Año 6 • No. 209 • enero 30 de 2006 Xalapa • Veracruz • México
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Apoya a médicos indígenas para acreditarse ante la SS
Respalda UV la medicina indígena de Veracruz

Edith Escalón

10 facultades de la UV trabajan por el reconocimiento de prácticas tradicionales

Mediante encuestas y entrevistas, los estudiantes han
recuperado el conocimiento que guardan los médicos tradicionales.

Con el apoyo de biólogos, químicos, agrónomos y otros especialistas de la Universidad Veracruzana (UV), más de 300 médicos indígenas del centro de Veracruz han logrado rescatar, revalorar y fortalecer sus terapias alternativas de salud, mediante el control de la calidad de sus productos naturales, la estandarización química de sus remedios herbolarios y la siembra de plantas medicinales.

Además de certificarse como practicantes de medicina tradicional ante la Secretaría de Salud y registrar legalmente sus remedios, las siete organizaciones que los agrupan (que pertenecen a los municipios veracruzanos de Zongolica, Coscomatepec, Córdoba, Soledad Atzompa y al oaxaqueño de Soyaltepec) buscan crear laboratorios regionales para elaborar sus remedios con criterios farmacéuticos y consultorios para ofrecer sus servicios.

Para lograrlo, contarán como hasta ahora con el respaldo de estudiantes, académicos e investigadores de las facultades que se encuentran en la zona universitaria Córdoba-Orizaba, quienes se han integrado al Grupo Regional de Apoyo a la Medicina Indígena Tradicional (Gramit) del centro del estado, que también es respaldado por el programa IMSS-Oportunidades, la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (Codepi) y la Secretaría de Salud (SS).
En primer término se encuentra la Facultad de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (FCBA) de Peñuela, desde donde las académicas Yaqueline Gueno Heredia y Feliza Ramón Farías coordinan para el Gramit-Centro, entre otras cosas, asesorías técnico-científicas, capacitación, difusión de acciones, organización de encuentros, evaluación y seguimiento, gestión financiera, así como asesorías contables y legales.

De hecho, fue esta facultad la que en 1999 inició la relación con los grupos indígenas, especialmente de Zongolica, al integrar a su trabajo en el Herbario de la facultad –que guarda el registro de más de 15 mil plantas que existen o existieron en la región– el estudio de plantas medicinales.

Hoy, las académicas tienen a su cargo el proyecto de sistematización del conocimiento botánico con seis de las organizaciones de médicos tradicionales, es decir, buscan rescatar todo el conocimiento que sobre medicina herbolaria poseen estos grupos (mediante entrevistas y otras estrategias); trabajo al que se suma otro proyecto, coordinado por la académica Pilar Navarro Rodríguez, que busca apoyar a los médicos indígenas tradicionales en la producción del hongo seta como una alternativa económica y productiva.

En segundo término se encuentra el trabajo de la Facultad de Ciencias Químicas en este proyecto, el cual tiene dos vertientes. Por una parte, el desarrollo de las técnicas agronómicas para sembrar parcelas productivas de plantas medicinales (con químicos agrícolas), por otro, la elaboración de remedios herbolarios estandarizados según las formas farmacéuticas requeridas por la Secretaría de Salud (con químicos farmacéuticos).

Hasta ahora se han establecido tres parcelas demostrativas: una en Zongolica (que ya está terminada), y otras dos en Huitzilan y Coscomatepec (en proceso), cada una con más de 80 diferentes especies de plantas medicinales. Para apoyar a los médicos tradicionales en este aspecto, los químicos agrícolas se han coordinado con agrónomos, tanto estudiantes como académicos e investigadores para asesorarlos. De hecho, son los grupos indígenas quienes se encargan de custodiarlos.

Según explicó Yaqueline Gueno, para la elaboración de remedios los químicos toman la información que recogen los estudiantes (en entrevistas con los médicos tradicionales) y hacen con ello un sistema estándar de medidas para cada uno: “Si ellos usan una pizca de algún ingrediente, los químicos la pesan y la estandarizan en miligramos, y así con el resto de los ingredientes, de manera que se pueda sistematizar la elaboración del remedio en el laboratorio y garantizar así su efectividad”.

Con el apoyo de la Facultad de Ciencias Biológicas y Agropecuarias, los médicos indígenas han logrado afianzar varios proyectos, entre ellos el registro de 12 remedios tradicionales ante la Secretaría de Salud, como son jarabes, pomadas, cremas y tinturas (que serán presentados en algunas semanas), y el establecimiento de laboratorios regionales para la elaboración farmacéutica de los compuestos con estándares de calidad.

Trabajo multidisciplinario
Para apuntalar este último proyecto, son otras ocho las facultades que se han sumado: la de Arquitectura, en Córdoba, que tiene a su cargo la presentación y diseño de los espacios físicos del Centro de Desarrollo Integral de Medicina Tradicional “Omecayotl”; y la de Contaduría y Administración, en Nogales, a la que le corresponde realizar la propuesta de trabajo para la Organización de Médicos Indígenas Tradicionales del Centro (OMIT-C).

Enfermería, por su parte, realizará desde Río Blanco una propuesta para el Programa de Formación de Promotores de Salud con la participación de los médicos tradicionales, e Ingeniería Mecánica diseñará el Laboratorio Regional de Medicina Tradicional, que se localizará en La Granja, municipio de Tres Valles, Veracruz.

Una propuesta de apoyo médico al Gramit-Centro será la aportación de la Facultad de Medicina de Ciudad Mendoza, y una odontológica la de la Facultad de esta disciplina que se encuentra en Río Blanco. Los universitarios de la carrera de Derecho, en Sistema Abierto, realizarán la integración legal de este organismo, y será el Centro de Idiomas de Córdoba el que se encargue de apoyar el proyecto con la traducción de documentos y proyectos para la OMIT-C.

Esta participación interinstitucional y multidisciplinaria, así como la suma de más médicos indígenas al proyecto, han hecho de la experiencia un ejemplo para otros grupos que incluso han llevado los propios médicos tradicionales a dos congresos regionales, 13 estatales (en Oaxaca, Puebla, Yucatán, Michoacán, Chiapas, Campeche, Chihuahua, Sonora, Nayarit, Sinaloa y Coahuila) y dos internacionales, uno en Quito, Ecuador y otro en Lima, Perú.

Experiencia universitaria
Para Yaqueline Gueno, la relación humanística e intercambio de experiencias y participación de los estudiantes universitarios con una práctica médica-cultural socialmente activa en la zona Centro del estado es uno de los mayores beneficios del proyecto. “Con el proyecto los estudiantes aplican sus conocimientos en la resolución de un problema concreto emanado de un grupo social especifico, y ha sido para los académicos una oportunidad de diseñar e integrar las estrategias de trabajo al proyecto, incluyendo talleres académicos, servicio social, prácticas profesionales y trabajos recepcionales”.