Año 6• No. 201 • noviembre 14 de 2005 Xalapa • Veracruz • México
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Sociedad, Gobierno y Universidad Veracruzana trabajan en ello
Urgente, rescatar el manglar de
Arroyo Moreno en Boca del Río
Carolina Cruz


Autoridades se han reunido a fin de elaborar en breve un plan de manejo
que permita custodiar, y reparar los manglares veracruzanos.

Boca del Río, Ver.- En los últimos 15 años, el manglar de Arroyo Moreno, en los municipios de Boca del Río y Medellín, ha perdido casi la mitad de su superficie, al pasar de 450 a 287 hectáreas. Según Virgilio Arenas Fuentes, director del Centro de Ecología y Pesquerías de la UV, se estima que para 2010, si continúa la tasa de deforestación, podrían perderse otras 37 hectáreas.

Por añadidura, lo que queda es amenazado por la descarga de aguas negras no tratadas que arroja la zona conurbada Veracruz-Boca del Río y por la elevada temperatura del agua que vierte la central termoeléctrica Dos Bocas de la CFE que, en ocasiones, supera los 40 grados centígrados.

Virgilio Arenas Fuentes.
El canal de la Zamorana arroja al manglar aguas residuales de la ciudad, dejándole al manglar el papel natural de fosa de sedimentación y oxidación (quehacer que le corresponde a una planta de tratamiento de aguas residuales), mientras que el canal de Dos Bocas vierte agua a alta temperatura que, en opinión de los pescadores, acaba con una gran variedad de peces.

La importancia del Manglar de Boca del Río
Los manglares, también llamados bosques hidrófilos, son ecosistemas importantes que proveen elevados servicios ambientales: tienen una alta producción de materia orgánica, producen biomasa vegetal aprovechable y productos maderables; protegen la costa contra la erosión, las marejadas, tormentas y huracanes y funcionan como “pulmones” del medioambiente porque producen oxígeno y usan el bióxido de carbono del aire.

El manglar de Arroyo Moreno es una planta natural de tratamiento para aguas servidas de la zona conurbada y protege a los pobladores de tormentas e inundaciones, independientemente de su belleza escénica.

Su dinámica depende mucho de las características del agua que arroja el río Jamapa, está formado por depósitos constantes de sedimentos de origen terrestre acarreados por el río con una gran cantidad de materia vegetal que nutre al Arroyo Moreno. Cuando el Jamapa arrastra sieno, plantas, contaminantes agrícolas, materia orgánica suspendida que puede ser degradable o biodegradable, se altera su estado: “de manera que cuando modificamos la parte alta de la cuenca del río se afecta lo que sucede en las partes bajas del ecosistema”, apuntó Virgilio Arenas.


La mancha de crecimiento urbana ha afectado severamente los manglares.

El manglar es declarado Área Natural Protegida
El 25 de octubre de 1999 el gobierno del estado decretó la zona de Arroyo Moreno como Área Natural protegida (ANP), bajo la modalidad estatal de Área de Conservación Ecológica. Aunque atinada, según algunos ecólogos, la decisión llegó tarde, si bien Jorge López Portillo, del Instituto de Ecología (Inecol), en el manglar “no hay todavía un gran impacto natural negativo, es manejable y remediable”.

Aunque han existido iniciativas para la protección de la zona desde 1996, es hasta 2001 cuando se empezaron a tomar medidas en contra de la deforestación y a favor del repoblamiento de diversas especies.

Este ecosistema, junto con el Sistema Arrecifal Veracruzano, es de un enorme valor ecológico y económico para la región, dice Arenas Fuentes, principalmente porque “representa el último reducto del manglar con al menos 269 especies de fauna; es un hábitat crítico en etapas iniciales de desarrollo de peces, crustáceos y moluscos, al igual que de diversas aves migratorias y estacionarias; provee importantes servicios ambientales y representa un enorme potencial para actividades de investigación científica, educativas y ecoturísticas”.

Múltiples instancias, distintas voces
Cuando el Ayuntamiento de Boca del Río consideró necesario desarrollar un plan de manejo que pasara del decreto a la acción, varias instancias gubernamentales entraron en juego. Las autoridades municipales se reúnen con representantes de la Universidad Veracruzana y el Instituto de Ecología, entre otras instituciones, y se decide que el Centro de Ecología y Pesquerías de la UV asumiera el liderazgo para crear el Plan de Manejo.

Al visitar la Casa de la Universidad Vecinos del Manglar, el gobernador Fidel Herrera encomendó a la UV elaborar el plan de manejo, custodia y restauración de manglares veracruzanos. En esa ocasión señaló que “la custodia, restauración ecológica, investigación y monitoreo permanente de la calidad ambiental de más de 240 hectáreas de manglar, serán consideradas por la Universidad Veracruzana para la creación del Programa de Manejo del Área Natural Protegida Arroyo Moreno, que convertirá la protección en un ejemplo de conservación ambiental”.

El programa y dictamen técnico ya está concluido al 100 por ciento y entregado. “Lo más importante es que el programa no sea sólo una propuesta en papel, sino que permita a las instancias involucradas asumir compromisos específicos”, comentó el director del Centro de Ecologías y Pesquerías.

La contaminación del basurero municipal
Durante 20 años, Boca del Río mantuvo su basurero municipal en la zona del manglar, a cielo abierto y sin membrana debajo con todos las predisponentes para la contaminación. Aunque ya lo cerró, a lo largo de los años la materia orgánica se ha ido degradando, algunos materiales como metales probablemente son lixiviados y debieron haber afectado el PH o LH del agua alrededor. Ahora es necesario hacer un estudio del grado de contaminación vigente y los procesos de lixiviacion que se siguen dando, para tomar las medidas necesarias contra los flujos contaminantes.

Juan Manuel Zuzunaga, director municipal de Ecología, dijo que con el programa federal Habitat 2005 se iniciará la primera etapa de saneamiento del antiguo basurero.

“Se hará un rescate biológico por medio de remediación de suelos; para 2006 se proseguirá con estabilización del suelo con microorganismos, lo que permitirá una reducción del 60 por ciento de la cantidad de materia orgánica, lixiviados y biogases que aún emite, y para 2007 se tiene contemplado acabar con el programa compactando el terreno a través de un tablado estacado perimetral en una zona de dos hectáreas que podrán luego ser utilizadas como áreas recreativas o parques”.

Cambio de uso de suelo
El investigador universitario Virgilio Arenas alerta que "existe una confusión sobre la protección de los manglares porque en la toma de decisiones no queda claro qué acciones pertenecen a la federación, hasta dónde interviene la Comisión Nacional del Agua, hasta dónde llega el involucramiento de los municipios y la ingerencia del gobierno del estado".

Grupos ecologistas manifestaron su inconformidad por la devastación de los manglares como la ocurrida en la reciente construcción del Fraccionamiento El Dorado, donde se deforestaron 13 hectáreas de manglares para desarrollos habitacionales de lujo, en un sitio que era zona de reproducción de crustáceos.

Por otra parte, el régimen ejidal de tenencia de la tierra plantea un complicado contexto. Jorge López Portillo, del Inecol, señala que "los títulos de propiedad ejidal estuvieron mal dados porque las zonas inundables no se repartían, solo aquellos terrenos útiles para el cultivo". Además, la Ley General de Bienes Nacionales indica que todo terreno por arriba del nivel máximo de embalse es propiedad federal.

Este mes, los ejidatarios acudieron con el gobernador Fidel Herrera a respaldar los esfuerzos por conservar y rescatar la zona. Encabezados por Alberto Castillo Jiménez, los propietarios conformaron una sociedad de solidaridad social para impulsar un proyecto ecoturístico en una extensión de 12 hectáreas.

La Casa de la Universidad y los Manglatones
La Casa de la Universidad nació como un espacio de encuentro entre los vecinos del Manglar, la comunidad universitaria y autoridades gubernamentales, estatales y municipales, para fomentar la interacción e integración solidaria de los habitantes de las diferentes colonias aledañas al centro comunitario y crear un ámbito para el encuentro de saberes.

Los vecinos del Manglar pronto se unieron a las campañas educativas, de salud y de educación ambiental que promueve la UV. Para reflexionar sobre la importancia del cuidado del entorno y proponer acciones para su preservación, se realizan periódicamente los denominados Manglatones, jornadas intensas a las que asisten los ciudadanos, grupos ecologistas, autoridades y universitarios.

Por grupos de edad, la comunidad se ha organizado para defender el medio ambiente y tienen nombres para identificarse: Polencillos del manglar (niños de preescolar), Pistilos (primaria), Retoños (secundaria), Guardianes (bachillerato) y Halcones del Manglar (estudiantes de la UV) que, en total, suman 84 activistas, a quienes se han unido las Manos del Manglar (amas de casa).

Luego de casi año y medio, 12 manglatones y más de 50 mil horas de trabajo, los Vecinos del Manglar destacaron cuatro metas alcanzadas: “crear una conciencia colectiva sobre el cuidado y la preservación del medio ambiente, lograr el protagonismo de los actores de la comunidad en la toma de decisiones y ser gestores ante las autoridades correspondientes, el empoderamiento de las mujeres del Manglar y formar un importante capital social con los grupos organizados”.

Ahora trabajan sus propias propuestas: adoptar modelos de comportamiento ambiental responsable, no abusar del gasto de luz y el agua y no tirar basura fuera de su lugar; adquirir productos que no contaminen ni dañen la capa de ozono; leer las instrucciones de uso de detergentes y plaguicidas; reciclar la basura; preferir la gasolina sin plomo, no adquirir animales silvestres, depositar los desperdicios en los sitios correctos, hacer del conocimiento de las autoridades acciones que atenten contra el ambiente y de manera específica contra el manglar y procurar pertenecer a una organización ambiental.

Para el vicerrector Emilio Zili Debernardi, los Manglatones “buscan fomentar un proceso de análisis y reflexión de la enorme biodiversidad de que disfrutamos, en el marco de un programa que los propios integrantes de la comunidad del Manglar han venido impulsando con el apoyo de la Universidad Veracruzana”.

El manglar, señala, puede ser el ombligo verde de la zona conurbada si cada una de las autoridades y la sociedad civil organizada asumen su papel en ese sentido. “Las acciones que deben tomarse para remediar los daños y conservar los hábitat naturales no pueden retrasarse más, cada ciudadano es responsable del medio ambiente y es una tarea individual que finalmente se vuelve colectiva; con la participación de los gobiernos, las industrias, los organismos no gubernamentales y todos y cada uno de nosotros, podremos conservar mejor el lugar donde vivimos, por eso es encomiable la labor que llevan a cabo los vecinos del Manglar”.