Año 5 • No. 191 • septiembre 5 de 2005

Xalapa • Veracruz • México
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  México, más caricaturesco y surrealista
que las propias caricaturas: Patricio
Edgar Onofre
“El chiste de la caricatura es la trasgresión, la burla y la ironía; la buena caricatura siempre es incisiva, cuestionadora”
El país nuestro que rodea a los personajes que pueblan las historietas del caricaturista Patricio, autor de sagas como Los Miserables o el Hombre-Man, resulta “más caricaturesco y surrealista que las caricaturas mismas”, aseguró el propio creador de personajes como Bilimbique Godínez o el mismo Hombre-Man y que participará el 12 de septiembre con sus colegas Helguera, Rocha y Pedro Sol en la FILU.

De acuerdo con el caricaturista, el carácter irrespetuoso y lúdico de la caricatura “es el sentido mismo de la caricatura; si no fuera así, la caricatura no tendría chiste y el chiste de la caricatura, en buena medida, es la trasgresión, la burla y la ironía”. Sin embargo, aceptó que el oficio de monero no implica necesariamente pelear a la contra, pues “se puede hacer caricatura para alabar o que simplemente no diga nada, pero yo diría que la buena caricatura siempre es incisiva, cuestionadora”.

Para Patricio, en cierta medida la herencia lúdica de los caricaturistas proviene de la tradición veracruzana, “de la rima, las versadas, que van en ese sentido: contar algo pero con humor e ironía”, aunque advirtió que “todavía existe en el país falta de libertad de expresión, no necesariamente a nivel nacional, pero sí a nivel local. Además, existe una falta de evolución no sólo del género de la caricatura sino del periodismo: hay lugares donde todavía no ha pasado la transición a la democracia y donde tampoco ha pasado en los medios. El ejemplo es simple: asómate a la prensa estatal y ve quién se mete con Fidel Herrera”.

No obstante, aseguró que la caricatura está en condiciones de formar opinión pública aún por encima de las columnas y editoriales políticas, sobre todo “por el tipo de país que tenemos, en donde la gente lee muchísimo más monitos que otra cosa. En otros países no necesariamente pasa esto, donde la gente lee libros, columnas y periódicos y alguien como Lorenzo Meyer podría ser el Rius de Barcelona. Pero aquí, donde la gente no lee nada sino monitos, pues alguien como Rius –que no nada más hacía caricatura, sino hacía revistas de monitos– pues, efectivamente, es trascendental”.

Acaso por esta razón, el género de la caricatura es mucho más cercano a los mexicanos, pues si bien “existe literatura donde aparecen los elementos de la caricatura, el impacto de personajes literarios en México no es tan fuerte como los personajes de los cómics (salvo muy honrosas excepciones). Por ejemplo, en la literatura de Jorge Ibargüengoitia encuentras el mismo sentido del humor, trasgresor, incisivo que quizá encuentras en los cómics de Rius. Sin embargo, Rius es muchísimo más influyente y conocido que Ibargüengoitia”.