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Juan
Carlos Plata (fotos: César Pisil) |
Es
el 23 de diciembre de 1860. Benito Juárez García,
presidente de México –por lo menos para los partidarios
del Partido Liberal–, disfruta de una función de teatro
en el Teatro Principal de la ciudad de Veracruz cuando un mensajero
le trae la noticia de que el general en jefe del Ejército
Liberal, Jesús González Ortega, había derrotado
el día anterior a las fuerzas conservadoras comandadas por
Joaquín Miramón en la batalla de San Miguel Calpulalpan,
con lo que llegaba a su fin la Guerra de Reforma y Juárez
podría regresar triunfante a la Ciudad de México.
Impulsor, junto con todo el grupo de políticos liberales
del siglo XIX, de las reformas que incorporaron a la legislación
nacional las nociones de igualdad y de derechos llamados de primera
generación, y también el arquetípico defensor
de la soberanía y restaurador de la República luego
de la aventura monárquica de Maximiliano, Benito Juárez
García es el héroe nacional menos cuestionado en la
actualidad; sin embargo, ya se dejan escuchar voces que piden una
nueva mirada para el oaxaqueño, no para denostarlo, sino
para incluir en la historia al estadista y al hombre, y no sólo
a las estatuas erigidas en su honor. |
Libertades
e igualdad, legado juarista |
Para
la historiadora de la Universidad Veracruzana (UV) Carmen Blázquez
Domínguez, hablar de la etapa reformista, de los liberales
de la mitad del siglo XIX, “es hablar de cosas que nosotros
damos por sentadas hoy, cosas que son cotidianas para nosotros, sin
que reflexionemos mucho sobre su origen o cómo se consiguieron;
por ejemplo, la libertad de expresión, la igualdad ante la
ley, la educación laica, el voto directo, el derecho a la libertad
religiosa, la protección a la propiedad, entre otras cosas,
que son cosas que surgieron con el proceso que impulsaron estos hombres,
entre ellos Benito Juárez como presidente de la República”.
Blázquez Domínguez, investigadora del Instituto de Investigaciones
Histórico Sociales (IIH-S) de la UV y directora del Centro
de Investigaciones y Estudios en Antropología Social (CIESAS-Golfo),
dijo que hay una gran similitud entre el periodo que ellos vivieron,
las estrategias que utilizaron, las expectativas y los proyectos que
tenía, con lo que vivimos hoy en día.
“La tendencia a la globalización y la apertura al mercado
exterior fue una de las grandes expectativas y metas de los liberales
a lo largo del siglo XIX que se cristaliza durante el Porfiriato con
la atracción de capitales extranjeros –siempre y cuando
se respetara el estado de Derecho– y la insistencia en la creación
de desarrollo tecnológico; quizá con un tiempo diferente
y con palabras distintas, pero las expectativas actuales son muy similares”,
afirmó.
Por su parte, el ex rector de la UV, Emilio Gidi Villarreal señaló
que se debe reconocer que a partir del liberalismo surgen en México
los principios de libertad civil, política, ciudadana. “De
hecho el liberalismo logra vencer a la fase previa, que era el absolutismo
y el poder despótico, en su luchar por preservar los derechos
fundamentales de los individuos (civiles y políticos) y las
libertades básicas, eso se lo tenemos que reconocer al liberalismo
indudablemente”.
Sin embargo, Gidi Villarreal aseguró que la constitución
de 1857, impulsada por Juárez y los liberales, al ignorar las
diferencias las agrandó, desapareció formalmente las
desigualdades y, para efectos del multiculturalismo, desapareció
a los indios.
“El fenómeno liberal quedó, de alguna manera,
superado por el proceso revolucionario: en aquél tenemos muy
clara la libertad, la igualdad de todos entre sí, la igualdad
de todos frente al estado, lo cual es una afirmación sin fundamento.
En realidad, todos somos potencialmente distintos y al final de cuentas
estamos colocados entre nosotros en condiciones distintas, de carácter
sobre todo social y económico, y también en posiciones
distintas frente al estado”, añadió.
Erika Pani, investigadora del Centro de Investigación y Documentación
Educativa (CIDE), aseguró que la figura de Juárez, como
símbolo de esa generación de liberales mexicanos, inmediatamente
después de su muerte fue entronizado como héroe nacional
y no se volvió a tocar en sentido negativo. “Esa etapa
de nuestra historia está muy poco tocada; no se trata de derribar
ídolos, pero sí de aterrizar un poco”, aseguró. |
Antes
revolucionario, hoy totalmente juarista |
El
bicentenario del natalicio de Benito Juárez corresponde con
año electoral en el país y los distintos proyectos de
nación que se presentan a los electores se anuncian a sí
mismos como juaristas o como los verdaderos herederos de la tradición
cívica de Benito Juárez.
Emilio Gidi Villarreal aseguró que esto puede ser parte de
la moda política actual: “Así como hace algunos
años todos nos asumíamos como revolucionarios, ahora
la figura de Juárez nos da un estatus de aparente ventaja respecto
de los oponentes, pues su investidura nunca ha sido tocada desde el
punto de vista negativo. Alinearse con el juarismo es hacerlo con
una figura de relevancia que, por lo tanto, puede producir ventajas
al que se ostenta como tal”.
El ex rector de la UV afirmó que afectivamente Juárez
logra liberar al país de una dominación extranjera y
tiene aspectos que son loables, como su actitud cívica, su
honestidad personal, su dedicación y respeto a las instituciones.
Para Erika Pani este fenómeno de adjudicación de la
herencia juarista en la política nacional contemporánea
nos habla, sobre todo, de la enorme legitimidad que tiene Juárez
por un lado, y por otro, que la revolución, a pesar de seguir
siendo el elemento histórico más importante en las organizaciones
políticas nacionales, ha dejado de ser el referente del deber
ser.
“Sin duda alguna, Juárez es lo que quiere ser quien habla
de Juárez y por eso vemos ahora que Madrazo es juarista y López
Obrador también, aunque el perredista desde antes del proceso
electoral de este año se había asumido como tal”,
explicó.
Carmen Blázquez aseguró que los diferentes partidos
políticos están postulando proyectos y quieren legitimarlos
a través de la figura de Benito Juárez, haciendo ver
que hay una trayectoria histórica, y por eso vemos que hay
diferentes maneras de utilizar la figura de Juárez, dependiendo
del proyecto que se está ofreciendo. |
La
estancia en Veracruz durante la guerra de los tres años |
En
Veracruz, la Reforma fue una etapa de inestabilidad política,
crisis económica e inseguridad, en especial para el Puerto
y la región central de la entidad, porque es ahí donde
se dan los movimientos más importantes:
se da una especie de frente de guerra que se mueve entre el litoral
–con Veracruz a la cabeza– y los dos caminos hacia la
capital –Xalapa y la zona de Córdoba y Orizaba.
Ante la declaración de Tacubaya de Félix Zuloaga y el
golpe de estado de Ignacio Comonfort en contra de Juan Álvarez,
el gobernador del estado, Manuel Gutiérrez Zamora, se pronuncia
a favor de Comonfort y el desconocimiento de la constitución
de 1857, pero unos días después los diputados federales
veracruzanos –entre ellos Ignacio de la Llave y José
María Mata– ejercieron su influencia y el resultado fue
que Veracruz desconoció el Plan de Tacubaya y volvió
al orden constitucional, lo que implicó respaldar al gobierno
liberal encabezado por Benito Juárez.
La presencia del gobierno liberal en Veracruz imprimió, en
el caso de la ciudad, un nuevo aspecto por la importancia política
que adquiere y porque la hizo el objetivo de los conservadores. Durante
la estancia del gobierno liberal en Veracruz, hubo dos sitios de las
fuerzas conservadoras sobre la plaza –el primero entre febrero
y abril de 1859, que dura 14 días y el segundo, entre febrero
y abril de 1860. Entre un sitio y otro, va a tener lugar la expedición
de las Leyes de Reforma. |
De
San Pablo Guelatao a Palacio Nacional |
De
auténtica estirpe zapoteca, Benito Juárez García
nació el 21 de marzo de 1806 en San Pablo Guelatao, Oaxaca,
hijo de Marcelino Juárez y Brígida García. Luego
de una azarosa formación educativa y política, Juárez
ocupó su primer cargo público en 1831, como regidor
del Ayuntamiento de Oaxaca; en 1833 fue diputado local y, de 1834
a 1845, magistrado del Tribunal Superior de Justicia de Oaxaca; entre
1846 y 1847 fue diputado federal; de octubre de 1847 a agosto de 1849
ocupó interinamente la gubernatura de Oaxaca y luego fue electo
constitucionalmente para el mismo cargo. Al concluir su gestión,
fue rector del Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca. |
Recinto de la Reforma, en Veracruz,
donde se firmaron las Leyes de Reforma. |
Opositor
al régimen de Antonio López de Santa Anna, en 1853 fue
hecho prisionero y expulsado del país. Su retorno al país
ocurrió después del triunfo de la Revolución
de Ayutla sobre la dictadura de Santa Anna.
Entre octubre y diciembre de 1855, bajo la presidencia del liberal
Juan Álvarez, se hizo cargo del ministerio de Justicia e Instrucción
Pública. El 23 de noviembre de ese mismo año, suprimió
los fueros religiosos y militares, lo que ocasionó el descontento
de muchos sectores sociales y la precipitada renuncia de Juan Álvarez
a la presidencia, quedando en su lugar Ignacio Comonfort. |
Juárez se integró al nuevo gabinete como secretario
de Gobernación el 3 de noviembre de 1857. En los comicios siguientes,
Comonfort fue electo presidente y Juárez fue nombrado presidente
de la Suprema Corte de Justicia de la nación.
El 17 de diciembre de 1857, Félix Zuloaga se sublevó
y causó la disolución del Ayuntamiento de la Ciudad
de México, algunos ministros federales renunciaron y otros
fueron encarcelados, entre ellos Benito Juárez. El 11 de enero
de 1858, Comonfort fue desconocido como presidente y Juárez,
que fue puesto en libertad, asumió por ministerio de ley la
presidencia del país.
El 17 de julio de 1861, Juárez decretó la suspensión,
por dos años, del pago de la deuda externa, lo que ocasionó
que las fuerzas de Francia iniciaran la invasión a principios
de abril de 1862.
La República y su soberanía fueron nuevamente amenazadas
en 1863, cuando los franceses ocuparon el país por segunda
ocasión. Juárez trasladó su gobierno a San Luis
Potosí, donde permaneció hasta el 22 de diciembre, mientras
los conservadores lograban su propósito de imponer una monarquía
extranjera, con Maximiliano de Habsburgo.
Finalmente, las fuerzas de la República derrotaron a las imperialistas,
y Juárez regresa a la capital el 15 de julio de 1867. Benito
Juárez fue reelegido en dos ocasiones como Presidente de México,
en 1867 y en 1871. El 18 de julio de 1872, Juárez murió
en su alcoba de Palacio Nacional a consecuencia de una angina de pecho.
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