Año 6 • No. 211 • febrero 13 de 2006

Xalapa • Veracruz • México
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La UV, sus libros y sus autores
Discanto, una polifonía bien afinada de investigación musical
Germán Martínez Aceves
Las aulas universitarias generan un sinfín de análisis, reflexiones y conocimientos pero encuentran su mejor cauce cuando se difunde hacia la sociedad. Es el caso afortunado de la aparición de Discanto. Ensayos de investigación musical, Tomo I, publicación editada por Luisa Vilar-Payá y Ricardo Miranda que nace a partir del Seminario de Música Mexicana que forma parte de la maestría en Musicología de la Universidad Veracruzana.
En el siglo XII se conocía como discantus al equivalente latino de diaphonia para referirse a cantar a varias voces (o una polifonía). Es justo lo que nos encontramos en esta nueva publicación de la UV, una exposición de diversos pensamientos, palabras y voces, para adentrarse a un campo poco explorado en nuestro país: la investigación sobre la música y sus múltiples protagonistas como intérpretes, compositores, estudiantes y musicólogos.

En junio de 2003 se realizó en el marco de la Feria Internacional del Libro Universitario el coloquio Investigación musical en México. Ahí tomaron parte una veintena de investigadores sobre la música que originó un segundo coloquio realizado en el 2004. En ese par de encuentros se reunió un buen número de trabajos y se decidió hacer una publicación para “aportar una visión renovada respecto a la investigación musical e incidir mediante la crítica en el mejoramiento del medio profesional”.

En uno de los ensayos que forman esta publicación, escrito por Yael Bitrán, cita a Gerónimo Baqueiro Fóster, el notable campechano precursor de la investigación sobre música que de alguna manera da pauta al camino de Discanto: “Si musicología es la ciencia de la música, que abarca su teoría y su historia, el musicógrafo es cosa distinta del musicólogo. Un musicógrafo, bien puede ser cualquier persona que escriba acerca de la música. Cualquier cronista, aun ignorante por completo de la teoría y de la técnica de este arte, puede ser considerado como un musicógrafo. También hay que tomar en cuenta que un crítico musical bien puede ser una persona ajena a la musicología. Un crítico, con saber bien la Historia de la música, la técnica y la estética, se defenderá bien, sin duda. Un musicólogo no. Necesita mucho más que eso”.

El tomo I de Discanto está formado por cuatro capítulos que contienen 14 ensayos y están agrupados de la siguiente manera.

El capítulo I se llama “Crítica y sociedad”, que nos marca los derroteros por los cuales camina estas investigaciones musicológicas y contiene los ensayos “Música y alteridad: una reconsideración de la ‘diáspora’ africana en las músicas tradicionales sudamericanas’” de Gerard Béhague, quien falleciera recientemente y a quien está dedicado este primer número; y “Musicógrafos y musicólogos” de Yael Bitrán.

El capítulo II se centra en “La música en la época colonial”, un agradable rescate de la música de ese periodo que evidentemente no se encuentra grabada pero que se puede recuperar a partir de trabajos como “El repertorio para el recibimiento del virrey don Diego Fernández de Córdova en el Cancionero musical de Gaspar Fernandes” realizado por Aurelio Tello; “Los maitines a Nuestra Señora María de Guadalupe de Francisco Delgado: datos en torno a su interpretación” escrito por Fernando Serrano Arias y; “Las sonatas del Quaderno Mayner: música de finales del periodo colonial”, de Jesús Herrera.

El capítulo III trata de «La música mexicana en el siglo XIX» e incluye los ensayos “La vida musical en el México del siglo XIX vista por los músicos extranjeros” de John Kegel; “Antonio de María y Campos (1836-1903), un compositor veracruzano de zarzuelas” un descubrimiento sistematizado hecho por Áurea Maya; “La zarzuela y otros juguetes musicales para escena en Yucatán (1850-1940)” de Mario Quijano Axle y; “Romanticismo musical en México: imitación o asimilación” de Miriam Vázquez Montano.

El último capítulo contiene cinco ensayos sobre “La música mexicana en el siglo XX” y ellos son: “Aproximación analítica al allegro moderato de la Sonata para guitarra y clavecín (1926) de Manuel M. Ponce” escrito por Alejandro Barceló Rodríguez; “Versitos alegres, tonada elegante, aspectos históricos y escénicos de El renacuajo paseador de Silvestre Revueltas” de Eduardo Contreras Soto; “Del festín al alboroto: forma y narrativa en El renacuajo paseador de Silvestre Revueltas” analizado por Ricardo Miranda; “Silvestre Revueltas y el panfleto: una relación difícil” de Roberto Kolb y; “La originalidad, la música heterogénea y la recepción de Silvestre Revueltas a partir de Otto Mayer-Serra” de Luisa Vilar-Payá.

Discanto, ensayos de investigación musical, tomo I, tiene 218 páginas y se editó en el 2005. Se puede adquirir en el Servicio Bibliográfico Universitario, en sus dos direcciones, Hidalgo 9 o Xalapeños Ilustres 37; en las USB que se encuentran en el estado o en la Dirección General Editorial, Juan de la Barrera 209. Comentarios a esta reseña favor de enviar a gemartinez@uv.mx.