de nuestros materiales que son básicos al acercar a nuestros estudiantes al conocimiento y que pueden ser la causa de que el estudio autónomo de nuestros estudiantes no sea tan placentero. Recordemos que si queremos promover la autonomía del aprendizaje, los materiales son fundamentales para este proceso. Hagamos una selección más cuidadosa de todo aquello que ponemos en sus manos porque puede marcar la diferencia entre aceptar o no el trabajo autónomo.