Año 6 • No. 204 • diciembre 5 de 2005 Xalapa • Veracruz • México
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Edgar Onofre (Fotos: César Pisil)

El 23 de abril, aniversario luctuoso de Miguel de Cervantes, en Alcalá de Henares, el Rey Juan Carlos de España entregará al escritor veracruzano Sergio Pitol el Premio Cervantes. Con ese trascendente acto, Pitol se unirá a otros dos autores mexicanos que han sido depositarios del considerado Nobel de las letras hispánicas: Octavio Paz y Carlos Fuentes.
Aturdido, asombrado y feliz, el narrador, traductor, ensayista y catedrático de la Universidad Veracruzana recibió muy temprano el jueves pasado, de voz de Carmen Calvo, ministra de Cultura del Gobierno de España, la noticia de su designación.
A las siete y media de la mañana del pasado jueves, después de recibir en su casa del centro de Xalapa una llamada telefónica desde Madrid, el escritor Sergio Pitol Deméneghi se convirtió en el primer veracruzano en conquistar tierras ibéricas… al menos en términos literarios.

Ni cuando era niño, estaba enfermo y leía en su cama a Julio Verne –cerca del Ingenio El Potrero, en Córdoba, Veracruz– y “ni siquiera ayer por la noche” hubiera imaginado lo que sucedió: por la mañana recibió una llamada, confundió el teléfono con el despertador y la voz de Carmen Calvo, ministra de Cultura del gobierno español, le preguntó:
- “¿Es usted Sergio Pitol? Le llamo para informarle que tiene usted el (premio) Cervantes”.
El próximo 23 de abril, en Alcalá de Henares, en el aniversario luctuoso de Miguel de Cervantes Saavedra, el Rey Juan Carlos de España entregará a Sergio Pitol el premio referido, considerado como el Nobel de las letras hispánicas incluso por el propio autor del El arte de la fuga, El viaje y El Mago de Viena, sus dos últimas novelas: “Es el mayor premio. No hay nada por encima del Cervantes”, decía a la prensa que, poco a poco, invadió la sala de su casa en el centro de Xalapa. “Me siento aturdido, asombrado, pero feliz”, comentó.
Cinco minutos después de la primera impresión, comenzó una interminable sucesión de llamadas de la prensa española y mexicana, de viejos amigos de la época en que fungió dentro del servicio diplomático, de otros escritores y de familiares. Mientras los teléfonos de su casa no dejaban de sonar, la prensa local hacía antesala en el vestíbulo para robarle por cinco minutos algunas impresiones del momento. “No sabía si aún estaba soñando o si alguna de mis amigas me jugaba una broma. Luego sentí una felicidad inmensa, porque parecía algo casi imposible llegar al Cervantes, el premio más alto, el Nobel de la lengua castellana”.

Por la casa del escritor, investigador y profesor de literatura de la Universidad Veracruzana (UV), corrían sus asistentes para avisarle de una y otra llamada del embajador de España, del periódico español El País, del diario mexicano La Jornada, mientras Pitol se disculpaba por las interrupciones y la espera y posaba divertido para los fotógrafos. “Ahora, una de triunfador”, dijo, mientras levantaba los brazos y sonreía. Para la sesión de fotos eligió, de entre todos los posibles, un libro de Miguel de Cervantes: ”Es mágico. Llevo todo el año estudiando El Quijote y otras de sus obras y me toca el Cervantes”.
Veracruzano cien por ciento

 

 

Con el mismo espíritu con que anunció la donación a su muerte de su biblioteca particular a la Universidad Veracruzana, justo cuando esta casa de estudios le confirió en 2003 el grado de Doctor Honoris Causa, Sergio Pitol aseguró que el premio no es sólo suyo: “También es para Veracruz. En esta casa he vivido 14 años y en ella he escrito mis mejores obras. El entorno de Veracruz está siempre ahí”.

Según ha referido en numerosas ocasiones, nació en Puebla por un accidente: “Mi madre fue a visitar a un médico que le recomendaron y en ese momento nací, pero toda mi vida, la niñez, la adolescencia, las he vivido en Córdoba. Mi familia es de Córdoba y Huatusco desde muchas generaciones: somos veracruzanos desde nuestros abuelos”.

Hasta la noche del miércoles, Pitol Deméneghi disputaba al catalán Juan Marsé, el uruguayo Mario Benedetti y el peruano Alfredo Bryce Echenique la posibilidad de llevarse el máximo galardón de las letras españolas y, al mediodía de ese mismo jueves, al menos Benedetti ya había felicitado mediante la prensa internacional al escritor mexicano.

Aunque el cuentista, novelista, ensayista, traductor y otrora diplomático se inscribe en las páginas de la historia de la literatura, él mismo aclaró: “Lo único que quiero es vivir como siempre: sedentario, escritor y no convertirme en una figura estatuaria. Sólo quiero vivir con las mismas relaciones de siempre”.

Junto con Octavio Paz y Carlos Fuentes, Pitol forma la tríada de mexicanos que han obtenido este galardón, el cual también ha sido recibido por otros grandes escritores como el argentino Jorge Luis Borges, el colombiano Álvaro Mutis, el chileno Jorge Edwards, el cubano Guillermo Cabrera Infante, el peruano Mario Vargas Llosa y los españoles Francisco Umbral, José Hierro, Camilo José Cela, Francisco Ayala y Miguel Delibes.
Orgulloso, sobre todo, del éxito de crítica y ventas que, en apenas dos semanas, consiguió en España El Mago de Viena, la última de sus novelas, Pitol agregó: “Considero que tengo muchos lectores en España, porque publico en Anagrama.

Hace un mes presenté El Mago de Viena, el último libro, y tuvo una crítica formidable en los periódicos y la televisión. En las dos semanas que estuve ahí se acabó la edición. Este libro cierra el tríptico de El arte de la fuga y El viaje, y es lo más radical que he escrito –pues ensaya un género que no se ha hecho nunca en español, sobre todo en El Mago…, una simbiosis entre crónica, historia, autobiografía, novela y cuento–. Creo que muchos de los jóvenes escritores de España, México y Sudamérica sienten que son alumnos míos y creo que eso lo consideró el jurado”.

Al final, calculó que una parte importante del premio de 90 mil 180 euros (unos 100 mil dólares) que le corresponde lo destinará a obras filantrópicas y considera que, como el músico y poeta Agustín Lara, es uno de los veracruzanos que ha conquistado de alguna manera tierras ibéricas: “Sí, creo que soy el primer veracruzano conquistador de España, literariamente hablando, por supuesto”.
Sergio Pitol,su trayectoria
Por azar, Sergio Pitol Deménegui nació en Puebla en 1933 y, no obstante, afirma ser veracruzano, ya que su infancia y adolescencia transcurrieron en el Ingenio de Potrero y en la ciudad de Córdoba. Además, desde hace varios años radica en Xalapa, donde se desempeña como investigador del Instituto de Investigaciones Lingüístico-Literarias de la Universidad Veracruzana.

Reconocido por su trayectoria tanto en el ámbito de las letras como en el campo de la difusión de la cultura mexicana, el escritor realizó una larga travesía por países como Italia, Francia, España, Mongolia, China, India y Turquía, dado que fue nombrado en 1960 miembro del Servicio Exterior del Gobierno Mexicano.

Ha sido agregado cultural de la Embajada de México en París; consejero cultural de las embajadas de México en Varsovia, Budapest y Moscú; subdirector de Asuntos Culturales de la Secretaría de Relaciones Exteriores; director de Asuntos Internacionales del Instituto Nacional de Bellas Artes y embajador de México en Checoslovaquia.
Su producción literaria
Como traductor, se le reconoce como uno de los principales introductores de la literatura polaca del siglo XX en español (Brandys, Gombrowicz, Andrzejewski, Zeromsky) y también ha traducido en nuestra lengua obras de Georgia Basani, Jane Austen, Henry James, Joseph Conrad, Ford Madox Ford y Nabokov. A esta labor debemos sumar su trabajo como catedrático en la Universidad de Bristol y en la UV, y como colaborador de numerosas revistas, entre ellas Estaciones, Revista de la Universidad, Revista de Bellas Artes y La palabra y el hombre; de los suplementos “México en la cultura”, “La cultura en México”, “Sábado” y “La Jornada semanal”; y del diario Ovaciones.

Entre su producción destacan los libros de cuentos: Infierno de todos (publicado por la UV en su colección Ficción), Los climas y Nocturno de Bujara; las novelas El tañido de una flauta, Juegos florales y el Tríptico del carnaval –conformado por
El desfile del amor, Domar a la divina garza y La vida conyugal–, y los ensayos La casa de la tribu, Pasión por la trama y Adicción a los ingleses. Sus obras han sido traducidas al checo, francés, italiano, polaco y ruso.

Ha recibido los premios “Rodolfo Goes” del INBA, por su novela El tañido de una flauta (1973); La Palabra y el Hombre de la UV por su cuento “Asimetría” (1980); Xavier Villaurrutia por Nocturno de Bujara (1981) y Herralde de Novela, por El desfile del amor (1985); el premio de la Asociación de Cultura Europea de Polonia (1987), el Nacional de Literatura (1993), el Premio Mazatlán (1996 y 1997) y el Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe “Juan Rulfo” (1999). Forma parte de la Academia Mexicana de la Lengua y la UV le confirió el doctorado Honoris Causa.

Reacciones ante el Premio Cervantes conferido a Pitol
El Premio Cervantes se rinde anualmente como testimonio público de admiración a la figura de un escritor que, con el conjunto de su obra, ha contribuido a enriquecer el legado literario hispánico. Los candidatos son presentados por las Academias de la Lengua Española, los autores premiados en anteriores convocatorias, las instituciones vinculadas a la literatura en lengua castellana y los miembros del jurado.

Al mediodía del jueves, los escritores uruguayos Mario Benedetti y Eduardo Galeano felicitaron mediante la prensa internacional al escritor mexicano, mientras que en Xalapa, José Luis Rivas, poeta, director de la Editorial de la UV, dijo: “El premio Cervantes es el galardón más importante de la lengua española y que un escritor veracruzano lo haya recibido es todo un acontecimiento”. Aseguró que el premio es muy merecido, pues el galardonado ha vivido “consagrado a la literatura universal desde su juventud: Sergio Pitol encarna al prototipo del escritor y, por lo tanto, es un ejemplo vivo y permanente para todos los que tienen interés en el mundo de las letras y de la cultura universal”.

El poeta veracruzano Ramón Rodríguez, quien fundó desde los tiempos de Sergio Galindo toda una tradición editorial en la UV, aseguró que el reconocimiento de Pitol no es sólo para este gran novelista cordobés, hoy académico e investigador de esta institución, “sino para todos nosotros, y para todo el orbe cultural de lengua española”.

Cabe señalar que la UV ha publicado muchas de sus traducciones (trabajos que fueron determinantes para alcanzar esta distinción), como Las puertas del paraíso de Jersey Andrzejewski y El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad.