Año 6 • No. 210 • febrero 6 de 2006 Xalapa • Veracruz • México
Publicación Semanal


 Centrales

 Libros

 General

 Investigación

 
Arte

 Deportes


 Contraportada


 Números Anteriores


 Créditos

 

 

 
Además de la testosterona, según revela estudio de la UV
Prolactina, posible causa
del cáncer de próstata
Alma Espinosa
En Veracruz, el cáncer de próstata ocupa el segundo lugar, luego del pulmonar
Durante años, numerosas investigaciones han revelado que la principal hormona causante del cáncer de próstata es la testosterona; sin embargo, María Elena Hernández Aguilar, del Instituto de Neuroetología de la Universidad Veracruzana (UV) ha liderado estudios que revelan la probable injerencia de la hormona prolactina en el desarrollo de este mal.

En Veracruz, el cáncer de próstata ocupa el segundo lugar de este tipo de padecimientos, luego del cáncer de pulmón, por lo que las investigaciones de un equipo multidisciplinario brindarán una fuente invaluable de información para la prevención y tratamiento de este mal que ataca principalmente a varones mayores de 40 años, aunque la tendencia muestra que aparece en edades más tempranas, tal y como sucede con el cáncer de mama, aseguró María Helena Hernández.

María Elena Hernández, del Instituto de Neuroetología, recomendó a varones realizarse un examen de sangre y un ultrasonido para descartar la posibilidad de tener cáncer prostático.

En entrevista, la investigadora explicó que junto con una decena de estudiantes de las carreras de Biología, Químico Farmacobiólogo y Nutrición, así como de dos académicos, ha desarrollado estudios para conocer los efectos de la secreción de la prolactina, producida en la hipófisis.

Entre mayor secreción exista, dijo, más probabilidad que afecte a la próstata; de ahí que sea tan importante que los varones eviten estimular esta secreción al procurar una buena alimentación y que no se encuentren sometidos a niveles altos de estrés. Un detalle importante, y que está en su lista de investigaciones posteriores, es la de determinar si efectivamente el tomate, por contener licopeno contribuye a prevenir el cáncer, como lo han mencionado algunas personas.

Según la doctora en Ciencias Fisiológicas por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la prolactina posee como principal característica inhibir su propia secreción y sólo mediante estímulos específicos y de otra hormona se libera, además de que tiene alrededor de 200 funciones, entre las que se encuentra la promoción de la proliferación celular.

Para explicar lo anterior, la investigadora explicó que el nombre prolactina se refiere a la primera función que se le adjudicó: promover la síntesis de leche en la glándula mamaria, así como el crecimiento de ésta. Al conocer la importancia de la hormona en la mujer, se enfocó a su efecto en el aparato reproductor masculino, específicamente la próstata.

De acuerdo con la egresada de la UV, el primer estudio que emprendieron consistió en trasplantar, en animales de laboratorio, la glándula de la hipófisis a la cápsula renal para observar cómo se desataron los niveles de prolactina y su efecto. Un segundo estudio incluyó el retiro de dopamina durante 15 días y se encontró que los animales presentaron cambios en la próstata como aumento de tamaño, de peso y el estroma se hizo más pequeño.

Otro modelo aplicado consistió en administrar gradualmente cada 12 horas prolactina a animales sexualmente expertos. Cada tres, seis, 12 y 15 días fueron sacrificando animales, para encontrar que a partir de nueve días de pequeñas dosis presentaron los mismos efectos antes señalados en la próstata.

Al cuestionarle qué es lo que falta para asegurar que la prolactina causa cáncer de próstata, la académica dijo que falta analizar los cambios que provocan los incrementos hormonales, las implicaciones de la proliferación celular, los segundos mensajeros involucrados para promover el cambio, y saber cuáles son los genes que se activan con el incremento de la prolactina.

Aclaró que no es pionera en el estudio de la hormona en el cáncer de próstata, pues anteriormente otros científicos viraron su mirada a este campo. A diferencia de los demás, la universitaria ha manejado dosis más bajas y graduales. Todo esto con el fin de bajar los casos de varones con el padecimiento.

Finalmente, la integrante del Instituto de Neuroetología recomendó que a partir de los 40 años es necesario que los hombres se sometan a un análisis de sangre para medir los niveles de antígeno específico. De obtener cantidades superiores a las normales, es preciso que les realicen un ultrasonido (en vez del tacto rectal) y, con base en los resultados, posteriormente podrían someterse a una biopsia para afirmar o descartar cualquier caso de cáncer de próstata.