Reducir
la concentración de partículas suspendidas y la cantidad
de ozono en el aire de la Ciudad de México tendría un
valor-beneficio de alrededor de dos mil 200 millones de dólares
por año, según estudios realizados y publicados por
el científico mexicano Mario Molina, premio Nobel de Ciencias,
aseguró Gerardo Mejía, durante la videoconferencia “Contaminación
atmosférica en la Ciudad de México”, transmitida
a Xalapa por el Centro de Ciencias de la
Tierra de la Universidad Veracruzana (UV). |
“Esta
cantidad corresponde a gastos médicos, medicinas y otros servicios
en los que invierte la gente –por lo menos en parte– a
consecuencia de la contaminación, además de englobar
el valor de bienes de consumo y servicios a los que la gente renunciaría
voluntariamente para reducir los riegos por contaminación del
aire”, dijo Mejía Velásquez y advirtió
que los valores son estimados y pueden variar.
El experto aseguró que actualmente los automóviles cuentan
con mejores tecnologías para reducir la cantidad de contaminantes,
pero la gran cantidad de vehículos prácticamente anula
estos avances.
“En la Ciudad de México, la tendencia de la flota vehicular
es a la alza, se espera que para el año 2020 sean alrededor
de seis millones, en comparación con los cuatro y medio millones
que hay actualmente. Hay mejoras en la tecnología, pero la
flota va aumentando, entonces la ganancia en calidad de aire se espera
que se pierda por el incremento en la cantidad de autos”, señaló.
Para tratar de controlar este problema, se han implementado muchas
medidas, desde el Programa “Hoy no circula”, la verificación
vehicular, el uso de convertidores catalíticos, mejores gasolinas,
combustibles alternos, vehículos híbridos; sin embargo,
Mejía Velásquez advirtió que es necesaria la
implementación de sistemas de transporte eficientes, ya que
si se dan buenas opciones, puede ser una alternativa interesante para
reducir el número de autos. Prevención
y control
Mejía Velásquez, quien es responsable del Laboratorio
de Modelación Ambiental del Instituto Tecnológico
de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), aseguró que
las dos acciones fundamentales para combatir la contaminación
son la prevención y el control.
“En las ciudades que están creciendo hay que tener
una planeación adecuada, integrar los planes económicos,
urbanos y ambientales. Si va a ampliar una ciudad se debe preguntar
qué impactos urbanos y ecológicos tendría esa
ampliación, de este tipo de acciones se pueden tener resultados
en el corto plazo; en el caso de las grandes ciudades el control
es difícil de lograr, lleva tiempo y consume muchos recursos.
En la Ciudad de México se tienen 20 años trabajando
con políticas públicas para reducir la contaminación
y apenas se van notando algunas mejorías”, aseguró.
Para combatir la contaminación hay que buscar entender los
problemas específicos: se necesita información sobre
cuál es la causa de estos problemas, hay que dar seguimiento
a las políticas públicas y exigir resultados, apoyar
programas de control de la contaminación.
“Mucha gente dice: ‘pagar la verificación vehicular
es un mal necesario’; pero yo digo: ‘comprar medicinas
no es un mal’, este programa es una forma de reducir el problema
que ya tenemos”, señaló.
Gerardo Mejía es Ingeniero Químico por la Universidad
Autónoma de San Luis Potosí; maestro en Ingeniería,
con especialidad en Sistemas de Proceso por el ITESM; doctor en
Filosofía del Departamento de Ingeniería Química
de la Universidad de Texas A&M; ha sido profesor de la UASLP
y del ITESM, campus San Luis Potosí, profesor visitante en
el Instituto Tecnológico de Massachusetts y profesor invitado
en el programa en Energía y Medio Ambiente en Quito, Ecuador. |