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Cuando
las mujeres damos nuestra palabra nos vamos hasta las últimas
consecuencias. Por ello, me complace estar entre protagonistas muy
talentosas y tan importantes para la historia mexicana contemporánea,
como Laura Esquivel, Elena Poniatowska, Rosa Botero, Fabienne Bradu,
Antonieta Rivas Mercado, Rosita Nissan, todas ellas mujeres de palabra,
reunidas en un libro sui generis, por el talento de otra
mujer sagaz, incisiva, inteligente al hacer las entrevistas, Verónica
Ortiz.
Periodista en Canal Once del IPN y en Radio UNAM, Verónica
Ortiz aseguró que la entrevista no sólo es un género
periodístico, “se trata de sacarle el alma al autor.
El periodista es un intermediario entre el personaje y quienes se
quieren enterar de lo que hace el personaje. Es tratar de entender
y darle información al que está del otro lado”. |
Mujeres de palabra, editado por Planeta, es un trabajo con
varios años de gestación. Ortiz se define como una escritora
tardía, en su libro recopila las entrevistas realizadas a lo
largo de su carrera a “las más importantes escritoras
de México. Descubro en cada una de ellas un mundo de pasión,
fundamentalmente una pasión por escribir, por la posibilidad
de traducir todas esas historias que llevan dentro y plasmarlas en
su escritura”.
Verónica Ortiz coincidió con algunos autores en que
siempre se está escribiendo el mismo libro: “En mi segunda
novela me doy cuenta de que hay mucho de cierto. Descubro cosas que
ellas me habían dicho, que están presentes, que me han
dolido, me han transformado y detenido en muchos aspectos y que vuelven
a estar otra vez en el libro. El libro es la catarsis, la historia
de cada uno de nosotros que va a plasmarse a través de las
historias de cada una de ellas que cuentan en sus novelas. Entrar
a estas mujeres fue entrar a cada uno de sus mundos”.
Lo que la escritora espera de este libro es que los lectores “se
enamoren como yo, de cada una de las entrevistadas y busquen sus libros,
para poder meterse en ese mundo de ficción que tienen que ver
con la realidad social. Meterse en el mundo de estas mujeres es meterse
en el mundo de nosotras”. La
mujer actual
No hay duda de que los verdaderos cambios sociales que se han dado
en nuestro país y en el mundo están relacionados con
el papel que han jugado las mujeres. Actualmente las jóvenes,
amas de casa, profesionistas, saben cómo proyectarse, cómo
dar a conocer su voz, están comprometidas, tienen una meta,
un proyecto de vida, se están dando más permisos:
de ser más felices, de realizarse, de no quedarse con los
brazos cruzados –ni con las piernas cruzadas, es decir, de
ejercer su sexualidad libremente–, quieren ser escuchadas
y tomadas en cuenta. En ello coincidieron Guadalupe Loaeza y Verónica
Ortiz, durante la presentación del libro de esta última,
Mujeres de palabra.
En la FILU, Loaeza comentó: “Señalaba Simone
de Beauvoir –esta gran feminista que hace más de 55
años escribió El segundo sexo, un profundo análisis
sobre el papel de las mujeres en la sociedad– que cuando descubrió
los libros dijo ‘tengo la felicidad garantizada’, porque
los libros además de informar, nos abren el entendimiento”.
La autora de Las yeguas finas expresó que
además de ser gratificante para una mujer trabajar, tener
metas, conocerse, sentir su propio cuerpo, leer, pensar, reflexionar,
va a aportar más a la relación con su pareja, y convocó
al sexo masculino a comulgar con esta idea, “porque tener
una mujer participativa, informada, independiente económicamente,
va a mejorar la calidad de su relación son la pareja, la
va hacer más interesante”.
Verónica Ortiz consideró que involucrar a los hombres,
ya sea el esposo, el amante, el novio, hermano o amigo, es lo que
la mujer debe hacer: “La mujer pensante hoy ya no es la que
excluía al hombre. La mujer actual invita al hombre a sus
proyectos, a feminizarse, a estar en contacto con todas esas cosas
que esta sociedad le ha impuesto y no le ha quitado.
”Al hombre le han dicho: ‘Marica, el que llegue al último’,
‘No llores, porque los hombres no lloran’, ‘Tienes
que cumplir porque los hombres son cumplidores’”.
“El hombre no tiene derecho a sentir, porque desde pequeños
les estamos diciendo que el sentir es un asunto de mujeres”,
por ello, dijo, “la invitación es a través de
estas nuevas mujeres, muchas de las cuales tuvieron que enfrentar
mucha violencia al principio, con sus parejas que no las dejaban
ser, con sus comunidades que no entendían a una mujer que
se estaba liberando de lo impuesto, de lo que nos han dicho que
tenemos que ser desde pequeños”. |