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Revela estudio de la UV precaria situación de la mujer
rural veracruzana
Elizabeth Vázquez |
Intentan
comprender las condiciones de empleo y
marginalidad de las mujeres veracruzanas en el sector rural. |
En México,
como en otras partes del mundo, cada vez más las mujeres de
todos los sectores compaginan sus funciones de madre y ama de casa
con las tareas productivas; sin embargo, las condiciones para ellas
en el ámbito laboral no siempre son equitativas, pues padecen
los problemas derivados de la tradicional división del trabajo
por género.
Interesada en proponer mecanismos para la incorporación de
las mujeres en la toma de decisiones y de derechos, tanto de sus recursos
naturales y materiales como de sus capacidades productivas, María
del Carmen Vergara Tenorio, investigadora del Centro de Investigaciones
Tropicales de la Universidad Veracruzana (Citro), se dio
a la tarea de realizar un estudio con el que intenta comprender las
condiciones de empleo y marginalidad de las mujeres veracruzanas en
el sector rural, ante la situación actual de los procesos productivos
y manejo de los recursos.
A punto de concluir con este proyecto de investigación –que
recibió apoyo financiero del Instituto Nacional de las Mujeres
(Inmujeres) y del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
(Conacyt) a través de una beca–, Vergara Tenorio
cuenta con un diagnóstico general que pone de manifiesto la
precaria situación de la mujer del sector rural en Veracruz,
pero al mismo tiempo da luz en algunos puntos que podrían servir
en el diseño de estrategias para la atención y solución
de algunos de los problemas relacionados con el empleo y las formas
de subsistencia de estas mujeres.
“Los mercados no son neutros, hay sesgos muy marcados, lo cual
nos hace hablar del fenómeno de la feminización de la
pobreza, en donde quienes están más vulnerables son
las mujeres y, por tanto, sus hijos. Sus necesidades no son reconocidas,
no tienen suficiente acceso a la educación ni a los servicios
y su capacidad de decisión en cualquier proceso es muy limitado.
Todos estos fenómenos se combinan y hacen que la mujer sea
especialmente vulnerable”.
Veracruz –la tercera entidad más poblada del país,
con siete millones de habitantes– está ubicado como el
quinto estado con los mayores indicadores de migración hacia
los Estados Unidos, en su mayoría hombres en edades económicamente
activas, lo cual implica que muchas comunidades, generalmente del
sector rural, sufran su ausencia y sean las mujeres las que queden
al frente del hogar y de la tierra (cuando la tienen) para trabajarla.
Esta situación, a decir de la investigadora, refuerza la necesidad
de atender con urgencia a esta parte de la sociedad.
Mediante una serie de entrevistas y encuestas aplicadas en distintos
municipios veracruzanos para lograr una muestra representativa, Vergara
Tenorio obtuvo información que dejó al descubierto que
estas mujeres trabajadoras, con más de 18 años y apenas
con la primaria terminada, viven –en más de un 50 por
ciento– casadas o en unión libre y con un sustento diario
de menos de tres dólares al día, para mantener a cuatro
hijos en promedio.
Casi el 60 por ciento no usa anticonceptivos ni ningún otro
método para planificar su familia, una situación difícil
de sobrellevar si se considera que el mismo porcentaje tiene a su
primer hijo antes de los 20 años.
Estas mujeres, que se declaran sin dudar como “amas de casa”,
cumplen una doble jornada; dan por sentado que al casarse la esposa
debe ayudar a sostener a la familia –aniquilando la idea de
que la mujer se casa para que la mantengan–, y un 65 por ciento
señala que los hombres trabajan menos que las mujeres. La mayoría
cree que hay las mismas posibilidades para el hombre y para la mujer
de obtener trabajo y un avasallante 82 por ciento piensa que las mujeres
son más inteligentes que los hombres.
A pesar de que el 20 por ciento de estas mujeres no sabe leer ni escribir,
que la mayoría ha ido perdiendo gradualmente su lengua nativa,
que más de la mitad de las entrevistadas no tiene acceso a
sanitarios y que hay un importante porcentaje de población
sin agua corriente, a pesar de todo esto y de la pobreza y la falta
de oportunidades con las que conviven diariamente, casi un 80 por
ciento afirma que ha tenido mejores vidas que las de sus madres.
De acuerdo con Vergara Tenorio, el tema del empleo entre las mujeres
del sector rural es constante, “hay una gran necesidad, muchas
de estas personas no poseen más que su casa, no tienen tierras
para trabajar y es necesario buscar otras formas de conseguir ingresos.
Siendo así, las señoras cada vez están participando
más en los procesos de decisión, ya sea junto con sus
maridos o bien solas, porque los esposos no están”.
Por otra parte, la investigadora señala que las posibilidades
de iniciar un negocio propio son muy limitadas, pues no hay financiamiento
privado, “todo viene de las políticas federales, dependen
completamente de las políticas públicas y a esto se
suma la dificultad que representa –para cualquier persona, pero
sobre todo para quienes tienen menos acceso a la información–
distinguir entre los diferentes programas gubernamentales para acceder
a ellos”.
Ya que todas las entrevistadas se dedican a negocios propios, como
alfarería y tortillería, así como a la producción
de conservas, cultivo de anturios, medicinas y hortalizas, entre otros,
otro fenómeno que se reveló en esta investigación
es la dificultad que tienen para articular por sí mismas toda
la cadena productiva. “Desde diseñar los productos, hacer
el papeleo, encontrar los materiales, darle mantenimiento a las máquinas,
comercializar y distribuir los productos y ganancias (si las hay),
todo lo tienen que hacer ellas, pero yo me pregunto ¿cuál
es su capacidad para hacerlo cuando no hay atrás un asesoramiento
o un acompañamiento más continuo?”.
Una de las partes del proyecto –en la que actualmente está
trabajando la investigadora– es incorporar estrategias para
ayudar a estas productoras. “Este es un problema en muchos niveles,
que va desde cuestionar la parte del modelo macroeconómico,
hasta dar soluciones regionales. Una estrategia que se sugiere en
este proyecto es hacer una red de productoras, pues me parece que
si hubiera una estructura estatal que permitiera que los productos
se concentren en un solo lugar y se tenga un cierto volumen, habrá
más capacidad de comercialización. Además, por
supuesto, se requiere capacitación de los recursos humanos,
pero más especializada, más accesible y estructurada
para sus necesidades”. |
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