Año 5 • No. 191 • septiembre 5 de 2005
Xalapa • Veracruz • México
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  Las políticas restrictivas de migración tienen un efecto criminal, advierte jurista
Edith Escalón
Las políticas restrictivas de migración legal que cierran las puertas de los países receptores sin considerar su capacidad de absorción laboral tienen un efecto criminal, pues favorecen las redes mafiosas que dedican sus esfuerzos a fomentar, con esta nueva forma de esclavitud, la corrupción, la explotación y la violación de los derechos fundamentales de los migrantes.

María Beatriz García Sánchez.

María Beatriz García Sánchez, especialista en derecho Penal Internacional, dijo que existe una gran paradoja en este fenómeno de la globalización, pues por un lado se habla de medidas de protección al migrante y, por otro, se fomentan políticas públicas que lo castigan y lo reprimen.

La investigadora de la Universidad Rey Juan Carlos explicó el contexto en el que se dan estas contradicciones al participar en el análisis que realizó el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UV, sobre las transformaciones legales que surgen en torno a la globalización.

La mayoría de los gobiernos en la Unión Europea y de los países desarrollados habla de proteger los derechos de los migrantes contra las redes mafiosas, la trata de personas y el tráfico ilegal, pero al mismo tiempo impone políticas de migración que no sólo fomentan este delito, sino que castigan a los que lo cometen.

Todavía impera en los gobiernos el principio de soberanía, por la que tienden a cerrarse, pues creen que así aseguran su sociedad de bienestar: “Se cree que si se abren las puertas, si se absorbe más de lo que puede la economía, se rebaja el bienestar”.

“Ese problema tiene otras soluciones, entre las que podría mencionar la solidaridad y los acuerdos de cooperación”.

Su propuesta es la intervención del derecho penal no sólo atacando las redes mafiosas, sino castigando cualquier conducta que vaya en contra de los intereses de inmigración clandestina, aunque no vulnere los derechos fundamentales.

Habló entonces de acudir a medidas sociales y jurídicas de cooperación entre los países de destino y de origen, y promover en éstos un proceso flexible de regularización para evitar las redes mafiosas, midiendo los receptores su capacidad de absorción y ajustándola a sus necesidades de mano de obra.
“Efectivamente no se pueden abrir las puertas indiscriminadamente, pero si no se tienen estudios sobre la capacidad de absorción de sus inmigrantes sólo se van a crear políticas restrictivas que no permiten la migración legal”.

En España existe una capacidad de absorción mucho más alta que la que se había reconocido: “Nuestra capacidad de absorción era de un 11 por ciento y se estaba absorbiendo en el país a tres por ciento de los migrantes, fue el nuevo gobierno quien hizo un proceso de regularización flexible de acceso a la inmigración legal, que espera minimizar los efectos negativos de la migración ilegal”.