Año 6 • No. 204 • diciembre 5 de 2005 Xalapa • Veracruz • México
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Importante, reconocer la sexualidad de los discapacitados mentales: Torres Ferman
Gina Sotelo
La sexualidad del discapacitado mental no es diferente a la del resto de las personas. Para entender esto, lo primero es revisar nuestra propia sexualidad y el ejercicio de la misma.

Irma Torres Ferman.
Según Irma Torres Ferman, del Instituto de Investigaciones Psicológicas de la UV, la sexualidad del discapacitado mental es un tema controvertido que ha estado oculto en la oscuridad, que deberá cobrar más empuje no sólo a nivel de investigación, sino entre maestros y padres de familia.

Al participar la Tercera Jornada de Educación Especial , en la Facultad de Psicología, dijo que el significado de la sexualidad para los discapacitados mentales “es, en principio, el mismo que para el resto de las personas; significa la posibilidad de autodesarrollo, expresión de sentimientos, de afectos, de contacto, de convicción y de amor”.
La persona con discapacidad mental leve o moderada sigue las mismas pautas que las del sujeto normal, con la salvedad de que requiere de mayor atención: “Esto trae consigo una preocupación por parte de los padres quienes temen de la vulnerabilidad ante el abuso sexual, la masturbación pública, el embarazo no deseado”.

Entre las inquietudes más comunes que tienen los padres es el temor a que sus hijos sufran abusos sexuales, además, “la masturbación significa un gran problema, pues en ocasiones no saben cómo manejarla y algunos padres de familia temen que sus hijos se masturben de manera abierta”.

Los discapacitados mentales también piensan en matrimonio y, por supuesto, pueden casarse y asumir activamente el rol de la paternidad.

“Luchamos contra los prejuicios moralistas, las supuestas buenas intenciones al sostener el uso de métodos temporales o definitivos con el fin de evitar embarazos por violación o abuso, incluso se sugiere el uso de la esterilización sin tomar en cuenta la opinión del individuo, negándole la posibilidad de ejercer su paternidad”.

Las personas con discapacidad tienen derecho a recibir una preparación como adultos responsables, tener una buena calidad de vida, recibir protección contra los abusos sexuales, expresar sus impulsos sexuales y que su cuerpo no sea objeto ni de maltrato ni de explotación.