Año 6 • No. 209 • enero 30 de 2006 Xalapa • Veracruz • México
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Trauma acústico, entre las primeras cinco causas de enfermedad laboral
Carolina Cruz

En el país, los daños auditivos provocados por exposición a ruido son la quinta causa de enfermedades en el trabajo, aseguró Mario Alberto Arias González, especialista de la UV

Veracruz, Ver.- La pérdida de la audición es una enfermedad laboral que va en aumento. Se le conoce como trauma acústico, sordera profesional o de trabajo, es más común de lo que se piensa y, en nuestro país, ocupan una de las primeras cinco causas de enfermedades del trabajo, según una investigación efectuada por Mario Alberto Arias González, especialista en Medicina del Trabajo por la Universidad Veracruzana (UV).

Arias González estudió el daño auditivo inducido por ruido en trabajadores de una industria petroquímica básica y encontró que varios empleados padecían ya este trauma en diversos grados.

El Daño Auditivo Inducido por Ruido (DAIR), es “una lesión producida en el oído interno, determinada por la exposición continua y prolongada a sonidos de gran magnitud, generalmente bilateral, simétrica e irreversible, nunca evolutiva por sí misma y cuando cesa la exposición se detiene el daño. En nuestro país las hipoacusias inducidas por ruido ocupan una de las primeras cinco causas de enfermedades del trabajo, calificadas por los servicios de salud en el trabajo”, explicó. La Secretaría del Trabajo y Previsión Social en la Norma Oficial Mexicana 011-STPS-2001 define al ruido como “sonidos cuyos niveles de presión acústica, en combinación con el tiempo de exposición de los trabajadores a ellos, pueden ser nocivos a su salud”, explicó.

El estudio que tuvo duración de ocho meses llevó el seguimiento de dos grupos: el Grupo 1, integrado por 62 trabajadores expuestos a sonidos de gran magnitud, y el 2, de igual número de trabajadores de la misma empresa que desempeñaban labores administrativas. “Al inicio de las jornadas se realizaban audiometrías vía aérea y ósea, bajo condiciones de ambiente controlado con cámara sonoamortiguada”.

Los resultados lo llevaron a señalar que “sí existe una marcada asociación entre la exposición ocupacional y el DAIR entre los trabajadores”, ya que el grupo 1 presentó una prevalencia de 23 casos (37.1 por ciento) contra apenas cinco del grupo 2. De los 23 trabajadores, 18 cursaban con trauma acústico de primer grado; tres de segundo grado y dos del tercer grado.

“El ruido se mide por su intensidad y su frecuencia. La intensidad se mide en decibeles, la frecuencia se mide en hertzios, o sea, ciclos por segundo (Hz)”, explicó el especialista. El ruido por sí solo afecta funciones biológicas, psicológicas y altera el ciclo del sueño, pero sólo el trauma acústico o la sordera profesional puede atribuirse indiscutiblemente al ruido y se encuentra muy por encima de las enfermedades de origen tóxico, también profesionales. En el caso de esta industria, los trabajadores estaban expuestos a un promedio de entre 85.4 a 104 decibeles (dB).

El mecanismo responsable del DAIR depende de la intensidad y duración de la exposición al ruido, en sonidos mayores a 110-120 dB. La norma de ruido aceptable para seres humanos es de 55 dB a 1000 Hz. La norma internacional indica que lo máximo puede ser hasta 65 dB. “Los trastornos del oído y las sorderas traumáticas se encuentran dentro de los cinco principales diagnósticos de enfermedad laboral en individuos bajo seguros de riesgos de trabajo del IMSS”, aseguró.

Los acúfenos, “zumbidos de oído” o “ruidos en la cabeza” son sensaciones de sonidos o ruidos, cuando no hay ninguna fuente real sonora o física, que los produzca, en la literatura inglesa se denominan Tinnitus, palabra que deriva del latín y quiere decir “tintineo de una campana” y es uno de los primeros síntomas que se presentan cuando hay daño en el oído, así como la desviación temporal del umbral, que pueden persistir desde minutos hasta días. Es la primera etapa y el daño es aún reversible si el trabajador se aleja de la fuente de ruido, añadió Arias.

En la segunda etapa o trauma acústico de primer grado, el acúfeno se vuelve bilateral, agudo y de moderada intensidad: “Se considera que el daño ya es irreversible”, destacó Alberto Arias. En etapa tercera o trauma acústico de segundo grado, se presenta destrucción de las estructuras del oído interno y hay manifestaciones de hipoacusia moderada. Esta es conocida como etapa de latencia subtotal y los acúfenos se presentan con más alta persistencia, intermitentes y bilaterales. En la cuarta etapa o trauma acústico de tercer grado la hipoacusia ya se manifiesta, el órgano de Corti se encuentra lesionado e inicia un proceso de deterioro del lenguaje.