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La
crisis de la representación política, la causa
Debilita a la democracia divorcio entre los ciudadanos y los políticos
Edith Escalón |
Desconfianza en los partidos y líderes políticos,
denominador común en América Latina: Panfichi |
El
divorcio cada vez más marcado entre los ciudadanos comunes
y corrientes y las redes partidarias de representación política
debilita la democracia, al producir desconfianza en el sistema democrático,
confrontaciones para plantear demandas y crisis de gobernabilidad,
aseguró Aldo Panfichi, profesor de la Universidad Católica
de Perú.
Explicó que ésa es una de las mayores dificultades de
las democracias en América Latina, especialmente en la región
andina, donde crisis recurrentes y caídas de presidentes han
sido producto de la extrema desconfianza y crisis de legitimidad de
los partidos y líderes políticos, común denominador
del resto
de la región. |
Aldo Panfichi.
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Al
participar en la FILU 2005, en el foro sobre educación, política
y democracia, el académico peruano explicó que la crisis
de representación hay que ubicarla en las relaciones cambiantes
entre representantes y representados.
Advirtió que en una sociedad civil fragmentada por la violencia
política y el autoritarismo neoliberal, los ciudadanos han
visto debilitarse sus formas tradicionales de organización
de intereses y han formado otras nuevas con intereses y demandas sectoriales
(regionales, locales, laborales, étnicas, de género,
etc.), las cuales, hasta el momento, no han podido ser representadas
políticamente por los partidos y el estado de manera regular.
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La crisis ocurre, precisamente, cuando las redes de representación
de los partidos –también debilitadas por la violencia
política y el autoritarismo–, no pueden canalizar políticamente
estas nuevas organizaciones de intereses sectoriales.
Comentó que la crisis del sistema de representación
tiene como una de sus expresiones más nocivas la separación
entre partido y proyecto político doctrinario: “Los
partidos teóricamente deberían responder a proyectos
políticos, entendidos éstos como una serie de ideas
que cohesionan sus distintas vertientes y orientan la acción
política de los individuos que los forman”.
Sin embargo, en la práctica se observa que sólo unos
pocos partidos aún mantienen esta característica e
incluso hacen esfuerzos por actualizarla, pero en otros casos –en
la mayoría de partidos que ahora dominan los poderes legislativo
y el gobierno–, la dimensión del proyecto político
está ausente.
“Estos últimos son partidos que buscan sólo
reproducirse como grupo en el poder de manera oportunista, sin preocuparse
por construir estructuras de intermediación de intereses
con la ciudadanía”, aseguró el autor del estudio
“Sociedad civil y gobernabilidad democrática en los
Andes y el Cono Sur”.
Puso como ejemplo el que calificó como “penoso espectáculo”
de los tránsfugas, como se denominan aquellos políticos
que persiguiendo intereses particulares cambian de afiliación
partidaria una y otra vez en busca de mejores condiciones de negociación
personal. |
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