Año 6 • No. 199 • octubre 31 de 2005
Xalapa • Veracruz • México
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  Asesorados por la Universidad Veracruzana
Los de la UV se hubieran quitado
lo que traían por ayudarnos: damnificados
Edgar Onofre
En números fríos, la ayuda en el sitio de desastre significó dos mil 848 jornales académicos, lo que significa 17 mil horas de trabajo acumulado. Además, habría que sumar más de seis mil 300 jornales derivados de las labores realizadas en el centro de acopio, el reparto en las colonias, la entrega a domicilio de víveres y vales para ropa a cada familia, así como la aplicación de encuestas
Boca del Río, Ver.- La mañana del martes 4 de octubre, el huracán Stan tocó tierra en Los Tuxtlas, entre Punta Roca Partida y Monte Pío, a unos 20 kilómetros de San Andrés Tuxtla. De categoría uno según la escala Saffir-Simpson, Stan provocó en Chiapas, Tabasco y Veracruz varios de los peores episodios de lluvias registrados en la historia de México.

En Veracruz, las torrenciales lluvias provocaron desbordamiento de ríos e inundaciones en zonas rurales y urbanas. El gobernador Fidel Herrera tomó las riendas de Protección Civil y convocó a un amplio frente de respuesta, al que inmediatamente se sumó la Universidad Veracruzana (UV). Mientras se sucedían las historias de pérdidas, empezaron a registrarse las de ayuda y solidaridad: en las cinco regiones universitarias se abrieron centros de acopio y la UV convocó a estudiantes, maestros y personal diverso a conformar brigadas de apoyo para asistir a la población.

En la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, una de las zonas más afectadas por el paso del meteoro fue la aledaña al manglar ubicado detrás del fraccionamiento La Tampiquera, en Boca del Río, que pertenece al Sistema de Lagunas Interdunarias de la Ciudad de Veracruz, reconocido como sitio Ramsar, y está próximo a las colonias Carranza, Nueve de Marzo, Miguel Alemán, Ampliación Miguel Alemán, Plan de Ayala y Villa Rica, todas de alto índice de marginación.

Los donativos que se recibieron en los diferentes centros de acopio beneficiaron a cinco mil 750 personas.

Ahí, muchas de las casas levantadas a base de cartón, madera y lámina corren a lo largo del canal de La Zamorana, uno de los desagües más importantes de esta zona de la ciudad y que también desbordó su carga de aguas negras durante la inundación del primer fin de semana de octubre. Habitantes de la zona, agrupados en la asociación civil Vecinos y Amigos del Manglar, liderada por la UV, recuerdan: Irma García Cabrera: “En lo que tengo de vida no había visto nada igual, nos fue muy mal, como en ningún otro año, fue un desastre tremendo; muchas cosas se echaron a perder”.

Josefina Aguirre Fernández: “La vimos muy cerquita, no dormíamos, estábamos nerviosos porque veíamos el agua subir y subir, y muchas vecinas, amistades, se vieron muy apuradas: entró el agua más de un metro en sus casas y (el agua) les daba al pecho en la orilla del manglar”.
Consuelo Esquivel: “Estuvo muy grave, se salió el caño, entró un metro a la casa y hubo muchas necesidades, mucha gente se tuvo que salir, perdió sus cosas”.

Florinda Ruiz Hernández: “Estuvimos asustados, hubo lugares en la colonia que están a la orilla del caño que fueron más afectados, estuvimos de jueves a domingo inundados, hasta el lunes empezó a bajar (el agua) y estuvimos aislados e incomunicados”.

De todos, el máximo apoyo fue de la UV: vecinos
Desde que el Gobierno del Estado instaló procesos de previsión y seguimiento del huracán, junto con Protección Civil, la Comisión Nacional del Agua (CNA), el Consejo Veracruzano del Agua y otras dependencias, la Universidad Veracruzana manifestó su disposición y capacidad para colaborar, por lo que, de acuerdo con Emilio Zilli Debernardi, vicerrector de la región, “puso a disposición de las autoridades tanto recursos humanos como las propias instalaciones para que, en caso de ser necesario, pudieran usarse como albergues”.

Cuando las inundaciones comenzaron, la UV instaló centros de acopio en las cinco regiones. En el centro instalado en Veracruz, más de 160 jóvenes se afanaron todos los días en tareas de difusión, clasificación de los donativos, empacado, conformación de paquetes de víveres y ropa y la entrega directa, casa por casa, de los paquetes referidos a los damnificados de las colonias vecinas al manglar. El Gobierno del Estado acordó que fueran los universitarios quienes se encargaron de la entrega de víveres a cientos de familia que habitan, incluso, en los bordes del canal y el terraplén que se levanta en medio del manglar y, donde, según los propios habitantes, ninguna otra ayuda llegó.

Las personas afectadas resaltaron el trabajo conjunto de habitantes y estudiantes, así como de autoridades de la UV.

“Al terraplén, nadie más que la UV entró. Los muchachos (de la UV) son capaces de quitarse lo que traen por ayudar a las personas”, aseguró Josefina Aguirre.

“Créame, orita en tiempos de los damnificados, los muchachos estuvieron trabajando desde las cinco de la mañana hasta la una de la mañana siguiente, estaban entregados totalmente. Estuvieron con nosotros desde el principio, desde que se empezó a inundar la colonia, apoyaron para sacar a la gente de aquí, en lancha, y después que se terminó la inundación empezaron los apoyos en salud, las despensas, vinieron a donar ropa, de casa en casa,”, explicó Irma García.

Según Consuelo Esquivel, “los muchachos tuvieron que ser muy tolerantes con las personas, porque muchas se arrebataban las cosas de las manos. Muchas personas se desgreñaban por una despensa, pero aquí no y todo estuvo muy controlado, y los muchachos fueron muy atentos y muy comprensivos, porque para meterse en el agua, no cualquier se arriesga, por las infecciones que hay, los malos olores, los animales muertos”.

El trabajo de los universitarios en Veracruz incluyó, de acuerdo con datos de la vicerrectoría, la conformación de brigadas epidemiológicas, psicológicas, de regulación sanitaria, brigadas de vectores, de promoción de la salud, las cuales fueron conformadas, sobre todo, por las facultades de Ciencias de la Salud: Bioanálisis, Medicina, Enfermería, Psicología y Nutrición.

En números fríos, la ayuda en el sitio de desastre significó dos mil 848 jornales académicos de más o menos seis horas cada uno, lo que significa 17 mil horas de trabajo acumulado. Además, habría que sumar más de seis mil 300 jornales adicionales derivados de las labores realizadas en el centro de acopio, el reparto que se hizo en las colonias, la entrega a domicilio de víveres y vales para ropa a cada familia, además de la aplicación de encuestas, al lado de la Secretaría de Finanzas y Planeación (Sefiplan), que se realizaron para conocer la condición de las viviendas afectadas y cuyos resultados permitieron a los ayuntamientos solicitar los apoyos al Programa Nacional de Desastres.

En el centro de acopio se registraron donativos por 60 mil artículos, entre alimentos no perecederos, cobijas, etc, los cuales fueron entregados en más de seis colonias, beneficiando a cinco mil 750 personas. Además, la numeralia también registra 23 colonias en las cuales intervino la UV en programas de salud, en beneficio de más de 32 mil 400 personas beneficiadas, así como la aplicación de más de 20 mil pastillas de plata ionizada, más de 13 mil kilos de cal y 39 mil pastillas de cloro.

Universidad y comunidad trabajan hombro con hombro
Vecinos de las colonias afectadas en Veracruz por el huracán resaltaron el trabajo de estrecha colaboración que realizaron entre los habitantes y los estudiantes y autoridades de la UV: “He trabajado hombro con hombro con los muchachos, estuvimos juntos, los estudiantes y nosotras, que somos vecinas del manglar, Tuvimos mucho apoyo, inclusive, aquí, no había llegado ningún otro apoyo antes que ellos. Y yo presté mi casa para que depositaran varias despensas para repartirlas a la orilla del manglar, que fue donde sufrieron más desastres”, explicó Josefina Aguirre.

“Anduvimos metidos en el lodo: yo soy de aquí, pero ellos que son muchachos universitarios y, sin importarles, estuvieron en la lucha hombro a hombro con todos, muy amables y dispuestos a todo”, añadió, mientras que Irma García aseguró: “Fuimos damnificados, pero nos sumamos a su trabajo, trabajamos con ellos y se dieron las cosas tal y como traían las instrucciones: de casa en casa y a las personas que de veras las necesitaban. Siento que les movía su don de buena gente. Y cuando no ha habido este tipo de desastres, en el tiempo que ha estado aquí la UV, han trabajado con mucho respeto para la comunidad. Es indiscutible, no tenemos nada que hablar de ellos, al contrario, nos han venido a enseñar muchas cosas y la verdad eso se agradece”.

En este sentido, destaca la experiencia de la brigadista María Trinidad Cruz, pasante de enfermería, quien vivió esta experiencia de manera “un poco drástica. Tuvimos que ver las casas en medio del agua, la gente que se quedó sin sus pertenencias, pero también fue bueno poder ayudar y brindar nuestros servicios, el apoyo de las brigadas. Me siento contenta de poder ayudar a las personas”.

Sin embargo, la joven enfermera se refirió al manejo político que en diversos foros se quiso dar a la participación de los estudiantes: “Es feo que algunas personas se aprovechen de estas situaciones. Trabajamos por solidaridad, los estudiantes participan de buena voluntad y vienen porque les nació hacerlo. Mis compañeros tienen las ganas de ayudar a la gente, de trabajar todos unidos, muchos dejaron otras cosas por estar aquí ayudando, desde temprano hasta bien entrada la tarde, y el fin de semana no hubo descanso”.

No hubo nada político o de religiones, aseguran vecinos
Sin embargo, la última semana de octubre corrieron rumores que trataban de tergiversar la naturaleza del apoyo que la comunidad universitaria brindó a los damnificados de Veracruz. “Por ahí vimos un reportaje que decía que la UV estaba haciendo propaganda para un partido y ésa es una grave mentira”, adelantó Irma García.

“A río revuelto, ganancia de pescadores, dice el dicho. Orita, como los partidos políticos están en contienda, de ahí se están agarrando, pero la verdad no, por parte de la UV no hubo nada de eso. Al menos, yo me siento muy satisfecha con el trabajo que se hace con la UV”, añadió.

Los universitarios entregaron apoyos casa por casa.

Josefina Aguirre dijo: “No, nada de eso. Uno nunca queda bien con las personas, pero no hubo nada político ni de católicos, ni religiones ni partidos. Lo que nosotros queremos es seguir en la lucha por los que más necesitamos”.

“De ninguna manera hicieron negocio o ayudaron a políticos, entregaron las despensas, casa por casa o en la casita del manglar, pero por medio de un partido no. No pedían la tarjeta de elector que muchos pidieron, me consta, pero de parte de la UV nunca vimos que hicieran este tipo de cosas”, aseguró Consuelo Esquivel. “En ningún momento pidieron una tarjeta o dijeron: Les vamos a dar porque ustedes van a hacer esto, de ninguna manera, nada. Si algo así se dijo, no es cierto, bastante hicieron ellos con venir acá a auxiliarnos, para que entraran para acá estaba difícil, porque tenían que andar en lancha».

Incluso en la tragedia se aprende: Vicerrectoría

Emilio Zilli Debernardi, vicerrector de la región, consideró que la participación de los estudiantes en eventos como éste implican la posibilidad de adquirir nuevos conocimientos y experiencias, importantes en la formación de los universitarios.

“Pobre resultaría si quisiéramos intervenir solamente en el acopio de víveres, encalamiento de viviendas o el levantamiento de la encuesta. No sólo se trata de intervenir, sino aprovechar los escenarios académicos que plantea esta intervención. No esperábamos el agradecimiento, sino que buscamos a quién debemos agradecer por tener la oportunidad, dentro de esta desgracia, de participar aprendiendo”.

Para el vicerrector, la participación de los estudiantes se realizó, “en primera instancia, por interés humanitario, por una percepción social de ayudar a quienes lo requieren, pero esta intervención permite dar un valor adicional a la presencia del estudiante: hemos encontrado que puede elevar su autoestima personal (escuchar a la población, encontrar escenarios que no imaginaban: la miseria de muchas colonia)y que se eleva la autoestima institucional (han mostrado orgullo de sentirse parte de la universidad pública, la satisfacción de servir a la sociedad)”.

Además, de acuerdo con Zilli, los estudiantes también “pudieron generar conocimientos propios y encontrar que no sólo llegaron a las zonas a enseñar, sino que recibieron enseñanzas muy importantes. Aumentó su capital social, humanitario, la capacidad de relacionarse con sus compañeros de otras carreras y la capacidad para tener un diálogo con la sociedad. Además, aprendieron que las inclemencias del tiempo suelen mostrar la imprudencia del hombre al construir en áreas inadecuadas. Han aprendido a ser útiles, como lo han expresado con frecuencia, así como el valor de la palabra gracias y el valor que la Universidad tiene para la sociedad».

Sin embargo, a pesar de que la comunidad universitaria demostró «sentimientos, solidaridad, deseos de ayudar, debemos que sistematizar nuestra participación, estar preparados, porque no basta el deseo de ayudar, sino hacerlo de manera organizada. Flexibilizar, también, el deseo de participación y hacerlo sin afectar las clases, porque tenemos que decir que todas las actividades de apoyo de los estudiantes se hicieron sin afectar sus clases. El aprecio por los problemas sociales, en momentos de emergencia, también resulta una oportunidad excepcional para aprender”.

La comunidad universitaria, de acuerdo con su juicio, también pudo revalorar “la oportunidad de ayudar a los demás, identificar el valor de la autoestima, organizarse a partir de la emergencia, tener una percepción social más cercana, conocer a los actores sociales que pueden intervenir en estas situaciones –como los partidos políticos o las religiones, los líderes. También a dimensionar la miseria y el hambre, el valor de la mujer, que estaba al frente de las casas, y cómo las personas humildes, cuando se les invitan a participar, responden a la Universidad: que hay gran aprecio y confianza y respeto por la Universidad, y eso es claro: cuando la UV entró a entregar despensas, gozó de mayor credibilidad que otras instancias”.