Año 6 • No. 202 • noviembre 21 de 2005 Xalapa • Veracruz • México
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La sociedad debe exigir su exacta aplicación: Jiménez
Cumplir leyes ayudaría a equilibrar desarrollo urbano y medio ambiente
Edith Escalón

Joaquín Jiménez Huerta.
Tanto en la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente como en la Ley de Asentamientos Humanos se establece la obligación de procurar un equilibrio entre el manejo, conservación y protección de los recursos naturales y el desarrollo urbano, pero es a la sociedad a quien le corresponde exigir que éstas se cumplan, señaló Joaquín Jiménez Huerta, académico de la Facultad de Biología de la UV.

Como parte del foro Hacia el desarrollo sustentable: una visión de conjunto, Jiménez Huerta habló de la importancia del ordenamiento urbano como instrumento y guía para las acciones de mediano y largo plazo de comunidades, localidades y municipios de Veracruz.
Muchas de las localidades, dijo, parecen presentar un “desordenamiento urbano”, pues los planes y leyes no han sido respetados ni por las autoridades ni por las personas, pero es un asunto de conciencia social más que de políticas públicas: “nosotros tenemos primero que conocer el plan y luego defender y exigir su ejecución”.

El ordenamiento urbano puede impulsar diagnósticos precisos de las condiciones ecológicas y de asentamientos humanos de cualquier localidad, que permitan una toma de decisiones mejor y más informada; lo que se pretende es que los espacios que están muertos se reactiven y haya un equilibrio entre manejo de los recursos naturales y desarrollo urbano.

“Se busca que las actividades humanas afecten lo menos posible el equilibrio ecológico, por lo que se establece que las viviendas tienen que estar en áreas que no causen riesgo a la población, que no impacten en el ambiente, que ahorren recursos, que no contaminen y que el área humana sea asignada en espacios ad hoc, que además no pongan en riesgo la seguridad de las familias”.

Jiménez Huerta habló de la experiencia en la que participaron arquitectos, biólogos, psicólogos, economistas e ingenieros ambientales, en el ordenamiento ecológico de la localidad Tierra Nueva, en el municipio de Atzalan, donde se creó el plan de desarrollo, gracias al esfuerzo conjunto de la Secretaría de Desarrollo Social y la Universidad Veracruzana.

Recordó que en 2004, un equipo multidisciplinario de universitarios realizó cuatro ordenamientos más en municipios veracruzanos (Nautla, Tatatila, Chiconquiaco y Tepatlán), tomando en cuenta las características propias del lugar, la topografía, la vegetación, el uso del suelo y, sobre todo, las necesidades de la población.

Para lograr que los planes de ordenamiento urbano no sean reales solo en el papel, Jiménez Huerta recomendó la integración de comités ciudadanos que vigilen que los lineamientos se estén llevando a cabo, y que las autoridades gestionen la parte que les corresponde: “El problema es que un plan de ordenamiento está contemplado a largo plazo, 15 ó 20 años, y a veces la fragmentación gubernamental impide el seguimiento, por eso creo que lo fundamental en esta área es la participación social y el compromiso que muestre la gente con su localidad”.

Joaquín Jiménez Huerta pertenece al cuerpo académico Investigación y Educación para el Desarrollo Sustentable de la Facultad de Biología-Xalapa, que organizó el encuentro, y que también integran Roberto Castro (matemáticas), Laura Martínez (química), Celia Acosta Hernández (forestal), Pascual Linares (filosofía), Héctor Narave (legislación y gestión ambiental), así como Soledad Rocha Flores, Aarón Ojeda Jimeno y María de los Ángeles Chamorro (divulgación científica y educación ambiental).
 
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