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Además
de la testosterona, según revela estudio de la UV
Prolactina, posible causa
del cáncer de próstata
Alma Espinosa |
En
Veracruz, el cáncer de próstata ocupa el segundo lugar,
luego del pulmonar |
Durante
años, numerosas investigaciones han revelado que la principal
hormona causante del cáncer de próstata es la testosterona;
sin embargo, María Elena Hernández Aguilar, del
Instituto de Neuroetología de la Universidad Veracruzana
(UV) ha liderado estudios que revelan la probable injerencia de
la hormona prolactina en el desarrollo de este mal.
En Veracruz, el cáncer de próstata ocupa el segundo
lugar de este tipo de padecimientos, luego del cáncer de
pulmón, por lo que las investigaciones de un equipo multidisciplinario
brindarán una fuente invaluable de información para
la prevención y tratamiento de este mal que ataca principalmente
a varones mayores de 40 años, aunque la tendencia muestra
que aparece en edades más tempranas, tal y como sucede
con el cáncer de mama, aseguró María Helena
Hernández.
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María
Elena Hernández, del Instituto de Neuroetología,
recomendó a varones realizarse un examen de sangre y un
ultrasonido para descartar la posibilidad de tener cáncer
prostático.
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En entrevista,
la investigadora explicó que junto con una decena de estudiantes
de las carreras de Biología, Químico Farmacobiólogo
y Nutrición, así como de dos académicos,
ha desarrollado estudios para conocer los efectos de la secreción
de la prolactina, producida en la hipófisis.
Entre mayor secreción exista, dijo, más probabilidad
que afecte a la próstata; de ahí que sea tan importante
que los varones eviten estimular esta secreción al procurar
una buena alimentación y que no se encuentren sometidos
a niveles altos de estrés. Un detalle importante, y que
está en su lista de investigaciones posteriores, es la
de determinar si efectivamente el tomate, por contener licopeno
contribuye a prevenir el cáncer, como lo han mencionado
algunas personas.
Según
la doctora en Ciencias Fisiológicas por la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM), la prolactina
posee como principal característica inhibir su propia secreción
y sólo mediante estímulos específicos y de
otra hormona se libera, además de que tiene alrededor de
200 funciones, entre las que se encuentra la promoción
de la proliferación celular.
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Para
explicar lo anterior, la investigadora explicó que el nombre
prolactina se refiere a la primera función que se le adjudicó:
promover la síntesis de leche en la glándula mamaria,
así como el crecimiento de ésta. Al conocer la importancia
de la hormona en la mujer, se enfocó a su efecto en el aparato
reproductor masculino, específicamente la próstata.
De acuerdo con la egresada de la UV, el primer estudio que emprendieron
consistió en trasplantar, en animales de laboratorio, la glándula
de la hipófisis a la cápsula renal para observar cómo
se desataron los niveles de prolactina y su efecto. Un segundo estudio
incluyó el retiro de dopamina durante 15 días y se encontró
que los animales presentaron cambios en la próstata como aumento
de tamaño, de peso y el estroma se hizo más pequeño.
Otro modelo aplicado consistió en administrar gradualmente
cada 12 horas prolactina a animales sexualmente expertos. Cada tres,
seis, 12 y 15 días fueron sacrificando animales, para encontrar
que a partir de nueve días de pequeñas dosis presentaron
los mismos efectos antes señalados en la próstata.
Al cuestionarle qué es lo que falta para asegurar que la prolactina
causa cáncer de próstata, la académica dijo que
falta analizar los cambios que provocan los incrementos hormonales,
las implicaciones de la proliferación celular, los segundos
mensajeros involucrados para promover el cambio, y saber cuáles
son los genes que se activan con el incremento de la prolactina.
Aclaró que no es pionera en el estudio de la hormona en el
cáncer de próstata, pues anteriormente otros científicos
viraron su mirada a este campo. A diferencia de los demás,
la universitaria ha manejado dosis más bajas y graduales. Todo
esto con el fin de bajar los casos de varones con el padecimiento.
Finalmente, la integrante del Instituto de Neuroetología recomendó
que a partir de los 40 años es necesario que los hombres se
sometan a un análisis de sangre para medir los niveles de antígeno
específico. De obtener cantidades superiores a las normales,
es preciso que les realicen un ultrasonido (en vez del tacto rectal)
y, con base en los resultados, posteriormente podrían someterse
a una biopsia para afirmar o descartar cualquier caso de cáncer
de próstata. |
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