Veracruz,
Ver.- La pérdida de la audición es una enfermedad
laboral que va en aumento. Se le conoce como trauma acústico,
sordera profesional o de trabajo, es más común de
lo que se piensa y, en nuestro país, ocupan una de las
primeras cinco causas de enfermedades del trabajo, según
una investigación efectuada por Mario Alberto Arias González,
especialista en Medicina del Trabajo por la Universidad Veracruzana
(UV).
Arias González estudió el daño auditivo inducido
por ruido en trabajadores de una industria petroquímica
básica y encontró que varios empleados padecían
ya este trauma en diversos grados.
El Daño Auditivo Inducido por Ruido (DAIR), es “una
lesión producida en el oído interno, determinada
por la exposición continua y prolongada a sonidos de gran
magnitud, generalmente bilateral, simétrica e irreversible,
nunca evolutiva por sí misma y cuando cesa la exposición
se detiene el daño. En nuestro país las hipoacusias
inducidas por ruido ocupan una de las primeras cinco causas de
enfermedades del trabajo, calificadas por los servicios de salud
en el trabajo”, explicó. La Secretaría del
Trabajo y Previsión Social en la Norma Oficial Mexicana
011-STPS-2001 define al ruido como “sonidos cuyos niveles
de presión acústica, en combinación con el
tiempo de exposición de los trabajadores a ellos, pueden
ser nocivos a su salud”, explicó.
El estudio que tuvo duración de ocho meses llevó
el seguimiento de dos grupos: el Grupo 1, integrado por 62 trabajadores
expuestos a sonidos de gran magnitud, y el 2, de igual número
de trabajadores de la misma empresa que desempeñaban labores
administrativas. “Al inicio de las jornadas se realizaban
audiometrías vía aérea y ósea, bajo
condiciones de ambiente controlado con cámara sonoamortiguada”.
Los resultados lo llevaron a señalar que “sí
existe una marcada asociación entre la exposición
ocupacional y el DAIR entre los trabajadores”, ya que el
grupo 1 presentó una prevalencia de 23 casos (37.1 por
ciento) contra apenas cinco del grupo 2. De los 23 trabajadores,
18 cursaban con trauma acústico de primer grado; tres de
segundo grado y dos del tercer grado.
“El ruido se mide por su intensidad y su frecuencia. La
intensidad se mide en decibeles, la frecuencia se mide en hertzios,
o sea, ciclos por segundo (Hz)”, explicó el especialista.
El ruido por sí solo afecta funciones biológicas,
psicológicas y altera el ciclo del sueño, pero sólo
el trauma acústico o la sordera profesional puede atribuirse
indiscutiblemente al ruido y se encuentra muy por encima de las
enfermedades de origen tóxico, también profesionales.
En el caso de esta industria, los trabajadores estaban expuestos
a un promedio de entre 85.4 a 104 decibeles (dB).
El mecanismo responsable del DAIR depende de la intensidad y duración
de la exposición al ruido, en sonidos mayores a 110-120
dB. La norma de ruido aceptable para seres humanos es de 55 dB
a 1000 Hz. La norma internacional indica que lo máximo
puede ser hasta 65 dB. “Los trastornos del oído y
las sorderas traumáticas se encuentran dentro de los cinco
principales diagnósticos de enfermedad laboral en individuos
bajo seguros de riesgos de trabajo del IMSS”, aseguró.
Los acúfenos, “zumbidos de oído” o “ruidos
en la cabeza” son sensaciones de sonidos o ruidos, cuando
no hay ninguna fuente real sonora o física, que los produzca,
en la literatura inglesa se denominan Tinnitus, palabra que deriva
del latín y quiere decir “tintineo de una campana”
y es uno de los primeros síntomas que se presentan cuando
hay daño en el oído, así como la desviación
temporal del umbral, que pueden persistir desde minutos hasta
días. Es la primera etapa y el daño es aún
reversible si el trabajador se aleja de la fuente de ruido, añadió
Arias.
En la segunda etapa o trauma acústico de primer grado,
el acúfeno se vuelve bilateral, agudo y de moderada intensidad:
“Se considera que el daño ya es irreversible”,
destacó Alberto Arias. En etapa tercera o trauma acústico
de segundo grado, se presenta destrucción de las estructuras
del oído interno y hay manifestaciones de hipoacusia moderada.
Esta es conocida como etapa de latencia subtotal y los acúfenos
se presentan con más alta persistencia, intermitentes y
bilaterales. En la cuarta etapa o trauma acústico de tercer
grado la hipoacusia ya se manifiesta, el órgano de Corti
se encuentra lesionado e inicia un proceso de deterioro del lenguaje.