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Juan
Carlos Plata
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Pisando
tierra conocida antes de viajar al otro lado del mundo –a Hong
Kong–, el espectáculo Jarocho estrenó
ajustes en la música y en las rutinas coreográficas
durante su temporada en Xalapa –siete funciones con boletos
agotados en el Teatro del Estado–, y se reafirmó como
la metáfora artística del Veracruz moderno, marcado
por las raíces y al mismo tiempo influido por las tendencias
actuales.
Siempre basado en el zapateado jarocho, el espectáculo va de
la marcialidad y elegancia del zapateado moderno inicial, a la sonrisa
permanente de La bamba que se adapta a todos los ritmos posibles y
retrata el carácter veracruzano.
Jarocho es un flashback de dos horas, un recorrido
por las distintas raíces que aquí se han entrelazado
para forjar el carácter de la identidad veracruzana –africanas,
españolas, cubanas-, salpicado de modernidad y mirando hacia
el futuro, como el propio Richard O’Neal, director del espectáculo,
señala: “Las raíces siempre estarán ahí,
pero la gente cambia, eso es lo que nosotros queremos representar”.
Espectáculo vivo y en constante movimiento, evolución,
reinvención, Jarocho sigue escribiéndose todos
los días, como la historia moderna.
El telón y los movimientos de la escenografía –inspirada
en rebozos y paliacates–, son por si solos el inicio de los
significados veracruzanos del espectáculo.
Dejándose ver detrás del enorme paliacate-telón,
Jarocho inicia como una insinuación que se convierte
en un impresionante golpe de intensidad con el Zapateado,
que marca de inicio el ritmo de los latidos de corazón que
el programa contiene. |
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Sigue
“Colás”, uno de los números más
tradicionales, que contrasta con la moderna y soft versión
de “La Bruja”; luego viene la expresión
de las raíces africanas con la que el espectáculo retoma
la potencia.
El danzón aparece con su sensualidad y cadencia y le da paso
al solo de una exquisita María Juncal que llena el escenario.
“El Torito”, la influencia cubana, los ritmos
caribeños como la salsa, la energía del fandango veracruzano,
todo se junta para dar paso a la joya de la corona y final del espectáculo:
“La Bamba”. |
Luego
de sus presentaciones en Xalapa, con las que culminaron una etapa
en la vida del espectáculo, la compañía se prepara
para su viaje a Hong Kong donde participarán, el 22 y 23 de
octubre, en el Latin Passion Festival.
…Con el corazón en la mano y la bamba en los pies
Los protagonistas del espectáculo aseguran que la salida del
espectáculo al extranjero se da en un buen momento, porque
el grupo está cada vez más afianzado y se han pulido
detalles tanto en la música como en las ejecuciones y movimientos
escénicos.
Su director Richard O’Neal considera que Jarocho es una fotografía
del Veracruz de ahora; obviamente no se pueden cambiar las raíces,
éstas y el resto de la cultura siempre estarán ahí,
pero la gente cambia y eso es lo que el espectáculo quiere
representar.
Con respecto a la gira internacional que se iniciará en breve,
señala que les servirá para seguir aprendiendo, “sentiremos
lo que el público piense del espectáculo, probablemente
les gustará, probablemente no, quizá lo entiendan, quizá
no, probablemente prefieran ‘Colás’ que
el ‘Zapateado’, vamos a aprender mucho de ver
como funciona el espectáculo en un escenario internacional”.
O’Neal afirma que la inspiración de Jarocho
viene de Riverdance y de espectáculos culturales del
tipo. “Es un espectáculo muy fuerte, yo estoy muy contento
con Jarocho, incluso cuando empecemos a hacer giras por todo
el mundo nos incorporaremos a un diferente mercado de espectáculos,
pero no hay una competencia real para nosotros, porque no hay otro
espectáculo mexicano como para hacer comparaciones”.
“Jarocho fue muy difícil de armar, ahora está
aquí, todos pueden verlo, criticarlo, todos pueden decir: sería
mejor si tuviera esto aquí o allá; es fácil ahora
que alguien haga algo similar o mejor a Jarocho, nosotros
hicimos lo más peligroso, porque fuimos el primer intento y
ahora es fácil ver la coreografía, cómo funcionan
las luces y hacer algo similar, entonces queremos ser mejores y mejores”,
comenta el director irlandés.
Agrega que los cambios que ha sufrido el espectáculo obedecen
también a que “siempre tratamos de ser mejores, creo
que si no hacemos cambios, si nos sentamos y decimos: Está
bien, está terminado, empezaremos a declinar e iremos hacia
abajo, y nosotros queremos ir siempre para arriba”.
Para Luis Leñero, director musical del espectáculo,
“ha habido cambios de depuración, de tratar que la gente
esté tocando mejor, que el sonido esté mejor, que todo
esté más balanceado”.
Y asegura que Jarocho es un proyecto muy vivo, hay muchas
ideas nuevas de cosas para surgir, rehacer, cambiar, mejorar, hay
ideas y cosas de composición nuevas.
De acuerdo con Leñero, la discusión en torno a Jarocho
“es algo muy normal aquí, porque las corrientes de son
jarocho están muy vivas, hay pasión que se defiende
a capa y espada y es algo interesante que genera discusión
y críticas, que son buenas para el espectáculo y sirven
para retroalimentarnos”.
La bailarina española María Juncal asegura que Jarocho
es un espectáculo que está bien hecho desde el principio
hasta el final, está muy bien trabajado, muy bien pensado,
tiene un diseño de luces maravilloso, una escenografía
que es un lujo, una banda que suena de maravilla; en resumen, es un
espectáculo que no es bueno solamente en México, está
diseñado para ser bueno en todo el mundo.
En relación con los cambios que se le han hecho al espectáculo,
Juncal considera que “es algo que siempre beneficia a un show
y es una labor que nunca acaba, siempre se puede mejorar la historia,
porque siempre puedes sacar un poco más de partido a los bailarines,
puedes conseguir que la luz mejore en un sitio concreto, etcétera”.
Vanesa Guevara, coreógrafa de Jarocho, ve al espectáculo
como una metáfora del Veracruz actual, una adaptación
para teatro de ciertos aspectos de la cultura del estado, con necesidades
propias de un espectáculo de esta naturaleza y con un enriquecimiento
de los números tradicionales.
“En México se han hecho cosas con la misma idea de Jarocho,
las raíces; con la evolución de un zapateado de acuerdo
con las necesidades; la música, el son jarocho al que ya le
meten orquesta y tambores, pero no se había hecho nada en la
dimensión que maneja Jarocho, una compañía
absolutamente profesional.
Tenemos al mejor iluminador, al mejor escenógrafo, al mejor
director, al mejor equipo, es un super show”. |
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