Año 6 • No. 201  • noviembre 14 de 2005 Xalapa • Veracruz • México
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  Autonomía
Un modelo a seguir
Sergio Valdivia Navarro
El estar involucrado en la promoción de la autonomía del aprendizaje nos lleva a reflexionar sobre temas que parecen poco relacionados entre sí, pero que hacen de este enfoque algo más integral y conectado con el mundo que nos rodea. Una de estas reflexiones tiene que ver con nuestra circunstancia y necesidad en la vida de contar con un modelo a seguir en nuestros propósitos.

Si hacemos memoria de cómo vamos ubicando a las personas a nuestro alrededor, tenemos que en nuestra infancia, nuestros primeros modelos a seguir fueron nuestros padres, tal vez nuestros abuelos y con mucha seguridad nuestros hermanos mayores. Siempre existía esa figura de referencia que nos impulsaba a usar el mismo tipo de ropa o a tener las mismas pertenencias. Más tarde, cuando nuestro mundo se amplió, comenzamos a tomar como modelos a otro tipo de personas.

Hoy en día, con la invasión de los medios masivos de comunicación, se tienen ídolos, héroes o modelos a seguir en la música, la televisión, el cine o el deporte. Si nuestro interés va hacia temas culturales, nos encontramos con escritores, artistas, pensadores, líderes religiosos, políticos o científicos.

La pregunta que surge es si esto es un hábito, una necesidad o una característica de la raza humana. Eso no lo sé pero, desde el punto de vista sociológico, creo que vivimos en una sociedad que alimenta la existencia y permanencia de estos modelos en casi todos los ámbitos de nuestras vidas.

En lo relativo a la educación, vemos que nuestros maestros pueden llegar a tener un papel protagónico como modelos a seguir, sobre todo cuando se reconoce en ellos una habilidad singular, un conocimiento profundo de un tema o una riqueza de pensamiento en su área. Nuestra noción de maestro, desde tiempos antiguos, no sólo ha sido la de aquel que conoce las técnicas para enseñar tal o cual conocimiento o habilidad (maestro/instructor), sino la de aquel que se distingue por su grado de excelencia y se convierte en modelo a seguir (maestro/modelo). Estas dos figuras han ido de la mano en muchos casos aunque, desgraciadamente, no siempre presentes en muchos otros. Esta dualidad de imagen es un gran elemento de motivación para los estudiantes, así podremos escuchar que hay quienes se acercan a eruditos o virtuosos, no sólo para aprender de ellos sino para poder acercarse a su ‘estatura’ profesional.

Pero ahora, surge la duda. Si estamos viviendo y hemos vivido una sociedad de modelos a seguir, ¿qué pasa con los postulados de la autonomía en el aprendizaje? ¿Cómo se ven afectados o enriquecidos por esta característica de los grupos sociales?

El aprendizaje autónomo brinda más atención a la individualidad y a no ser dependientes de otros, a convertirnos en nuestros propios modelos y a ser nuestra propia medida de nuestros avances. Cuando los maestros son conscientes de su imagen como modelos a seguir y existe relación con percepciones de poder, esto puede llegar a limitar las posibilidades de sus alumnos, creando definitivamente un conflicto frente a la autonomía. Pero si el maestro usa su imagen únicamente como elemento motivador hacia sus estudiantes, sin limitar sus posibilidades de crecimiento, creo que se pueden conciliar ambos papeles del maestro frente a la autonomía, dejando al aprendizaje como un proceso libre e independiente de una influencia controladora, en las opciones personales de desarrollo de los estudiantes.