Año 5 • No. 193  • septiembre 19 de 2005 Xalapa • Veracruz • México
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Analizaron en la FILU el arte como un fenómeno cultural
Alma Espinosa
Hablar de arte y cultura nunca resulta sencillo por la dificultad para hacer coincidir definiciones, pero referirse al arte como un fenómeno cultural resulta una tarea todavía más ardua aunque harto interesante. En el marco de la FILU, seis especialistas en literatura, música, cine, teatro y cultura alternativa, se reunieron para acercar posiciones.

En la mesa El arte como fenómeno cultural, Eduardo de la Vega Alfaro, coordinador del Centro de Investigación y Estudios Cinematográficos de la Universidad de Guadalajara, dijo que desde finales del siglo XIX el cine arrastra una definición muy debatida: el cine es arte o industria cultural.

Dijo que desde sus orígenes se planteó que el cine nacional tenía que difundir la imagen de México hacia el exterior. Esto luego de observar que desde los inicios del espectáculo fílmico, Estados Unidos difundió la visión de su gente y de paso cómo eran vistos los mexicanos.

¿Y cómo vieron a México y a lo mexicano desde su misma génesis los estadounidenses? “Nos vieron obviamente como un país bárbaro, salvaje, que no tenía mayores posibilidades de desarrollo. Años después, la Revolución Mexicana reforzó esta idea porque se pensó que era un pleito entre bárbaros”.

En los años treinta y cuarenta, los cineastas mexicanos comenzaron a crear una imagen extraordinaria y exuberante de México a través del cine, con películas de Roberto Gavaldón y Emilio “El Indio” Fernández, entre otros, para contrarrestar la imagen negativa. De esta manera México tuvo una imagen fílmica privilegiada que incluso recibió premios en festivales europeos.

Por desgracia, esta industria cultural prácticamente ha desaparecido y “con ello México ha quedado con mucho menos posibilidades de tratar de mostrar, no necesariamente una imagen del todo positiva, pero sí una imagen nuestra, a través de la cual podamos identificarnos y cuestionarnos profundamente”.

De los años cuarenta hasta fines de los ochenta, el cine mexicano produjo unos 100 largometrajes cada año; de 1991 a 1994, el promedio descendió a 48, y de 1995 a 2005 sólo se produce un promedio de 20 películas anuales. “Esta industria puede considerarse hoy en día si no plenamente desaparecida, sí bastante menguada y con ello el arte fílmico mexicano ha decaído”.

También participaron Renato Prada Oropeza, del Instituto de Investigaciones Lingüístico-Literarias; Elka Fediuk, ex directora de la Facultad de Teatro; el músico Randall Kohl, Verónica Rodríguez y Ramón Acevo.