Año 5 • No. 193  • septiembre 19 de 2005 Xalapa • Veracruz • México
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Desde Inglaterra
Sobre la tradición metodológica:
Desde la tierra de Jack el Destripador
Por Fernando N. Winfield Reyes*
Se dice que cada idioma es un mundo y que en ello radica la dificultad de traducir lo mismo grandes obras que asuntos de la vida cotidiana, y esto vale para las costumbres, la interpretación de la historia o bien la simple traslación de un folleto sobre la mejor manera de freír patatas o seguir, hasta donde el pie de la letra lo permite, alguna otra receta itinerante.

Así como los paralelos pueden en ocasiones servir de poco y la historia no se repite de manera consistente, hay que reconocer cierto mérito a los esfuerzos por mostrar cómo las cosas se piensan y se miran por distintos rumbos de las geografías culturales.

Viene esto a cuento porque hay por lo menos cuatro tradiciones metodológicas que han tenido un impacto importante en la historia y evolución de las ideas en Occidente, y en la ilustración diversa que puede tener el pensamiento cuando se le asocia a una cultura. Obviando entonces los paralelismos culturales, las diferencias en los hábitos alimentarios o la exasperación que brota cuando alguien no nos entiende o no entendemos algo por más que nos esforzamos, quiero referirme aquí a la tradición italiana, a la tradición francesa, a la tradición alemana, y a la tradición británica (desde luego, quedaría pendiente por señalarse otras fuentes de tradiciones y visiones culturales no menos importantes como la norteamericana, la china, la japonesa, la hindú, la griega, la española, la latinoamericana y en este espectro amplio, particularmente la mexicana, o bien, ya dotados de un sentido crítico más local, suponiendo su integración y explicación aglutinada en conceptos, casos inmediatos o más próximos a nuestras experiencias existenciales como la tradición metodológica xalapeña, la jarocha o la naolinqueña, por extenderse en el recurso del ejemplo...).

Para ello se sugiere pensar en una tradición como en un continuo variable, un continuo en cambio constante, en donde a pesar de ello ciertos rasgos esenciales se pueden apreciar.

Así, la tradición metodológica italiana parece asumir la pasión como esencia de sus búsquedas, en ocasiones llevadas al extremo de la tragedia como recurso exploratorio de la retórica y del gusto por el lenguaje barroco, con predominio sobre lo artístico.

Vertidos en una tradición metodológica francesa, es inevitable considerar como su fundamento el cartesianismo, cierto desenfado y una voluntad crítica basada en la libertad, que ha dado frutos extraordinarios para el desarrollo de la ciencia, la razón, el buen gusto, la ilustración, la permanente revisión del fenómeno.

Luego esta otra de las referencias metodológicas a las que los libros de ciencias y en especial las tesis extensas de filosofía nos han acostumbrado, y es el racionalismo alemán, su detalle y precisión, su búsqueda del absoluto, de lo inobjetable, la idea de sistema mezclado en momentos importantes con la voluntad, lo trascendente, el romanticismo o la renuncia paradójica a cualquier certidumbre.

Finalmente por ahora, acude a esta nota mi versión literaria de la tradición metodológica británica, centrada en lo que se ha denominado el empirismo inglés: la búsqueda comprometida con la verdad, la descripción del conocimiento y su transformación en esquemas de argumentación operables, cierta vocación hacia los experimentos y una fe inquebrantable en el registro e interpretación de los datos para producir generalizaciones con relativa utilidad, asentada en un pragmatismo extremo o, en ocasiones, en la voluntad de la disección de un problema en tantos componentes como se considere necesario. O parafraseando algún texto que hacía hablar a Jack el Destripador en una famosa frase: «vamos por partes», propuesta que concilia apenas el aparente problema del método haciendo que opere en el propósito de su aplicación inmediata, adecuando a la precisión de las disecciones al necesario reconocimiento de la imposibilidad del absoluto, reconociendo de todos modos la falibilidad real de un supuesto análisis meticuloso.

En suma, cuatro tradiciones que constituyen modos distintos de ir por la vida, dirigir las señales del tráfico, ir por la izquierda o la derecha del mundi, acudiendo a palabras específicas según el uso, señalando las razones básicas que en términos metodológicos pueden o no justificar las decisiones de una determinada existencia.

Tradiciones que, estemos en desacuerdo o no, seamos conscientes o indiferentes a su huella, permanecen y se nutren, se reproducen y crecen en los centros de investigación, en las escuelas, bibliotecas, librerías, publicaciones de una tirada o secciones rojas de periódicos y tabloides. Tan sólo unas líneas para reflexionar y comentar.

*Profesor de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Veracruzana en Xalapa. Actualmente realiza un Post-Doctorado en el Joint Centre for Urban Design (JCUD) en la Oxford Brookes University en Inglaterra. Dirección electrónica: carpediem33mx@yahoo.com.mx