Año 6 • No. 204 • diciembre 5 de 2005 Xalapa • Veracruz • México
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  No sólo campesinos emigran a EU, también gente calificada
Montos por remesas de indocumentados
superan la inversión extranjera directa
En EU viven unos 10 millones de mexicanos: ¿Qué ocurriría si todos fueran repatriados? ¿En dónde se les ubicaría como fuerza laboral útil? ¿Cuál sería el impacto sobre la economía nacional al suspenderse el envío de sus remesas?
Por concepto de inversión extranjera directa, México recibe unos 15 mil millones de dólares anuales, mientras que hasta septiembre pasado, los trabajadores indocumentados en Estados Unidos habían enviado a sus familiares remesas por un monto de 17 mil millones, los que nos hace –de muchas formas– dependientes de esa inyección económica, coincidieron Daniel Romero León, del Instituto de Investigaciones y Estudios Superiores Económicos y Sociales (IIESES) de la UV (UV), y Debra Sabia y Vincent Kohler, de la Georgia Southern University.

Al participar en una mesa redonda sobre migración, realizada en la USBI, también señalaron que cada día se incrementa la fuga de mano de obra especializada: “Ya no son sólo campesinos paupérrimos quienes cruzan la frontera; lo hacen también técnicos especializados, universitarios y gente con buena preparación colegial. Por lo mismo, buscan su acomodo en áreas que no eran destino común entre los indocumentados. Ahora se van hacia Oregon, las dos Carolinas o Georgia, en lugar de California, Illinois o Texas”.

A partir de 1998, Veracruz se ha sumado a los estados mexicanos con más mano de obra en la Unión Americana. Con ello perdemos valiosos recursos humanos y ya comienza a ser crítica la escasez en México de manos que hagan trabajos como la cosecha de café. “No existen máquinas que puedan hacer esa labor”, mencionó Romero León, quien añadió que los veracruzanos son los que incrementan considerablemente el número de hispanos, hoy la minoría más importante en Estados Unidos, por encima de los afroamericanos y los orientales.

Entre los hispanos es necesario considerar también a los mexicanos que vivían en el siglo XIX en los estados de California, Nuevo México, Arizona y Texas, que pasarían a manos de los norteamericanos sin que los paisanos radicados allí se trasladasen a territorio nacional.

En nuestro país existe una suerte de tradición migratoria que se remonta más atrás del Programa Bracero de la década de los cuarenta, cuando la fuerza laboral norteamericana se centró en la metalurgia y en la industria que sostuvo al ejército estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial.

“Hoy las prioridades han cambiado, los atentados del 11 de septiembre han modificado sensiblemente la política migratoria de Estados Unidos, pero eso no cambia las cosas para nuestros paisanos. Las crisis recurrentes de cada seis años, la falta de oportunidades profesionales, los bajísimos salarios en el campo… todo ello hace que cada vez más gente joven se vaya del país”.

Se calcula que en Estados Unidos viven aproximadamente 10 millones de mexicanos. ¿Qué ocurriría si todos fueran repatriados? ¿En dónde se les ubicaría como fuerza laboral útil? ¿Cuál sería el impacto sobre la economía nacional al suspenderse el envío de sus remesas? Estos fueron algunos de los cuestionamientos que se plantearon.

Los especialistas en el tema coincidieron en señalar que una enorme cantidad de familias mexicanas se benefician de las remesas enviadas por sus integrantes que han emigrado en busca de una mejor calidad de vida y de las oportunidades que el sistema no les puede proporcionar: “En buena medida, la economía nacional se mueve gracias a las cada vez más cuantiosas remesas monetarias enviadas por los migrantes”.