Año 6 • No. 208  • Enero 23 de 2006 Xalapa • Veracruz • México
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  Instituciones y sociedad deben promover su desarrollo, dice Gómez-Pompa
La medicina tradicional no es negocio para empresas farmacéuticas
Edith Escalón
Empresas priorizan el desarrollo de medicamentos para el primer mundo
Los intereses económicos de las grandes industrias farmacéuticas, que ven a la investigación médica como un negocio y al desarrollo de nuevos medicamentos como una inversión que sólo se amortiza con patentes, han frenado los estudios formales en torno a las bondades de la medicina tradicional, señaló Arturo Gómez-Pompa, asesor científico de la Universidad Veracruzana, durante el simposio Armonizando la medicina moderna e integral, realizado el 16 de enero.

Ramón Flores Lozano, director del Área Académica de Ciencias de la Salud, y Arturo Gómez-Pompa, asesor científico de la UV.
“Se dice que estas investigaciones son muy costosas y que sólo las grandes corporaciones farmacéuticas pueden darse el lujo de hacerlas”, comentó el especialista frente a los investigadores, académicos, galenos, biólogos, químicos, estudiantes y grupos de médicos tradicionales que desde Xalapa y el resto del estado respondieron a la convocatoria de la UV.

Gómez-Pompa dijo que según estimaciones de estos grandes corporativos, el descubrimiento de una nueva medicina requiere en promedio 231 millones de dólares de inversión, y para que los laboratorios la consideren rentable necesitan tener la posibilidad de patentar sus resultados, es decir, de registrarlos como propios para que sólo ellos puedan producirlos (ya sean compuestos, procedimientos o medicamentos), y por tanto, sólo ellos puedan venderlos y obtener de los mismos ganancias millonarias.
“Por eso la investigación médica es ahora una competencia entre las empresas farmacéuticas, porque requieren (y obtienen) capitales que ni soñando podríamos tener en nuestras comunidades científicas”, dijo Gómez-Pompa, quien ha pasado más de tres décadas en instituciones públicas y universidades de México y Estados Unidos.

De hecho, uno de los puntos centrales que destacó el universitario tiene que ver precisamente con estas inversiones, pues explican de alguna manera por qué la investigación científica para corroborar los efectos benéficos de las plantas medicinales (y de toda la medicina tradicional), no es negocio para las grandes empresas farmacéuticas.


Arturo Gómez-Pompa.

Y es que si tan sólo una compañía (Eli-Lilli) invierte anualmente cerca de 3 mil millones de dólares en investigación de nuevos productos, es claro que las medicinas deberán tener altos costos, lo que las hace inaccesibles para la gran mayoría de los países en desarrollo.

Además, esas inversiones también concentran los esfuerzos científicos en buscar medicinas para “padecimientos del primer mundo” que puedan tener un alto número de usuarios (como la alta presión o las enfermedades nerviosas) y que pueden pagar estos medicamentos.
Su desarrollo es una prioridad frente a padecimientos de pocos enfermos o “enfermedades del tercer mundo” que no dan un aliciente económico para recuperar la inversión. “Estas cifras oscurecen el potencial real de la investigación de plantas medicinales y de la medicina tradicional”, comentó el investigador.

Frente a este panorama, reconoció que la investigación científica en torno a las bondades y el enorme potencial de la medicina tradicional debe partir de las instituciones y de la sociedad, pues ésta es un tesoro que al igual que los recursos naturales se debe conservar.

Dijo que México es uno de los países con mayor de diversidad de plantas y culturas, y ha generado a través del tiempo abundantes conocimientos sobre el uso de plantas medicinales, lo que justifica su propuesta para estimular en la UV un programa de estudios sobre medicina tradicional mexicana.

“Muchos de esos conocimientos ya han sido recopilados y publicados en libros, artículos, tesis y otros documentos. Esta información debería ser la base para un programa amplio e intenso de investigación científica que incluya estudios de etnobotánica, etnomedicina, fotoquímica, farmacología y clínica desde la universidad”.

De hecho, en la UV ya existen esfuerzos importantes de vinculación con instituciones y comunidades (específicamente en la zona universitaria de Córdoba-Orizaba), esfuerzos que buscan rescatar el conocimiento que conservan los pueblos en torno a su medicina tradicional.

Ramón Flores Lozano, director del Área Académica de Ciencias de la Salud, y Arturo Gómez-Pompa, asesor científico de la UV, al iniciar los trabajos del simposio Armonizando la medicina moderna e integral.

“La investigación médica es ahora una competencia entre las empresas farmacéuticas, porque requieren (y obtienen) capitales que ni soñando podríamos tener en nuestras comunidades científicas”, dijo el científico Arturo Gómez-Pompa.