Veracruz,
Ver.- El aumento en el consumo de alimentos con grasas saturadas
y la falta de ejercicio provoca que se esté incrementando
la intolerancia a la glucosa en niños de entre seis y 13
años y, por ende, la predisposición a padecer diabetes,
según reveló un estudio multidisciplinario efectuado
por las facultades de Bioanálisis, Nutrición y el
Centro de Estudios y Servicios en Salud (CESS) de la Universidad
Veracruzana (UV).
El 38 por ciento de los niños estudiados manifestó
sobrepeso y un 13 por ciento obesidad. “Este alarmante número
es una muestra de que al acrecentar su peso, el infante que, además
no hace el correspondiente ejercicio para su edad, eleva sus parámetros
de colesterol, glucosa y triglicéridos”, afirmó
José Manuel Hurtado Capetillo.
El especialista realizó el estudio Alteraciones metabólicas
en niños en una escuela primaria en Veracruz, dos en la congregación
de Tejería, Veracruz, y en toda la población infantil
que habita en Atlixco, en la sierra de Zongolica. La muestra, de
586 niños, arrojó 72 infantes que fueron clasificados
con elevadas concentraciones de glucosa, “porcentaje importante
tomando en cuenta la población infantil que existe en nuestro
medio”.
La situación es alarmante: la literatura internacional señala
que actualmente existe hasta un 15 por ciento de niños con
diabetes tipo II en el mundo, cuando se creía que la Tipo
I, la mellitus, era la que prevalecía debido a antecedentes
familiares. Sin embargo, la inadecuada alimentación y el
sedentarismo ha colocado a la tipo II en primer lugar. Este padecimiento
suele manifestarse a los 13 años, pero los académicos
decidieron iniciar el estudio en una etapa más temprana,
desde los seis años, cuando empiezan sus estudios escolares,
porque “en caso de que presenten datos de incremento de glucosa,
se puede intervenir a tiempo”.
La investigación midió las dislipidemias y los niveles
de hipercolesterolemia e hipertrigliceridemia, predisponentes de
diabetes y enfermedades vasculares. Se halló que 41 niños
se encontraban por arriba de los 200 mg/ml, lo máximo recomendado,
y de triglicéridos fueron 97 quienes también estaban
por arriba de los límites permitidos.
Los resultaron revalidan que no hay diferencias entre áreas
urbanas, suburbanas y rurales, lo que indica que el problema ya
es privativo de todas las poblaciones, señaló el investigador.
Lo anterior llevó a integrar un programa de cultura alimenticia
en las escuelas, dirigido a los padres de familia, en los que se
hará énfasis en la importancia de la actividad física.
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