Año 6 • No. 212  • Febrero 20 de 2006 Xalapa • Veracruz • México
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Gina Sotelo
Irá también al encuentro de las cinco regiones de la UV
Vientos de cambio se respiran en la Compañía Titular de Teatro de la Universidad Veracruzana (Orteuv), que desde su fundación, hace 53 años, a la fecha ha sufrido y gozado los cambios naturales de una empresa de tales dimensiones, ha tenido períodos de franca gloria que situaron al teatro universitario como referencia nacional y otros menos brillantes pero igualmente enriquecedores.

La siguiente es una charla con el codirector de la Orteuv, Boris Schoeman, quien comparte el timón junto con Alberto Lomnitz y un equipo nutrido de entusiastas actores, directores, guionistas, tramoyistas y demás, que se han fijado la meta de reposicionar a la compañía como una de las más importantes y productivas no sólo del país, sino del continente.

Habla también Jorge Castillo, viejo lobo de mar en el mundo del teatro, quien ha sido testigo y parte de estas etapas de la entrañable y siempre noble Orteuv.
Sorpresas para 2006...
“Hay un renovado interés por nuestra parte y por parte de las autoridades de la UV por redimir este proyecto tan importante para Veracruz y el país, ya que la Compañía ha sido desde siempre uno de los representantes más importantes del Teatro en México y América Latina”, consideró Boris Schoeman.

El planteamiento es un proyecto que sentará las bases para recuperar el público de Xalapa gracias a grandes producciones. El plan de trabajo incluye tres puestas en escena este año. La primera es el montaje de una obra del repertorio clásico contemporáneo del Siglo XX. En este caso se trata de El Rinoceronte, de Eugene Ionesco a finales de abril.

“ Es una obra que nos parece muy interesante montar en un año electoral y si es clásica es porque podemos reconocernos en muchas cosas que están sucediendo. La idea de desempolvar esta obra es porque la historia puede ocurrir en cualquier lado de México o del mundo, porque desgraciadamente se repite y volvemos a caer en los mismos errores”, dijo Schoeman y añadió que por eso el teatro es tan importante para la memoria, para recordar las guerras en las que nos hemos metido y salido.

El segundo proyecto estará dedicado al público infantil. Para esta aventura se invitó a dos grandes teatristas de México como Perla Schumacher, quien va a escribir una obra para la compañía y a Elidé Soberanis, quien la va a dirigir.

La tercera puesta en escena será una creación colectiva que nació tras el taller de escritura que impartió a la compañía, el reconocido dramaturgo Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio, conocido como “Legom”.

Schoeman dijo que buscarán este año llevar a la compañía a foros nacionales e internacionales además de acercar el teatro a las diferentes regiones de la UV: “No nada más Xalapa debe tener cultura, todo el estado debe tener acceso al teatro”.

Buena noticia para los que gustan de ver a la Orteuv en el teatro La Caja es que por fin se está renovando la gradería: “Tenemos que tratarnos bien a nosotros mismos y tener un espacio cada vez más agradable donde estar trabajando para que nuestro público esté a gusto”.
Los siempre brillantes momentos de la Orteuv
Hay que desarrollar el sentido del aprecio:
Jorge Castillo
Jorge Castillo, director y actor con 30 años al servicio de la Orteuv y toda la vida como admirador del teatro, piensa que la compañía ha tenido siempre momentos muy brillantes: “El teatro es como una rueda de la fortuna que sube y baja, de repente ha habido personas que no han sabido cómo hacer una correcta divulgación de la cultura, pero el hecho de tener un fracaso es un logro, porque aprendes como ser humano con cada acto de tu vida”.

Dice sobre el caso de la compañía que los teatreros y el público están acostumbrados al buen teatro de Xalapa, pero siempre se ponen nostálgicos soñando con un pasado mejor: “Estamos acostumbrados a no reconocer el aquí y el ahora de la actividad. Somos una compañía muy inquieta con muchas herramientas para desarrollar una buena actividad teatral”.
Para Castillo la nostalgia es parte del comportamiento del ser humano, y a las personas que sufren porque no han vuelto a ver la compañía de hace 50 años les dice: “¡Pues no la van a volver a ver! Van a ver la compañía que va siendo cada momento. En Xalapa, como nos vemos todos en el café, a cada hora, ya tenemos el filtro de la cotidianidad y difícilmente reconocemos nuestros logros. Tenemos ese velo que nos podría jalar a la nostalgia y el cual hace que no percibamos a todas las personas que están y han estado aquí”.
50 años de buen teatro...
Cuando en 2003 la Orteuv celebró su 50 aniversario, Francisco Beverido Duhalt mencionó que la compañía había establecido (en principio, a nivel local) una tradición importante. Gracias a ello se estableció en varios momentos de su historia, en un parámetro para otras instituciones semejantes, gracias a sus aciertos y a pesar de sus errores.

Mencionó entonces un par de nombres correspondientes a dos momentos importantes: el apoyo decidido de Ezequiel Coutiño (rector, entonces, de la UV) y el entusiasmo de Dagoberto Guillaumin, que le dieron nacimiento en 1953, y el apoyo determinado de Roberto Bravo Garzón (rector de la Universidad entre 1979 y 1985), que revitalizó no sólo a la actividad teatral sino a la cultural en general durante su gestión, lo que permitió que ésta alcanzara una proyección internacional.
Durante su rectorado se consolida la Compañía Titular, se adquiere el Teatro Milán de la Ciudad de México como un espacio para la presentación de los diferentes grupos artísticos de la Universidad y se crea la Compañía del Teatro Milán como grupo sede, se crean el Foro Teatral Veracruzano, la Infantería Teatral y los Talleres Libres de Actuación –primero en Xalapa y después en Veracruz– y la Facultad de Teatro.

Beverido Duhalt opina que esta larga trayectoria y tradición, ha sido la suma de muchos esfuerzos y subraya la presencia, en la dirección artística de la compañía, de Marco Antonio Montero, Manuel Montoro, Raúl Zermeño, Marta Luna, Mercedes de la Cruz, Enrique Pineda, el propio Beverido y Juana María Garza.

“Esta labor, en ocasiones ha permitido también acoger la participación temporal o esporádica de otras personas que se nos han unido en algún tramo del camino: Julio Castillo, Germán Castillo, Ignacio Sotelo, Carlos Converso, Ludwik Margules, entre otros”.

Echa un vistazo a algunos títulos de las obras presentadas que, por una razón u otra, se han constituido en hitos para el teatro mexicano: Moctezuma II, de Sergio Magaña (estreno mundial en 1953); La danza que sueña la tortuga y Felicidad, de Emilio Carballido y dirección de Dagoberto Guillaumín; Frontera junto al mar, de José Mancisidor; Hamlet y Macbeth, de William Shakespeare; Panorama desde el puente, de Arthur Miller, dirección de Marco Antonio Montero; Mariana Pineda, de Federico García Lorca; El triciclo, de Fernando Arrabal y dirección de Manuel Montoro; Las brujas de salem, de Arthur Millar y dirección de Raúl Zermeño; Atlántida, de Óscar Villegas (estreno mundial); Otelo, de William Shakespeare.

Rashomon, de Ryonosuke Akutagawa y dirección de Martha Luna; En los bajos fondos, de Gorky, dirección de Julio Castillo; Cúcara y Mácara, de Óscar Liera, Máscara vs. Cabellera y ¡Cierren las puertas!, de Víctor Hugo Rascón Banda (estrenos mundiales) y dirección de Enrique Pineda; Más Emigrados, de Slawomir Mrozek; Medea, de Eurípides; Sacco y Vanzetti, de Vicenzoni, y Los acreedores, de Strindberg, dirección de Manuel Montoro con la compañía del Teatro Milán.

Así como Cantata a Electra, de Mercedes de la Cruz, bajo su dirección; Marat/Sade, de Peter Weiss, dirección de Marta Luna; Un maldito domingo, de Osvaldo Dragún, dirección de Jorge Castillo con los Talleres Libres de Actuación. Sin olvidar ¿Alguien dijo Dragón?, de Carlos Lyra, dirección de Jorge Castillo y La virgen loca, de Hosmé Israel, dirección de Enrique Pineda, la obra de más larga presencia en el repertorio universitario, que ya ha rebasado las mil representaciones.

El director y actor mencionó un par de nombres más, cuya participación ha sido decisiva en toda esta trayectoria: Guillermo Barclay y Ernesto Bautista, uno y otro escenógrafos y ambos orgullosamente veracruzanos. Entre los actores se cuenta a personalidades como Stella Inda, Raúl Quijada, Ana Ofelia Murguía, María Rojo, Claudio Obregón, Mabel Martín, Virginia Manzano, Angelina Peláez, y muchos más, debe destacarse a Manuel Fierro y Guadalupe Balderas.

Tras este panorama no queda más que reflexionar que el teatro universitario debe sentirse orgulloso de su trayectoria, tiene razones de sobra para celebrar la vida del hombre en las tablas. ¡Enhorabuena para estos primeros 50 años y vengan muchos más!