Año 6• No. 201 • noviembre 14 de 2005 Xalapa • Veracruz • México
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Propone la UV gestionar pago de bonos de carbono a cafetaleros por conservar fincas
Edgar Onofre


Los cafetales asociados a bosques de niebla también capturan
bióxido de carbono, un gas invernadero altamente contaminante.

Incluir a los cafetales en la lista de ecosistemas que capturan y transforman naturalmente el bióxido de carbono –principal contaminante de la atmósfera y causante del cambio climático–, permitiría a cientos de cafetaleros recibir de los países industrializados bonos económicos por conservar sus fincas, según un estudio presentado por investigadores de la Universidad Veracruzana.

De ser aceptada esta propuesta, daría valor ecológico agregado a sus cultivos y generaría una fuente alternativa de recursos económicos para los campesinos veracruzanos, que no han podido recuperarse de la caída de los precios del aromático que frenó su desarrollo desde hace 20 años, y que ha impulsado un fenómeno masivo de migración hacia Estados Unidos.

El grupo de investigadores del Laboratorio de Biotecnología Aplicada (Labioteca) argumenta en el estudio que si el 88 por ciento de los cafetales coexiste con árboles y especies del bosque mesófilo de montaña, el agroecosistema que más CO2 capta en la atmósfera, los cafetales deberían incluirse como sitios a conservar y, por tanto, serían sujetos de pago por servicios ambientales.

Esta alternativa resulta especialmente valiosa para Veracruz si se considera que en él existen 152 mil hectáreas fragmentadas de superficie cafetalera, manejadas por más de 67 mil productores, y el 94 por ciento de ellos cultiva menos de cinco hectáreas, según un estudio de Gustavo Ortiz Ceballos.

Lázaro Sánchez, director del Labioteca, explicó que el pago por servicios ambientales se está constituyendo como un mecanismo mundial para tratar de remediar el daño ambiental por emisión de CO2, al permitir que los países industrializados financien la conservación de bosques y ecosistemas que purifican el medio ambiente y capturan este gas invernadero que, entre otras cosas, está provocando el calentamiento global y alteraciones climáticas severas y evidentes.

Explicó que la acumulación de CO2 en la atmósfera se debe a que los bosques de viejo crecimiento, la vegetación en general y el océano (que funcionan como sumideros o reservas de bióxido de carbono), no alcanzan a capturar las crecientes cantidades de este contaminante que se emiten diariamente por los procesos de combustión necesarios en un mundo cada vez más industrializado.

De ahí que los países hayan identificado como línea de acción la mitigación del incremento de este gas, lo que sólo es posible en dos sentidos: frenando las actividades industriales (lo que afecta intereses económicos) o aumentando el número de sumideros o ecosistemas que, al transformar el bióxido de carbono en madera a través de la fotosíntesis, o en otros compuestos, apoyan esta labor.

El hecho es que los bosques y otros ecosistemas actúan como “secuestradores” o “captadores” de dióxido de carbono, por lo que el pago de servicios ambientales promueve que aquellos países que más emitan este contaminante (los más industrializados o desarrollados), paguen la conservación o reforestación de países en vías de desarrollo para equilibrar la emisión y la captura de CO2.

Para ello, dijo, se han creado unos certificados denominados “bonos de carbono”, que permiten a los países industrializados cumplir con su obligación de mitigar gases de efecto invernadero, según los parámetros internacionales, y a los países en vías de desarrollo utilizar el recurso económico que les proporciona la emisión de bonos para promover la reforestación, la investigación y la conservación.

De hecho, de los proyectos desarrollados hasta 2003 en América Latina dentro de los acuerdos internacionales para mitigación de contaminantes, los principales compradores de bonos de carbono fueron el Fondo Prototipo de Carbono del Banco Mundial, Fondos Holandeses y fondos mixtos de empresas como MGM Internacional y Ecoenergy internacional, según confirma un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de 2004.

Necesidades
En la región central de Veracruz, productora de café, y a partir de una perspectiva intermunicipal, se requiere promover un programa que proponga considerar a los cafetales con sombra para la captura de carbono que incluya no sólo justificación ambiental sino una dimensión jurídica, señalan Rosario Pineda López, Gustavo Ortiz y Lázaro Sánchez, autores del estudio.

Además, proponen diseñar un instrumento que permita monitorear y evaluar geográficamente los ecosistemas y su contribución a la captura y almacenamiento de CO2 en el ámbito local y regional, para priorizar acciones de pago, manejo y conservación de los mismos, de una perspectiva de desarrollo regional.

Entre otras cosas, los autores destacaron la necesidad de sensibilizar a las autoridades municipales sobre la necesidad de fomentar el mantenimiento de los cafetales con sombra diversificada, como proveedores de servicios ambientales locales, y proponer su consideración como parte del Plan de Desarrollo Municipal, así como del reglamento ambiental municipal, en el entendido de que gran parte de la economía de la región está basada en la cafeticultura.

 
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